No podemos resolver un problema en el mismo nivel en que fue creado. Debemos llegar al siguiente nivel para solucionarlo.
Mi abuela me decía: - Mira hijo, respeta como piensan los demás, no te olvides que cada cabeza es un mundo. Y cada quien piensa de acuerdo a su sombrero.
Y en verdad esa era una invitación a pensar con creatividad, sobre todo para mí, que en ese momento era un niño de ocho años.
Como si fuéramos más creativos simplemente por usar un sombrero.
Pero permítame contarle que Edward de Bono y otros investigadores han convertido lo increíble en realidad por medio de un sistema que ellos llaman "sombreros para pensar", con él reenfocan el pensamiento de la gente y la animan a que considere los problemas, asuntos o ideas en forma más amplia.
Los participantes se ponen distintos sombreros imaginarios o reales, que representan una perspectiva distinta del problema. El sombrero que se usa en cada momento determina la forma en que se discute o analiza el problema.
Los colores de los sombreros que sugiere Bono son el blanco para estudiar los hechos, cifras, e información objetiva, amarillo para ver los aspectos positivos del tema abordado; el sombrero negro para analizar los aspectos negativos, el verde, para las ideas novedosas y creativas; el rojo, para el aspecto emocional o sentimental, y el azul para controlar a los demás sombreros y todo el proceso. Algunos facilitadores utilizan los sombreros que más convengan al problema o agregan perspectivas adicionales.
El propósito de esta estrategia es analizar la cuestión desde distintos ángulos, lo cual facilita en gran manera su comprensión. En esencia es un juego que formaliza lo que sucede en el mundo real, en que la gente percibe las cosas en forma distinta. Pero el método organiza esas experiencias de tal modo que permite que cada una sea escuchada, analizada y combinada con otras con un riesgo mínimo.
Le invito a que nos pongamos el sombrero más apropiado que nos ayude a pensar!
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