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Varias propuestas

OPINIÓN

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Adela Celorio

La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor sino de lo que pasa dentro de nosotros mismos.

Propongo que en estos nostálgicos días de otoño propicios para el recogimiento, al abrigo y la tibieza del hogar y con una taza de chocolate caliente entre las manos, repensemos el año que ha tomado ya la recta final. Atravesamos, es cierto, una larga noche de miedo lento, sordo, agazapado entre las horas. Miedo a unos neodelincuentes de crueldad inusitada. Luto por tantas vidas cegadas en una ola de violencia que rebasa con mucho nuestra comprensión.

Los tiempos son de confusión: políticos que mienten y roban, policías que secuestran y matan, sacerdotes ricachones y fiesteros o lo que es peor, pederastas. Militares asociados con el narco; y para que ningún motivo de agobio nos falte, un sistema económico que naufraga.

Con toda referencia perdida, no va quedando nada en qué confiar. Basta con que un mandatario nos diga que debemos estar tranquilos, para empezar a preocuparnos. Tal parece que no hay para dónde hacernos. Los indignados del mundo -que ya vamos siendo mayoría- exigimos un nuevo orden económico sin que nadie sepa todavía en qué consiste ese nuevo orden. La noche está como para perder el sueño; pero siempre se puede pensar en jirafas. ¿Por qué en jirafas? se preguntara usted paciente lector. Pues porque las jirafas no asustan a nadie.

Es evidente que el año no ha sido benévolo, sin embargo yo estoy aquí escribiendo y usted allá leyendo; y eso merece una celebración. Anudados por las lianas de una jungla que no acertaremos nunca a comprender y que nadie puede explicarnos, no queda otra que salvarse uno a uno, pensando en jirafas o en lo que nos dé la gana.

Lo que toca es vivir. Lo que toca es ocuparnos aquí y ahora de las cosas que nos corresponden, ya que sólo de la suma del trabajo y el compromiso de cada uno de nosotros, podremos salvarnos todos. Hemos sobrevivido a un año amenazante y difícil, pero México es joven y todo está por hacerse. En nuestra mesa hay pan, los campos volvieron a dar sus frutos y hemos recogido una abundante cosecha. Las vides fueron generosas y tenemos vino.

Pese a la gran dificultad de trabajar con las letras, usted tiene en las manos el milagro cotidiano que es un periódico, y hay escritores y libros nuevos porque gracias a Dios hay lectores. Seguimos produciendo cine, teatro, música. Ya sabemos que la felicidad y la libertad absolutas son inalcanzables, pero no podemos permitir que nada ni nadie nos impidan soñar, perseguir nuestros sueños y eventualmente alcanzarlos.

Parece que la humanidad está lista para dar el salto al vacío y desde ahí reconstruir una sociedad más equitativa, sensible y acorde con el proyecto de Dios para el hombre. Con todo el dolor y las molestias que ocasiona, nos toca participar en la gestación de ese nuevo orden social; por lo que aprovecho este espacio para proponerles apuntalarlo con nuestro optimismo. Para proponerles también que al menos durante los últimos días que nos quedan del 2011, olvidemos las malas noticias que destruyen el ánimo, porque un ánimo destruido sólo genera malas noticias.

Una campaña de buena voluntad y buen decir para las fiestas que se aproximan, no nos caería nada mal. Finalmente propongo que nos unamos a nuestros vecinos estadounidenses para celebrar el Día de Gracias en que sin importar la religión ni la raza, la sociedad se une para agradecer y alabar al Creador de todo lo bueno por los dones recibidos durante el año. Quienes no acepten la propuesta, por mi pueden seguir amargados y maldiciendo; al fin que para eso vivimos en una democracia.

Correo-e: adelace2@prodigy.net.mx

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