Venden menos. Los vendedores ambulantes que venden comida sana, salen perdiendo en ganancias. EL SIGLO DE TORREÓN / CLAUDIA LANDEROS
El problema de salud pública que representa la obesidad, podría comenzar a disminuir si se decide hacer un cambio en la forma en que la gente se alimenta, pero lamentablemente, los niños desde muy pequeños deciden el camino de la comida chatarra y no lo nutritivo de una fruta.
Es la opinión de Juan Manuel Yáñez, quien desde hace varios años es un vendedor ambulante, que decidió salir a vender vasos con fruta por iniciativa propia y para ofrecer a la gente en las calles algo más saludable que frituras, dulces u otros alimentos altos en contenido calórico.
Sin embargo, no ha sido la solución a sus problemas económicos, ya que la venta le resulta muy baja, sobre todo porque asegura que es más atractivo para los transeúntes comer papas fritas, o tacos y tomarse un refresco que comer un vaso con sandía piña, jícamas o pepinos.
Asegura que en las escuelas aunque se lleguen a establecer, ahora con las nuevas disposiciones, no les resulta un buen negocio, porque quienes sí les ofrecen la "chatarra" son quienes resultan con verdaderas ganancias.
Juan Manuel asegura que se ha podido dar cuenta de cómo los padres de familia son los que influyen en este tipo de hábitos, ya que ellos mismos también consumen junto a ellos estos alimentos y se los compran en lugar de la fruta.