Con especial saludo para mi amiga Héctor y Ofelia Matuk. En esta patria nuestra llena de un rico caleidoscopio de cultura, tradiciones y arrojos, son cientos los lugares en donde se respiran acciones de heroísmo; especialmente, hay un espacio situado a la margen derecha del río Bravo llamado Nuevo Laredo -nombre heredado del antiguo San Agustín de Laredo- en donde se transpira, se siente, se vibra, se goza, se trabaja, se lucha y se crece con el espíritu de mexicanidad con el que sus habitantes laboran.
A mediados del siglo XVIII -en 1848- después de haber sido firmado el Tratado de Guadalupe-Hidalgo, que reconfiguraba nuestra frontera norte, y con ello los límites entre Estados Unidos y México, al despojarnos de una vasta área y mutilarse el territorio nacional, con un sentido profundo de nacionalidad, un grupo de patriotas mexicanos no se dejaron arrastrar por la crisis de la violenta reconfiguración de nuestra patria y declinando el ofrecimiento norteamericano de quedarse a vivir en Texas, decidieron hacer una nueva población en la margen derecha del río Bravo que llevaría el nombre de Nuevo Laredo.
Este grupo de acendrados patriotas no sólo trasladaron sus bienes físicos, en una determinación eminentemente fervorosa, también llevaron su patrimonio espiritual a territorio nacional, es decir exhumaron los restos de sus deudos para sepultarlos en suelo patrio.
Este gesto sublime de mexicanidad hace de Nuevo Laredo -que va "siempre con la patria", como reza el lema de su escudo de armas- un espacio de nación tocado por el ángel de la vida, en donde encuentra usted estimado lector, una sólida infraestructura educativa con profesionales del magisterio que desde el aula, trabajando en la alfabetización hasta la educación superior, hacen patria con su apostolado.
Aquí se goza del privilegio de tener a una de las más experimentadas periodistas de México, la señora Ninfa Deandar Martínez, que desde la trinchera del periodismo, con valentía ha hecho historia defendiendo los intereses superiores de su tierra, también se alegra del privilegio de que de aquí hayan surgido periodistas de la talla de Mauricio González de la Garza, Edmundo Lozano, Juan Pérez Ávila, Roberto Gálvez, Senén Eros; el eminente historiador Dr. Manuel Ceballos; artistas como Gilberto Puente, Sergio Peña; escritores de la talla de Federico Shafler; empresarios como la familia Longoria, Víctor Lozano, Héctor Bolaños, etc.
Tierra norteña, proveedora de esperanza, que de acuerdo a Mario Vázquez en 1787 fue el primer lugar en donde se practicó en México el beisbol y de los pocos lugares en el mundo en donde un equipo profesional "Los Tecolotes" jugaba en la liga mexicana en dos países -Nuevo Laredo, en el parque "La Junta" y Laredo, Texas en el "Veterans Field"- al mismo tiempo.
Aquí en esta frontera donde se hace patria diariamente, el trabajo, el tesón y la eficiencia de la Asociación de Agentes Aduanales y los Transportistas, apoyados en una suficiente infraestructura, han logrado que sea el puerto más importante de América, por donde cruza el comercio internacional con sus exportaciones e importaciones y en donde se capta la mayor cantidad de IVA en el país.
También aquí se goza de los ranchos cinegéticos más espectaculares con pesca de lobina, con venado cola blanca -en donde se han logrado impresionantes trofeos a nivel mundial- que además cuentan con una enorme cantidad de fauna silvestre como coyote, codorniz, paloma, jabalí, conejo, marrano alzado, sin olvidar la excepcional anfitrionía y gastronomía que los neolaredenses saben ofrecer al visitante.
Pues hasta esta hermosa tierra viaje, para dar una conferencia en el XX Congreso Internacional de Ingeniería Industrial, auspiciado por el Tecnológico de Nuevo Laredo, invitado por los Ingenieros Sergio Beltrán, Armando Sánchez, Federico Elizondo y la Máster Laura Alvarado, en donde conté con la amable anfitrionía de mis amigos José Manuel Suárez López, Viviano Vázquez y Arturo De la Garza.
La grata visita a Nuevo Laredo, me recuerda la ocasión aquella en la que el estimado profesor Abdón Rodríguez Sánchez (q.e.p.d.), fue nominado candidato a diputado; al arribar un grupo de periodistas se acercan a entrevistarlo, uno de ellos, tratando de demostrar su desarraigo le pregunta: -Disculpa profesor, ¿sabe usted dónde queda la calle Washington o la calle Perú?
- ¡Óyeme!, -y lleno de ingenio le responde- si yo vengo como candidato... ¡no como cartero!
