- ¡Ay! Por fin llegó el agua a Raymundo, ¡qué felicidad!
-Por supuesto, ya vamos a tener charcas y muchos paseantes listos para ser picados ¡viva la primavera!
-¡Viva!, pero por desgracia, la llegada del agua nos hace recordar una tragedia.
-Ya lo sé, en el ciclo agrícola pasado se colapsó un puente sobre el río, casi llegando a la represa de San Fernando.
- Aquel que al desplomarse se llevó con él a tres trabajadores, muriendo ahogados dos de ellos. Y como siempre, el agua se fue y volvió, y nadie ha respondido por esos homicidios culposos.
- ¿Y cómo quieres que se aclare si son peces gordos los culpables? ¿No me digas que son gente del Gobierno?
- No sólo son del Gobierno, sino piezas clave de la Administración Municipal de Lerdo, pues resulta que el contrato fue adjudicado a una constructora del Bajío, pero los verdaderos constructores y socios en la obra son Juan (Juanito) Morales y Gerardo (Pato) de la Torre ...
..., el primero actual Tesorero Municipal y el segundo repetidor en el SAPAL y los dos compadres del Presidente Municipal.
- ¡Caray! Eso sí que es terrible, ya es cosa común que los políticos se enriquezcan, pero de ahí a que por negligencia se pierdan vidas humanas y no haya consecuencia, ahora sí se nota que no quedan límites, por lo menos en Lerdo.
- No ‘pos’ así ni esperanzas para las viudas y huérfanos ni tampoco la recuperación de los millones que se tiraron a la basura o mejor dicho, como escombros. Pobre Lerdo.
- Fíjate que tengo amigos moyotes que gustan alojarse alrededor de los basureros, por aquello que son lugares cómodos para anidar, y cuentan que el relleno sanitario ya está listo.
- Si ya está listo, ¿por qué no lo han puesto a funcionar?
- ¿Pues qué crees?
- No me vayas a decir que están a la espera de que el gobernador venga a inaugurarlo, porque mientras, la basura se sigue acumulando, con todos los riesgos que conlleva.
- ¿Qué picas que adivinas? Porque no hay otra razón aparente, más que aprovechar esto para darle brillo a las acciones del gobierno.
- Revoloteando por los pasillos de Presidencia de Gómez Palacio, buscando sangrita para llenar la panza, escuché un comentario más de todas la acciones que han tenido que hacer en esta Administración para ir tapando todos los agujeros que quedaron del trienio pasado.
- Es que la manera como se gastó en tiempos de Ricardo Rebollo y Mario Calderón, antes y todavía les ha quedado dinero para cubrir las nóminas.
- Pues el tema está particularmente en Obras Públicas, porque se han llegado a casos como el que ahora te cuento.
- No creo que me puedas sorprender.
- Yo tampoco, aquí en Gómez hay cada historia, pero el chiste es que como muestra le pueden preguntar a un constructor que por ahí se conoce como “Huachinango”, al que le encomendaron la construcción de una Plaza con número de contrato y todo correcto, la plaza se construyó y la sorpresa fue que al cobrar resultó que con un número de contrato diferente ya había sido pagada la plaza sin haber sido construida. ¿Cómo la ven? y, ¿quién le va a pagar al que de verdad la construyó?
- Admito que casi me sorprendes.
- Si no te sorprendió ésa, tengo una más que creo que ahora sí lo consigo.
- A las pruebas me remito.
- Resulta que colándome en bolsos de señoras muy perfumadas, me colé muy a gusto a la ‘premier’ de la película, Salvando al Soldado Pérez y ¡no me lo vas a creer!
-Ya dime, aparte de chupar sangre seguro comiste palomitas y refresco gratis.
- No, pues que me entero que días antes en el Alberto M. Alvarado hubo dos funciones, la primera fue el Cisne Negro y luego El Discurso del Rey, pero con la novedad de que ambas exposiciones han sido con filmes ¡pirata!
- Ahora sí, eso no lo puedo creer ¿el Instituto de Cultura, trabajando con materiales obtenidos en la piratería?
- Tal parece, es algo así como ser bombero y llenarse de pólvora los bolsillos cuando se acude a apagar un incendio.
- Ojalá de verdad que no sea cierto, porque de lo contrario, Doña Renata Chapa, cabeza del área, de plano tiene la cabeza y sus intereses en otro lado o de plano…
- De plano, sí me sorprendiste, creí que había límites del cinismo, pero ¿todavía no sé cuáles son?
