Recursos para bebés hasta tres años de edad
No hay que dejar que se encierren en sí mismos por una realidad que se le hace desconocida e imprevisible.
Los padres constituyen el recurso educativo más importante que tienen los niños, son fundamentales en su camino para la integración en la escuela, en el tiempo libre y en el trabajo. Padres que, a veces, se sienten inadecuados a las exigencias particulares de este hijo; que necesitan ayuda concreta e informaciones educativas competentes.
Padres, abuelitos, tíos ejercitan una sobreprotección, tratándolo como si estuviera "enfermo", inhibiendo así su impulso natural a la exploración, comprometiendo su correcto desarrollo psicofísico, que puede ser igual al de un vidente, sólo con tiempos diferentes.
En Ver Contigo estamos conscientes de la importancia de intervenir desde los primeros meses de vida. Una atención temprana que se proporciona a partir de los 45 días hasta los tres años; y que, antes que todo, tiene que encontrar conocimiento y seguimiento en la familia. Hay tres ámbitos fundamentales aquí:
1. Contexto relacional (favoreciendo lo más posible las relaciones entre el niño y el mundo externo).
2. Potenciación compensativa (aumentando la cantidad de estímulos dirigidos al niño, favoreciendo interés y curiosidad para la realidad circundante).
3. Adaptación del ambiente (para que sea adecuado a sus exigencias).
Aquí les presentamos algunos ejemplos prácticos de intervención:
Para la serenidad del pequeño, es importante evitarle confusión de estímulos, haciéndolo de manera que pueda prever y anticipar situaciones significativas en el día. Esto, estructurando actividades que deben tenerse siempre de la misma manera y con señales anticipatorias, asociadas a eventos, para asociar momentos y lugares diferentes, y siempre describiendo todo en modalidad de juego:
Por ejemplo, la música del despertador indica que es la hora de levantarse, la hora es la mañana y el lugar es la cuna o camita. El babero indica que es la hora de la papilla, la hora es la de la comida -sea desayuno, comida o cena- y el lugar es la cocina. El agua que escurre en el baño indica que es la hora de bañarse, la hora es por la mañana o la tarde y el lugar es el baño. El aroma del talco indica que es hora del cambio del pañal y el lugar es la mesa de cambio. El sonido de las llaves indica que es la hora de salir. El sonido del timbre indica la llegada de invitados.
Veamos en detalle uno de estos momentos: La papilla.
Se cuelga sobre la puerta de la cocina, en el exterior, un babero (o una cuchara) que utilizaremos como objeto-señal (objeto: babero, señal: estamos en la cocina, reacción: se come). Los papás guían al niño en la exploración del objeto cada vez que entran con él a la cocina, indicándole "estamos en la cocina"; sólo al momento de la papilla se descuelga y se le pone al niño (esto le indica que es la hora de comer). Se procede a estimular al niño a poner atención a los diferentes olores y sonidos que produce la cocina, "huele qué bonito aroma", "escucha cómo cruje la comida". Después se procede a sentarse golpeando los cubiertos contra el plato, "la mesa está lista," y se disponen a comer.
En Ver Contigo sabemos que intervenciones adecuadas, puestas en marcha a temprana edad, pueden evitar daños secundarios. Atiéndelos, ayúdalos a crecer plenamente como tienen derecho. Para mayor información e indicaciones prácticas invitamos a las familias a contactarnos.
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