Pasaron ya seis meses desde que la Procuraduría General de Justicia se convirtió en Fiscalía General del Estado y no hay mejoría en el área de Comunicación Social.
Y es que desde que el titular del organismo, Ramiro Ortiz Aguirre, nombró a Gerardo Ortiz como vocero oficial, solo se ha tenido una semana de verdadera apertura de dicha área con los medios de comunicación. Fue la semana anterior, en la que el titular se mantuvo vacacionando.
En esos días, no fueron pocos los medios de comunicación que aplaudieron el buen desempeño de las personas que asumieron el encargo.
Y es que, por donde quiera que se le vea, el enlace de la Fiscalía con el exterior es prácticamente nulo: los planes de participación social no han repuntado y la ciudadanía poco sabe del papel real que la institución juega. Recientemente, por ejemplo, los llamados a la denuncia por parte suya no existen. Esa labor se la dejan a otros.
En lo técnico, los comunicados de prensa llegan hasta las redacciones plagados de faltas de ortografía; y aunque los medios de comunicación utilizan dicha información solo como un respaldo en la gran parte de las ocasiones, esas fallas evidencian una falta de profesionalización por parte del área.
En lo práctico, es común que el periodista busque a los responsables de comunicación telefónicamente, más en áreas en las que los imprevistos son cosas de todos los días, como la Fiscalía; solo quien se levante con el pie derecho recibe las llamadas del funcionario. Nadie más.
Sin embargo, no es cosa aislada: allá, en ese edificio, parece que todo falla. Indicios de ello los hay por todos lados.
Todavía durante la administración municipal anterior, cuando gobernaba Carlos Matuk López de Nava, se anunció la construcción de dos nuevos "cuarteles": la Delegación Norte de la Policía Municipal y la sede de la Dirección de Protección Civil.
Al paso de los meses solo uno de esos proyectos se concretó, lo que dejó resentidos a los bomberos, que también lo necesitan urgentemente.
Y es que la lógica es la misma: la sede vieja, El Mercadito, resultaba ya poco funcional para la Dirección Municipal de Seguridad Pública; el cuartel de Bomberos, instalado en el mismo edificio, sufre del mismo pesar.
Por años, incluso, se ha carecido de un estacionamiento adecuado: la "cola" de los camiones sobresale del predio, invadiendo la banqueta, situación a todas luces irregular.
De acuerdo con la información oficial, el terreno para el nuevo cuartel de Bomberos ya fue adquirido y se encuentra sobre bulevar Guadalupe Victoria, antes Factor; sin embargo, se encuentra prácticamente vacío, por lo que parece que el cumplimiento de la promesa va para largo.
Un hecho es que el compromiso no lo realizó el actual alcalde, Adán Soria Ramírez, pero ya adelantado el proceso, parece que deberá asumirlo. De entrada, no habría recursos para que este año marchara el proyecto.
En fin, otra promesa de esas que no cuestan, realizada por la administración que se fue.
Cuando fue incendiado el poblado Tierras Coloradas, las autoridades duranguenses reaccionaron de manera inmediata ante lo impactante del hecho. No era para menos: fue un caso inédito de inmediato abordado por la prensa internacional.
Hasta ese sitio, enclavado en lo más profundo de la Sierra de Mezquital, llegaron todo tipo de apoyos para enfrentar la situación.
Sin embargo, no fue ese el único sitio atacado: con el paso de las semanas, otros poblados del mismo municipio, de Mezquital, de San Dimas y de Nuevo Ideal sufrieron la misma suerte.
Pero ya no hubo el mismo impacto mediático. En algunos de esos puntos no han recibido todavía la atención esperada. Al parecer, la Secretaría de Desarrollo Social ya no mostró la misma energía a las necesidades y, en algunos casos, ni siquiera envió personal a corroborar la magnitud de los daños, por lo que varias familias están en el desamparo.