Como Diógenes con su lámpara, nuestros subagentes se pasaron el día de ayer en busca de quiénes estaban gobernando Coahuila (que sean hombres honrados es otro boleto), pues alcaldes y funcionarios partieron en estampida hacia la capirucha del esmog para formar parte del acarreo de alto nivel que acompañó al gober con licencia Humberto Moreira a registrarse como candidato de unidad a la presidencia nacional del PRI. Por allá andaban el gober sustituto Jorge Torres López, los alcaldes de Torreón, Eduardo Olmos, de la peronera capital, Jericó Abramo, y de otros municipios, así como la plana mayor del gabinete, quienes olvidaron por un momento que los viernes en la mañana son horas de trabajo, seguramente porque la sanción política que les puede aplicar don Humberto, si no lo lambisconean, es mucho más dura que la administrativa que según esto aplica la ley. Por allá andaba también una variedad de curulecos federales y locales y cuadros dirigentes del partido, no sólo de Coahuila, sino de todo el país pues el ex gober usó el evento como una demostración de los amarres para dirigir el ex partidazo. El montaje fue efectivo y don Humberto es el virtual jefazo nacional del PRI, pero todavía faltan dos meses antes de que se ponga el uniforme de Beatriz Paredes y le quite su oficina, pues el relevo formal es hasta marzo. En el ínter, el coahuilense planea pasearse por la República agitando a las huestes partidistas y, por lo pronto, estará este fin de semana en Guerrero en apoyo al candidato a gobernador Manuel Añorve, junto a otros personajes como Enrique, “El Gavioto” Peña Nieto. La transición hasta marzo también permite a don Humberto zafarse de situaciones potencialmente embarazosas en las elecciones de Guerrero y Baja California Sur, los próximos dos meses, pues los candidatos tricolores a las gubernaturas están en carreras apretadas. De modo que sus eventuales derrotas irían a la caja registradora de doña Beatriz, dejando para su sucesor las contiendas en Coahuila, Nayarit y el Edomex, donde los prospectos del PRI mejoraron ante el desbarajuste que traen el PAN y el PRD con su pretendida alianza.
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Acá en Coahuila, la carrera para la gubernatura ya arrancó, pero por lo pronto sólo el primer compadre Guillermo Anaya está haciendo campaña, pues el hermano cómodo Rubén Moreira se va a guardar hasta mayo porque al ser precandidato único, el PRI no hará proceso interno. Para don Memo seguir la misma estrategia representaba el riesgo de perder presencia, de modo que se arregló la precandidatura de su cuate Eduardo de la Peña, ex delegado de Profeco, a quien las lenguas viperinas ya le dicen “Juanito” por aquello de que se fue de comparsa del senador con licencia. La simulación de precampaña sirve de pretexto a don Memo para hacer proselitismo hasta fin de mes, cosa que no hubiera podido realizar de ir como candidato único, pero tampoco quiso tomar el riesgo de llevar como “rival” al curuleco Manuel Villegas por la sospecha de que a éste lo impulsa el PRI para hacerle una travesura. “Juanito” (perdón, Eduardo de la Peña) cumplirá fielmente su encomienda de “sparring” y seguramente será gratificado con un regreso a la nómina. Mientras tanto, don Memo arrancó su campaña y está muy activo en Twitter, aunque ya le brincaron algunos seguidores que lo acusan de repartir dinero entre votantes, lo que anticipa la campaña sucia que se avecina. Para esos menesteres, reportan nuestros subagentes, el compadre contrató los servicios del español Antonio Sola, experto en las bajas artes electorales, quien en 2006 asesoró al entonces candidato Felipe Calderón y se hizo célebre por acuñar la frase (evangélica) de que el “Peje” López Obrador era “un peligro para México”. En los últimos años, don Antonio ha asesorado a varios candidatos panistas, con diferentes grados de éxito, aunque siempre cobrando jugosísimos honorarios. Al menos su presencia en la campaña promete que se va a poner buena y que no estaremos aburridos.
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Y hablando de don Rubén, nuestros subagentes en el mundillo electoral reportan que también se agenció a un asesor polémico, aunque por otras razones. Se trata de Rubén Aguilar, famoso porque como vocero del presidente Vicente Fox, diariamente le desenredaba la lengua y lo sacaba de sus diarreas verbales. Antes de que empiecen a pensar que Rubén Moreira dio un viraje a la derecha, hay que aclarar que el pedigrí izquierdista del tocayo Aguilar está muy acreditado desde los ochenta cuando fue vocero de la guerrilla en El Salvador y asesor de los sandinistas en Nicaragua. Una vez curado de esas fiebres (tal vez con aplicaciones de fomentos de nómina) don Rubén se hizo consultor político y armó los vínculos de la campaña foxista con organizaciones no gubernamentales. Es precisamente ese rol el que jugaría en la campaña de su tocayo Moreira, articulando redes de apoyo entre la sociedad civil e integrándolas a la plataforma de campaña. Pero hay que preguntarse si en un futuro cercano lo veremos en conferencias de prensa aclarando “lo que Moreira quiso decir...”
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Mientras se ajustaban los esquís en las nevadas colinas de Calgary, Canadá, en las pasadas vacaciones, nuestros subagentes notaron una presencia conocida, que resultó ser el ex (aunque unos dicen que todavía) gober de Durango, Ismael Hernández Deras. Algo extrañados por toparse a tan connotado personaje, los subagentes escarbaron en la nieve y averiguaron que don Ismael radica parte del tiempo en esa ciudad, a donde mandó a vivir a su familia a una cómoda casa, aunque todavía no se sabe si tal vivienda fue comprada con el sueldo que ganaba de gobernador o fruto de la inversión de otros afanes, o a lo mejor nomás rentada y estamos de mal pensados. Al ver a don Ismael, los subagentes temieron que, si le daba por esquiar, se fuera a quebrar unas costillas al igual que su delfín Jorge Herrera Caldera, lo que entonces sí provocaría un serio problema de gobernabilidad en Durango (como si el problema no existiera de por sí). Pero lo más curioso fue ver que don Ismael haya puesto tierra (más bien un país entero) de por medio tras dejar el cargo, pues los subagentes no se explican por qué decidió mandar a la familia a vivir bajo las apacibles colinas de la provincia de Alberta, sobre todo cuando el ex gober insistía que Durango era un estado muy seguro.
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Mientras agarra la onda de ser gobernador sustituto, Jorge Torres López se aventó una amena charla telefónica con el presidente Felipe Calderón para presentarse. Nuestros subagentes disfrazados de pájaros en el alambre, cuentan que la conversación fue amable y ambos mandatarios se dijeron una serie de lugares comunes, del tipo “vamos a trabajar juntos”, “le ofrezco mi cooperación” y “a ver cuándo comemos”. Claro que en el fondo ninguno de los dos le daría al otro la facilidad de una relación fluida y menos en tiempos electorales, pues ya se sabe que la contienda que se avecina es de corte familiar, de hermanos y compadres. Pero como lo Cortés no quita lo Cuauhtémoc, don Felipe y don Jorge se prometieron que no se van a meter en el proceso electoral. Sí, claro, por supuesto que no se van a meter, porque son decentísimos.