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VERDADES Y RUMORES

El Agente 007

La reducción de diputados locales en Coahuila podría dejar al PAN en calidad de partido “patito” porque, de mantenerse el carro completo que el PRI se ha llevado en las últimas tres elecciones, sólo unos tres o cuatro blanquiazules suertudos pasarían a cobrar a la nómina del Congreso del Estado. Según nuestros subagentes especialistas en materia electoral, la última reforma que redujo de 20 a 16 el número de diputados locales de mayoría permitió al PRI, con una “manita” del Instituto Electoral del Estado, hacer una redistritación en la que diluyó la votación en los distritos tradicionalmente panistas.

Por ejemplo, el distrito 9 de Torreón, el más panista de toda la entidad, fue dividido y sus áreas de fuerte votación azul fueron mezcladas con zonas priistas de los antiguos distritos 10 y 11. Esto pondría en riesgo a los candidatos del PAN, que por cierto todavía no están definidos, y siguen sonando los nombres de algunos delegados federales como los cuadros de más peso. Pero además, el número de “pluris” también bajó de 11 a 9 y aquí es donde el PRI aplicará otro “agandalle”, pues su alianza con los partidos Verde, Primero Coahuila, Social Demócrata y Nueva Alianza daría a cada uno de estos partidos “morralla” al menos una diputación plurinominal. Para el PAN la cosa se complica si, al armar su propia alianza con el PRD y la UDC, debe ceder a estos partidos varias diputaciones plurinominales, con lo que su participación en el Congreso quedaría bastante reducida. El negro pronóstico aplica si el 3 de julio se repite la dosis que el PRI ha aplicado en las últimas elecciones. Para como están las cosas, esta elección de julio es la última oportunidad para que el PAN, que alguna vez gobernó a dos terceras partes de la población del Estado, impida la era de un partido único en Coahuila.

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Y hablando del PAN, nuestros subagentes comentan que algunos militantes del partido murmuran en voz baja su desacuerdo con el eslogan de precampaña que acuñó el primer compadre y aspirino a gobernador, Guillermo Anaya en la durísima contienda que trae contra el invisible Eduardo “Juanito” de la Peña. Como es de sobra conocido para cualquiera que vea la televisión, don Memo usa como base de su proselitismo el lema “Yo sí gano”, aludiendo al hecho de que ha salido victorioso en las cuatro elecciones en que ha participado para curuleco local y federal, alcalde y senador. Don Memo busca resaltar el hecho de que su eventual contrincante, Rubén Moreira, sólo ha ganado una elección. Pero algunos cuadros panistas dicen que el lema de “Yo sí gano” tiene algunos defectos. Por un lado, lo ven como un cebollazo narcisista (de hecho usan otra palabra relacionada con succionar en los biberones que por decoro no se pone aquí), pues don Memo parece sugerir que todos los demás son unos buenos para nada. Pero lo peor es que también le vieron un doble sentido. Según estos panistas, el “yo sí gano” puede ser interpretado como que don Memo, aparte de ganar elecciones, no ha dejado de roer el hueso en 15 años. En política hay que ser muy cuidadosos con el idioma, porque de cualquier resbalada sale un albur.

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Con el relevo en la dirigencia nacional del PRI, nuestros subagentes reportan que Ismael Hernández Deras, ex gober de Durango (aunque unos dicen que todavía es una especie de don Plutarco Elías Calles de Petatiux), podría agarrar chamba en el comité nacional tricolor ahora que Humberto Moreira arme su plana de colaboradores, aún cuando la relación entre los vecinos no era de lo mejor cuando estaban en el poder. Pero se dice que el gober con licencia de Coahuila está volteando a varios colegas recientemente desempleados para armar su “politburó” de operadores y considera a los ex gobernadores de Chihuahua, José Reyes Baeza; de Tamaulipas, Eugenio Hernández, y de Veracruz, Fidel Herrera, además de don Ismael. Lo curioso es que todos estos personajes no sólo tienen en común ser las próximas figuras del comité nacional priista, sino que también dejaron a sus respectivos estados hechos unos tiraderos. A ver cómo dejan al CEN del PRI.

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Algunos enroques realizados por el alcalde Eduardo Olmos ya están dando de qué hablar. Uno de ellos es que tras salida de Arturo Lozano de la dirección de Obras Públicas, empezaron a salir rumorcillos sobre la constructora que realizó la remodelación de la Plaza de Armas, la única obra que don Arturo pudo presumir durante el año pasado. Nuestros subagentes reportan que el Municipio contrató a una constructora medio “patito”, que tenía escasos antecedentes en la obra pública y ni siquiera estaba registrada en la cámara de la construcción. Obviamente, detallitos como grietas y cuarteaduras no tardaron en salir y don Arturo tuvo que defender la obra mientras empacaba maletas para irse a dirigir Urbanismo. Se dice que el nuevo jefe de Obras Públicas, Miguel Algara, ya mostró interés en saber sobre esa constructora, a ver si toma cartas en el asunto.

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Otro cambio que generó comentarios fue el nombramiento de Armando Cobián en la dirección de Radio Torreón. El alcalde Eduardo Olmos debió haber sospechado que don Armando iba a llegar a la emisora a tratarla como su feudo particular, pues nuestros subagentes dicen que le prohibió hacer cambios en el personal que le había dado a la estación un buen nivel en su orientación cultural. Pero resulta que el nuevo jefazo llegó a cambiar las barras de programación y la agarró en especial contra la música clásica al recortar un programa del género y mover de horario la transmisión de conciertos de la Camerata (horario que, por cierto, la orquesta anunciaba como fijo en sus programas). Tanto movimiento fue sólo para cumplirse el capricho de meter una hora de programación deportiva, que tanto le gusta, lo que generó duras críticas dentro de su equipo de trabajo, así como entre radioescuchas que llamaron para quejarse. Pero si don Armando no respondía las quejas cuando estaba en Atención Ciudadana, menos lo va a hacer en Radio Torreón. El caso es que la estación que batalló durante años para lograr un espacio entre el público lagunero corre en riesgo de perder su identidad nomás por gusto del director.

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El alcalde de Lerdo Roberto Carmona trae un doble rasero para medir la productividad de los funcionarios municipales. Por un lado, arrancó su administración imponiendo estrictos controles sobre los horarios de trabajo al grado que los empleados ya ni tienen tiempo para salir a comer. Pero apenas se atravesó el primer acto partidista, don Roberto no tuvo empacho en dejar salir a algunos colaboradores, que se fueron a la “cargada” del regidor Antonio Cossío para ser electo dirigente del PRI municipal. Durante el evento partidista nuestros subagentes observaron a varios directores y subdirectores municipales, que afirmaron tener permiso de recursos humanos para ausentarse de sus labores, aún cuando es ilegal asistir a actos partidistas en horarios de trabajo, porque su sueldo lo paga el pueblo. Pero queda claro que en la administración lerdense hay niveles y el partido es sagrado.

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