El “tesorito” municipal Pablo Chávez Rossique tiene sobre su escritorio dos pendientes relacionados con las “travesuras” de un par de subordinados que siguen cobrando en la nómina municipal, a pesar de señalamientos sobre su desempeño. Se trata de los encargados de Catastro y Parquímetros. Del lado del Catastro, el director Roberto Flores permanece agarrado del hueso a pesar de que desde hace un mes se ha manejado con insistencia su salida a raíz de presuntas irregularidades que surgieron en la asignación de valores catastrales, sobre todo relacionados con el trinque de la Gran Plaza. Nuestros subagentes reportan que el alcalde Eduardo Olmos estaba a punto de darle “gas”, pero se le ablandó el corazón cuando recibió llamadas de defensores del funcionario. Incluso se comentó que don Roberto saldría con el anuncio del programa para modernizar el Catastro, el cual iba a ser encargado a alguien más competente. Aquí es donde se nota la ausencia de don Pablo, pues ese programa estaría bajo su responsabilidad, pero los subagentes dicen que el jefazo de Catastro goza la protección del secretario del Ayuntamiento, Miguel Mery, y confirman la versión de que don Roberto se habría salvado para no darle la razón a los panistas que han acusado irregularidades en el Catastro. El otro pendiente que tiene el tesorero es el del director de Parquímetros, César Salas, quien enfrenta un desfalco en la recaudación al destaparse el caso de la “ordeña” de los estacionómetros. Se dice que el desfalco fue detectado en la Tesorería cuando se notaron sensibles bajas en la recaudación de un mes a otro y hasta ahora la versión que ofrece es que las alcancías son saqueadas antes de que lleguen a contarse en las oficinas de Parquímetros. Sin embargo, los subagentes comentan que las mentadas alcancías llegan intactas a la sala donde se abren y que ahí es donde los funcionarios encargados de contar el dinero se hacen de algunas moneditas. Se supone que don César participa directamente en la supervisión de ese proceso, por lo que resulta sospechoso que el dinero se esfume así como así. El caso es que la falta de medidas contra estos funcionarios toca directamente tanto al tesorero como al alcalde, pues tanto peca el que mata a la vaca...
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Y hablando de tesoreros, en Gómez Palacio también se cuecen habas y nuestros subagentes en el ramo de la construcción reportan que el encargado de las finanzas municipales, Miguel Chibli, se ha puesto tan flamenco con el pago de las obras pendientes, que ahora salió con que sólo va a pagar la mitad de los montos contratados para obras asignadas por la pasada administración municipal. Se dice que don Miguel puso estos términos como condición terminante para que los constructores permanezcan en su gracia. Bajo este esquema, la tesorería gomezpalatina ha informado a varios contratistas que sólo recibirán la mitad del adeudo y que se pueden ir despidiendo de la otra mitad. Si no aceptan, dicen los subagentes, entonces no se les asignará obra en esta administración. Se dice que algunos constructores ya fueron “novateados” para que aceptaran estos términos pero la mayoría ya empezó a quejarse. La situación confirma el desastroso estado de las finanzas de Gómez Palacio que heredó la administración pasada, y que las huestes de la alcaldesa Rocío Rebollo mejor optaron por borrón y cuenta nueva, pero a la brava.
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La revelación de los cables diplomáticos de Estados Unidos en WikiLeaks ya le dio su repasada al gober ¿con licencia? Humberto Moreira, pues entre los documentos filtrados viene uno del Consulado gringo en Monterrey que reporta una reunión de cónsul Bruce Williamson con don Humberto, el Fiscal Jesús Torres Charles y los militares retirados que llegaron a dirigir policías en Coahuila. Como ya se sabe, el cable revela que en 2009 el entonces Gober pidió ayuda a los gringos para entrenar policías y reconoció que la delincuencia en Torreón rebasaba la capacidad de las corporaciones locales y admitió que éstas no eran confiables por la infiltración de grupos criminales. El cónsul hasta consideró pertinente comentar la disputa por recursos para seguridad que traían don Humberto y el alcalde José Ángel Pérez. Pero como los güeros sólo le rezan a sus santos, la mayor parte del cable habla sobre la desaparición de Félix Batista, el asesor de seguridad estadounidense que había sido secuestrado en la peronera capital en diciembre de 2008 y que no ha aparecido. Los funcionarios del Consulado llegaron a pedir información sobre las investigaciones del caso y recibieron como respuesta que el especialista en secuestros probablemente había sido asesinado días después del plagio. El cable detalla que el Fiscal prometió arrestos pronto, pero eso fue en junio de 2009, y hasta ahora no ha pasado nada. Parece que don Bruce ya anticipaba esto, porque se tomó las promesas de los coahuilenses con un granito de sal pues escribió que “la prueba real será cuando (o si) los arrestos esperados ocurran”. Como no pasó nada, pues ahí está su respuesta.
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En esto de la seguridad, el que está tomando celebridad internacional es el jefazo de Policía de Torreón Carlos Bibiano Villa, con menciones en algunos de los periódicos más prestigiados del mundo. Primero el diario inglés The Guardian le dedicó parte de un reportaje sobre la seguridad en Torreón, pintándolo como un “Rambo” dispuesto a “tronar” delincuentes. Después, el estadounidense Wall Street Journal le publicó un perfil en el que lo califica de “duro, mal hablado y dado al gatillo”, justo lo que se necesita para combatir a los malandros. En ese reportaje, el General Villa se presenta como el nieto del “primo bizco” de Doroteo Arango, alias Pancho Villa, y por lo mismo aprovecha el peso histórico del apellido. Pues ahora nuestros subagentes recibieron la llamada del diario La Repubblica de Italia, donde ya están preguntando por “el sobrino de Pancho Villa que combate a los criminales”. Claro que si supieran que en un año al frente de la Policía municipal los índices delictivos, lejos de bajar, han aumentado, la figura de don Bibiano sería vista bajo otra luz. Pero la realidad es derrocada por la leyenda y ahora resulta que el jefe de la Policía se ha convertido en un modelo. A ver si no se le suben los humos a don Bibiano.
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Allá en Saltillo, el alcalde Jericó Abramo salió con la brillante idea de bautizar el mega-distribuidor vial “El Indio-La Lechera” con el nombre del gober Humberto Moreira, a manera de homenaje porque el “Gobierno de la Gente” se mochó con los mil millones de pesillos que costó la obra, cuya apertura es cuestión de días. Mientras que para los saltillenses la obra les resulta monumental, en La Laguna tiene otro matiz, pues el gasto de ese complejo es mayor a lo que el gobierno estatal se gastó en las principales obras viales del sexenio, el Nudo Mixteco y el Sistema Vial Revolución, más lo que costó tirar el DVR (¿y los responsables, apá?). Eso sin contar las numerosas obras que transformaron la peronera capital en los últimos años. Pero a don Jericó le paró las cabras el propio gober Moreira, a quien le salió lo modesto y dijo que mejor bautizaran el distribuidor como “Los Sarapes”. A lo mejor don Humberto busca la inmortalidad de otra manera.
