Si las autoridades estatales y municipales de La Laguna piensan que la llegada de más soldados para el combate a grupos criminales les representa un alivio, están muy equivocados, pues ahora tienen encima el paquete de bajar los descontrolados índices de delincuencia común y de echarle más kilos a la profesionalización de las policías. La advertencia del secretario de Gobernación Francisco Blake en su visita a Torreón fue muy directa: el apoyo federal es temporal en tanto se consolidan cuerpos policiacos locales capaces de hacer frente a la ola delictiva. Y los gobernadores de Coahuila, Jorge Torres, y de Durango, Jorge Herrera lo oyeron bastante bien, porque estaban sentados a su lado. Además, la llegada de refuerzos pone contra la pared a todos los que han asegurado que los delitos comunes no se han combatido porque los policías estaban en otras tareas.
Durante meses funcionarios locales como el alcalde Eduardo Olmos y el Fiscal de Coahuila, Jesús Torres Charles, han insistido que la falta de fuerzas federales aumentaba más la chamba para las policías locales, que no se daban abasto frente a la ola de robos y asaltos. Con un despliegue reforzado de militares y federales, ya no tendrán pretexto para explicar por qué las policías estatales y municipales han sido incapaces de controlar a las bandas que se dedican a asaltar viviendas y negocios y a bajar con violencia a conductores de sus vehículos. Dicen los jefazos policiacos que tienen “detectadas” a las bandas, o sea que nomás saben que existen, pero eso también lo saben los cientos de ciudadanos que han sido sus víctimas. Pero eso es muy distinto a tenerlas “ubicadas” y mucho muy distinto a tenerlas “detenidas”. La ventana de oportunidad para que las fiscalías de Coahuila y Durango y las policías municipales logren controlar a la delincuencia común es muy pequeña. Sólo basta que otra zona del país se “caliente” y los soldados que llegaron se vayan a apagar otros fuegos.
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En esto de la seguridad, nuestros subagentes habían adelantado la semana pasada una reunión que empresarios laguneros tendrían con el gobernador de Baja California, José Guadalupe Osuna, para que relatara la experiencia de control del crimen en Tijuana. Ahora los subagentes reportan que el encuentro se puso bueno, pues además contó con la presencia de Alejandro Martí e Isabel Miranda de Wallace, dos de los principales activistas contra la inseguridad en el país. Se dice que en la cena estuvieron varios empresarios pesados de la región, así como “ipecos” de otras partes del país y todos estaban en “shock” todavía por el asesinato de Carlos Valdés Berlanga. Según los subagentes, algunos empresarios dedicaron palabras duras contra los gobernadores, incluyendo el que tiene licencia en Coahuila, Humberto Moreira. Al final quedaron en forjar un movimiento nacional para presionar más a las autoridades en el combate al crimen, tanto a nivel federal como local. A ver si sale algo de esto además del bla, bla, bla.
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Otra cena que estuvo interesante, pero con corte distinto, fue la que se llevó a cabo en la peronera capital el viernes pasado. La casa del aspirino a diputado local, Jorge Alanís, se puso de manteles largos para recibir al gober del Edomex, Enrique Peña Nieto (vino desgaviotado, se aclara). Dicen nuestros subagentes que el encuentro forma parte de una serie de reuniones que el ex gober Enrique Martínez le está armando al suspirante presidencial del PRI, pero al encontrarse en Coahuila, obviamente tuvo que ceder el escenario al jefazo nacional del partido, Humberto Moreira. Un centenar de empresarios el estado compartieron el pan y la sal con el gober mexiquense, que debe andar muy despreocupado de lo que pasa en su entidad, pues se pasea muy a gusto por el país. Tanto don Humberto como don Enrique se dedicaron palabras muy elogiosas y éste último aprovechó viaje para explicar por qué no está de acuerdo con la reforma política que impulsa su rival Manlio Fabio Beltrones, y que le ha costado en imagen al ser pintado como el principal obstáculo a una participación social más activa. El único que faltó fue el gober Jorge Torres, que se tuvo que quedar en Sabinas a encargarse de la tragedia minera que cobró 14 vidas, pero tal parece que en la cena nadie se acordaba de eso que parece no tener mucha importancia.
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Ahora que arrancan las campañas para gobernador, nuestros subagentes dicen que el PRI en Torreón ya se agenció los servicios de los hermanos Óscar, Alfonso y Francisco Chavira, ex panistas que cobraron jugosos sueldos en la administración de José Ángel Pérez y que ahora “chaquetearon” del lado de Rubén Moreira. Se dice que la principal encomienda de los hermanos Chavira es usar sus contactos con las redes clientelares panistas para “voltear” a operadores del programa “Oportunidades” que maneja el Gobierno Federal, para que ahora sirvan los intereses de la campaña priista. Esto debió prender focos rojos en la campaña del primer compadre Guillermo Anaya, que necesita ese programa federal para allegarse votos. Curiosamente, don Memo tuvo que hacer ajustes al quitar al delegado de Sedesol, Luis Fernando Salazar para llevárselo a su campaña, aunque no está claro si ese movimiento tuvo que ver con la talacha que el PRI está haciendo con los operadores panistas. Otra deserción que también pegó en el equipo de don Memo es la del ex curuleco local, José Ignacio Máynez, quien estaba congelado desde que dejó el Congreso hace dos años y como en el PAN no lo pelaban, ahora optó por ver si en el tricolor le daban calorcito (y un huesito, por supuesto).
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Nuestros subagentes en el Municipio cuentan que el director de Inspección y Verificación, José Luis Palomares, anda haciendo travesuras cobrando “moches” en varios establecimientos a cambio de no molestar a sus dueños. El problema es que don José Luis es bastante selectivo a la hora de apuntar, pues mientras se deja caer sobre algunos antros, con el pretexto de “presiones externas”, a otros los deja en paz. Dicen que el alcalde Eduardo Olmos ya está enterado de la situación, pero de eso a que haga algo, hay mucho trecho o poco alcalde.
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Mientras avanza el proyecto para dotar de filtros contra arsénico a las norias de agua potable, nuestros subagentes reportan que algunos “vivillos” quieren hacer negocio a costa del problema. Se comenta que una empresa que fabrica filtros caseros ya se puso en contacto con la Comisión Estatal de Aguas de Durango para venderles la idea de que, en lugar de poner filtros en las norias, mejor se pongan en las casas. La opción ya fue desechada por impráctica, pues cada aparato cuesta alrededor de 5 mil pesillos, dura menos de un año y el reemplazo sale igual de caro. Eso sin contar que no es buena idea dejar que cada usuario se encargue de desechar filtros viejos llenos de un material contaminante. Sólo que nada de esto importa si la oportunidad de hacer negocio es bastante atractiva para los funcionarios que comprarían los aparatos. Sin embargo, los subagentes informan que esta semana visitará La Laguna una especialista del Instituto Mexicano de Tecnologías del Agua (IMTA) para meter en cintura al Simas de Torreón y al Sideapa de Gómez Palacio con el proyecto de los filtros en las norias. Para evitar suspicacias, el IMTA se encargará de la licitación y de la selección de los aparatos, para prensarle las manos a cualquiera que piense pasarse de listo.
