Un cambio que se está cocinando en las altas esferas del “Gobierno de la Gente” es en la cabeza del Sistema de Administración Tributaria de Coahuila (Satec). A un año de la creación de este órgano de recaudación, el secretario ejecutivo, Javier Villarreal, ha estado muy escondido a raíz del desorden en las arcas estatales que fue revelado cuando la Secretaría de Finanzas, que presidía hasta el año pasado, fue partida en dos y el área de Ingresos se fue al Satec y la de Egresos se convirtió en Tesorería General del Estado. Fue en esta última área donde empezaron a salir los trapitos al sol con el flujo de dinero, y lo que obliga al tesorero Jesús Ochoa a operar bajo el lema “debo no niego, pago no tengo”. Nuestros subagentes comentan que don Javier ha sido muy golpeado dentro del gobierno estatal y para darle una salida “digna” se irá a echarle la mano al jefazo del PRI, Humberto Moreira, a quien se le ha pegado en los últimos meses. Se dice que el relevo se concretará el próximo mes aunque todavía no hay un sucesor definido. Nuestros subagentes especulan que el secretario de la Función Pública, Ismael “Lito” Ramos, pasará a hacerse cargo, por ser hombre de confianza del aspirino a la gubernatura Rubén Moreira en la cuestión de los billetes. El cambio se dará a pesar de que una de las características del Satec es que su titular tendría un periodo fijo para blindarlo de los vaivenes políticos. Obviamente en este caso se impusieron otras consideraciones y las broncas en las finanzas estatales quedaron en evidencia ahora que la firma Fitch Ratings le bajó la calificación a la calidad crediticia del Estado. Y es que el golpe fue doble: por un lado la degradación en categoría crediticia, pero también el hecho de que Coahuila perdió su lugar como el estado con mejor calificación financiera. Lo interesante del reporte de Fitch es que la firma fue muy elogiosa de la estructura del Satec como instrumento para elevar la recaudación y tener mejor capacidad para dar servicio a la deuda, pero al mismo tiempo lanza la advertencia velada de que el changarro tiene que ser manejado de manera muy escrupulosa o habrá consecuencias a futuro y entonces don Rubén ya no tendrá lana para arrancar sus proyectos.
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Y hablando de manejo de billetes, gracias a que la Tesorería de Torreón, que comanda Pablo Chávez Rossique, también trabaja de departamento de Contabilidad del PRI municipal, nos pudimos enterar de las transferencias de dinero que hace el Municipio al partido por concepto de las cuotas que se descuentan del salario de funcionarios y, hasta hace días, de policías municipales. El total asciende a más de 400 mil pesillos al mes, de los cuales unos 150 mil venían de la “mordida” que se da a los agentes de seguridad pública (y es que todo en la vida se regresa). Pero el detalle curioso que notaron nuestros subagentes es que en una transferencia documentada por los regidores del PAN, ocurrida en marzo. La mayor tajada se la llevó la Fundación Colosio, que en Torreón preside Sandra Lòpez Chavarrìa. El feudo de doña Sandra se llevó 357 mil pesillos, mientras que al PRI municipal que dirige Salvador Hernández Vélez nomás les mandaron 65 mil. Este dato resulta interesante pues la Fundación Colosio es un órgano de análisis y estudio del tricolor, lo cual no requiere mucho financiamiento que digamos. A menos, claro, que la Fundación sea sólo un intermediario para otras tareas partidistas. Sería bueno entonces que doña Sandra y don Salvador expliquen qué hacen con el dinero que mes a mes “donan” los sacrificados burócratas y policías de Torreón, antes de que los ciudadanos empiecen a pensar mal.
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Por cierto, nuestros subagentes en la Fiscalía General de Coahuila comentan que la práctica de descontar también ocurre con la Policía Estatal, tanto en su brazo Operativo como Investigador, y hasta con los agentes del Ministerio Público. La práctica es añeja e incluso aceptada en todos los partidos cuando se trata de sus cuadros que llegan a puestos burocráticos. Pero en el caso de las policías nadie quiere entender que éstas deben estar fuera del proceso político y más en la época actual. Tal como ocurre con la Policía de Torreón, en el caso del Estado las autoridades no pueden esgrimir el discurso de las policías bien pagadas cuando de entrada les dan un descontón a los agentes. Tampoco pueden presumir que van a emprender un servicio de carrera en los cuerpos de seguridad cuando de entrada se les exige una militancia partidista. Será muy interesante saber cómo reaccionaría, por ejemplo, el exgober y ahora líder del PRI, Humberto Moreira, si de repente los militares y policías federales empiezan a pagar cuotas al PAN.
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Algunos regidores de Torreón han levantado las cejas ante el carro que recientemente se compró el director de Desarrollo Urbano, Arturo Lozano. Dicen que está muy bonita la “nave”, una de ésas de fabricación alemana que se manejan de lo lindo. Se comenta que don Arturo no saca mucho su nuevo vehículo, no vaya a ser que se le dañe con tanto bache o bordo. Tampoco tiene mucho caso sacarlo, pues como ya se le descompuso el arreglo que según esto sus muchachos hicieron en la sincronía de los semáforos de Torreón, se va a dar cuenta que su auto nuevo es de primera...velocidad.
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En las últimas semanas en la Marina han andado muy activos en Coahuila, con sonados golpes contra el crimen organizado. Se aventaron la detención de un jefe criminal en Hidalgo, que controlaba buena parte de la frontera. Luego decomisaron una tonelada de cocaína y aseguraron tres fincas en Monclova. Días después fue el hallazgo de un arsenal de más de 150 armas largas que estaban enterradas en un ejido de San Buenaventura y remataron con el hallazgo de una fosa clandestina en Guerrero. Lo curioso de todo esto es que en los últimos dos meses, las fuerzas armadas han dado más golpes en el centro y norte de Coahuila que en los dos años previos. Esta situación ya tiene a algunos operadores políticos tricolores murmurando si los golpes no tienen un fin “electorero” de parte del Gobierno Federal para exhibir la presencia del crimen organizado, y que apenas pasen las elecciones, los marinos van a “agarrar sus barcos” para irse a otra parte. ¿Será?
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Llamó la atención la ausencia del gober de Durango, Jorge Herrera Caldera, en el evento donde se estableció el Día del Policía el jueves pasado. Varios gobernadores, incluyendo el de Coahuila, Jorge Torres, y el gavioto del_Edomex, Enrique Peña Nieto, se trasladaron a Iztapalapa para el festejo. Como nadie se traslada a Iztapalapa así nomás, una buena razón habrán tenido los asistentes. Y es que el evento, en el Centro de Mando de la Policía Federal, tuvo la presencia de la plana mayor del Gobierno Federal en materia de seguridad, empezando por el Presidente Felipe Calderón y los secretarios de la Defensa, Marina y Seguridad Pública, y pues había que hacer acto de presencia por aquello de que todos andan pidiendo el apoyo de la Federación. Fue el Fiscal Ramiro Ortiz el que llevó la representación duranguense, por lo que andaba muy contento paseándose entre la clase política. Pero don Jorge no sólo no fue, sino que luego se permitió declarar su esperanza de que la Policía Federal no vaya a ser usada como instrumento en tiempos electorales. A lo mejor estaba pensando en los rumores desatados sobre posibles “calambres” que la PGR le quiere meter a gobernadores del PRI, pero mal haría el gober de Durango en desconfiar ahora de autoridades federales cuando éstas le echan la mano en asuntos tan delicados como las mega-fosas clandestinas. No se vayan a enojar los federales y lo dejen solo…con Ismael.