Vaya lío el que armó el secretario de Hacienda y aspirino presidencial, Ernesto Cordero, con el asunto de la deuda de Coahuila. Soltar que el Estado debe 30 mil millones de pesillos una semana antes de las elecciones agitó las aguas, ya no tanto por la cifra sino por el personaje. Curiosamente, el número es el mismo que el candidato del PAN y primer compadre Guillermo Anaya ha repetido durante la campaña y desde antes, pero el hecho de que lo diga el encargado de las finanzas nacionales, responsable de dar el permiso para que los estados pidan créditos, y durante un acto de campaña del PAN, puso el asunto bajo un reflector más potente. Tan es así que Javier Villarreal, jefazo del Sistema de Administración Tributaria de Coahuila tuvo que salir del agujero donde se había metido para tocar públicamente el tema por primera vez desde hace más de un año.
Finalmente don Javier dio la versión del Estado y avaló los reportes de Fitch Ratings que ubican la deuda en 14 mil millones de pesillos, de los cuales la mitad son las famosas “cadenas productivas” que deben pagarse antes del 30 de noviembre para que el próximo gobernador no se siente en la silla y se entere de que ya no hay lana cuando apenas empieza a “chupar” el hueso. Pero ahora nuestros subagentes se preguntan si don Ernesto no se prestó al juego electoral, porque el funcionario no explicó de dónde “explotó” la deuda en los últimos meses. De hecho, en Hacienda todavía no cierran las cuentas de las deudas estatales en el segundo trimestre del año y el próximo reporte saldrá hasta agosto. De manera que si en unas semanas se publica una cifra menor a la que don Ernesto dio en Torreón, el secretario de Hacienda quedará desacreditado con los priistas, a quienes necesita para negociar la Ley de Ingresos y el Presupuesto federal del próximo año. En la capirucha del esmog se comenta que el jefazo del PRI, Humberto Moreira, no le perdona al funcionario sus declaraciones, por lo que la próxima negociación del paquete económico de 2012 podría resultar explosiva. A ver si don Ernesto no se gana una bronca mayor por hacerle un favor al compadre de su jefe. ¿O por decir una verdad descarnada?
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Tremendo fue el abucheo que se llevó Moreira el sábado pasado en el Territorio Santos Modelo, cuando se apareció en el partido Uruguay-Inglaterra del Mundial Sub-17. Le gritaron de todo desde las tribunas en cuanto el respetable se dio cuenta de que Moreira estaba en el estadio. En mala hora sonó por el altavoz su nombre anunciando su entrada, porque desde ahí hasta el final del juego, Moreira no se la acabó. Al final, Maximiliano Moreira, defensa de la selección uruguaya de 16 años, salió desconcertado sin tener la menor idea de qué había hecho para llevarse tanto grito. Pobre muchacho.
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El curuleco local del PRI, Francisco Tobías, se quedó vestido y alborotado en la Alameda de Saltillo porque el presidente de Coparmex Laguna, Víctor Alducin, nunca llegó al debate al que lo había retado para reclamarle la omisión de Guillermo Anaya en un desplegado acusando actos de corrupción. Sin embargo, don Francisco no se fue en blanco, pues consiguió aportar su granito de arena a la competencia que traen el PRI y el PAN para ver quién es más transa. Además de los reportes ya conocidos sobre el presunto nexo de don Memo con Sergio Villarreal “El Grande” y el ranchito que se compró en Durango, el diputado tricolor exhibió un video denunciando que el aspirino panista creó varias constructoras en sus tiempos de alcalde de Torreón con la ayuda de dos hermanos y de su coordinador de campaña, y candidato de diputado “pluri”, Fernando Gutiérrez. Con esto, don Francisco buscó desviar los reflectores de los escándalos en torno a Vicente Chaires y el rector de la UAC, Mario Ochoa, para sugerir que en todos lados se cuecen habas. Después, algún misterioso “hacker” les hizo un gran favor con la “clonación” de la cuenta de Twitter del Presidente Felipe Calderón en donde ya se comenta la relación Anaya-El Grande. Ahora se dice que el PAN ya prepara otra revelación contra los priistas y seguramente así se la van a llevar hasta el domingo de las elecciones. Para el lunes siguiente ya nadie se va a acordar y como dice el tango: “seguiremos nadando en el mismo lodo, todos revolcaos”.
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El que hizo su reaparición en la campaña del priista Rubén Moreira fue el ex secretario de Seguridad Pública, Fausto Destenave, Lo último que se supo de don Fausto fue haber sido el responsable de comprar un helicóptero para labores de seguridad que no ha servido para maldita cosa. Luego desapareció de la escena cuando lo mandaron a dirigir la Comisión Estatal de Aguas y Saneamiento, pero ahora consideró más provechoso irse a la “grilla” que atender el grave problema de escasez de agua en las comunidades servidas por ese organismo. Don Fausto se colocó en el círculo interno de don Rubén y se le dio la responsabilidad de coordinar las tarjetas “Más Mejor” que son la pauta para los programas sociales del “Gobierno de la Gente 2.0”. Con esto, don Fausto se garantiza una buena chamba en un eventual gobierno encabezado por don Rubén y, lo más importante, su continuidad en la sagrada nómina. Nomás que no se les ocurra mandarlo a otra tarea de seguridad, porque seguro va a traer la propuesta de comprar aviones de combate, con su respectivo portaaviones en el Río Nazas para cazar malandros.
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Nuestros subagentes en el gremio periodístico comentan que al menos ocho reporteros de distintos medios laguneros han sufrido “aletazos” en sus automóviles y el robo de varias pertenencias. Con tanto robo en Torreón, el hecho de que los amantes de lo ajeno le peguen también a periodistas parece a simple vista parte de la ola delictiva de la región. Pero con ocho casos en menos de una semana, ya algunas malas lenguas empiezan a decir que es una estrategia para que los medios de comunicación se pongan más bravos con las autoridades y los dejen mal parados. ¿Será?
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Ya no es noticia que al alcalde Eduardo Olmos se le haga bolas el engrudo con los asuntos de su administración, pero el caso de los estímulos a contribuyentes morosos del Impuesto Predial terminó en un ridículo, pues los regidores metieron la pata con el esquema a seguir y la Tesorería se negó a aplicarlo, aún cuando los deudores ya se estaban formando para acogerse al beneficio. Ni siquiera el beneficio electorero del programa, por anunciarse en vísperas de los comicios, fue incentivo para que el Cabildo hiciera las cosas bien, lo cual ya es mucho decir. Finalmente se hicieron los ajustes y el plan arrancó. Con eso le quitaron una bronca al tesorero Pablo Chávez Rossique, porque ahora va a necesitar un buen “aliviane” frente a otro engrudo, mucho mayor, que se está formando en su feudo. Dicen nuestros subagentes que las cuentas por el dinero recaudado en el plaqueo para el Centro Histórico nomás no cuadran. Ya se había revelado que la Tesorería Estatal se hizo “pato” con la entrega de las aportaciones para la Cruz Roja y el Centro. Pues ahora que ya soltaron el dinero para la primera, los subagentes en la peronera capital dicen que el Estado ya entregó también la aportación para el Centro. Esto contrasta con las declaraciones de don Pablo, quien asegura que sólo se entregó la recaudación de 2006 a 2009 pero le deben la del año pasado y de éste. Pero en la Tesorería del Estado que comanda Jesús Ochoa dicen que no es cierto, y así se la han llevado, como si fuera juego de ping-pong, aunque en este caso la “bolita” vale 14 millones de pesillos que automovilistas aportaron y de los cuales no se sabe nada y a lo mejor nadie sabrá. Como tampoco se sabe nada, por cierto, de los dineros que la Tesorería tiene pendientes a proveedores y organizaciones de los cuatro puntos cardinales.
