Los ciudadanos de Torreón ya están pagando el plato por las grillas que se trae el director de Informática del Municipio, Luis Fernando Gallardo, que por sus pistolas ha tumbado el sistema de la Tesorería, dejando a decenas de contribuyentes sin poder hacer sus pagos. En la oficina del tesorero Pablo Chávez Rossique, tanta "caída del sistema" ya resulta sospechosa, porque va aunada al hecho de que en la oficina de don Luis está detenido el proyecto de quioscos y cajeros externos que la Tesorería quiere instalar en varias partes de la ciudad para evitar a los contribuyentes la vuelta hasta las oficinas municipales. Pero nuestros subagentes disfrazados de cajeros dicen que ya "salió el peine" y que la verdadera razón de las fallas en las computadoras obedece a un jugoso negocio que quieren fraguar los encargados de Informática.
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Por ahí se dice que don Luis ha sido muy insistente en la necesidad de cambiar las computadoras y el "software" de la Tesorería y que las fallas son a propósito, para usarse como evidencia de la necesidad de adquirir equipo nuevo. El detalle está en que el equipo se compraría a empresas de computación de amigos de don Luis, los mismos amigos que le vendían cartuchos de impresora al Municipio tres veces más caros que el precio del mercado. Dicen los subagentes que el director de Informática ya arregló la compra de equipo nuevo sin licitación de por medio y metió tres facturas por 50 mil pesillos cada una que, obviamente, en la Tesorería no quieren pagar porque el asunto huele feo. Se comenta que don Luis ya tiene su propio feudo en la Presidencia Municipal y hace lo que quiere. Como la investigación que según esto lanzó la Contraloría por la compra de cartuchos de impresora a sobreprecio no ha llegado a ningún lado, a lo mejor el jefazo de Informática siente la protección del Alcalde y se sabe muy seguro en su puesto. Pero algunos ya se preguntan si don Luis no viene incluido en una ronda de cambios que se prepara en la oficina de don Lalo.
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La mera mención de que el alcalde Eduardo Olmos podría dejar el cargo el próximo año para lanzarse de candidato a senador, le produce a varios funcionarios una temblorina que ni con té de tila se les quita y de hecho hace crisis cuando les dicen que el relevo podría ser el vicegober Miguel Ángel Riquelme. Y es que mientras con Lalo y don Miguel tienen una fuerte relación política, hay varios colaboradores del Alcalde que nomás no son santos de la devoción del vicegober. Entre esos funcionarios se menciona al contralor de Simas, Mario Cepeda, al secretario del Ayuntamiento, Miguel Mery y a los directores de Urbanismo, Arturo Lozano, de Obras Públicas, Miguel Algara, y de Servicios Administrativos, Xavier Herrera. También se dice que el tesorero Pablo Chávez Rossique iría para afuera, aunque por otro lado se comenta que don Pablo ya busca por su cuenta la puerta de salida. La "grilla" por las candidaturas de 2012 se calentará a finales de año y entonces se verá claro si el alcalde dará otro brinco rumbo a una cómoda beca en el Congreso, cortesía del jefazo del PRI, Humberto Moreira y el gober electo, el hermano cómodo, Rubén Moreira. Por lo pronto, nuestros subagentes dicen que los colaboradores del Alcalde están agotando las dotaciones de Pasiflora en las farmacias y otros ya buscan remedios más potentes con los brujos del Mercado Juárez.
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Con mucha discreción, el gobierno del Estado le dio "mate" al famoso "Modelo Coahuila", que consistía en poner a generales y coroneles retirados en las principales jefaturas policiacas de la entidad. Como se recuerda, este modelo se empezó a aplicar en 2010, armado por la periodista Isabel Arvide, a quien le debemos el "deleite" que resultó ser el general Carlos Bibiano Villa. Ahora, dicen nuestros subagentes, los militares retirados ya fueron notificados que el experimento se acabó y que si quieren seguir al frente de una Policía municipal deben arreglarse con sus respectivos alcaldes, algo que inmediatamente hizo el teniente Adelaido Flores en Torreón. Lo interesante es la razón por la que se dio fin al modelo: la falta de dinero. Y es que al iniciar el "Modelo Coahuila", el Gobierno Estatal complementaba el sueldo que los militares retirados recibían en sus municipios, con aportaciones adicionales no sólo a los jefes de las corporaciones, sino también a los colaboradores que trajeron como mandos operativos o escoltas. Ahora, dicen los subagentes, el Estado ya no tiene para pagar el suplemento salarial y por eso el fin del modelo se ha manejado con mucha reserva. Por lo pronto, los militares que comandan policías en Torreón, Saltillo y Monclova, se quedan en sus puestos, así como los mandos de las policías estatales. Pero la falta de recursos para seguridad no sólo afectó al esquema de mandos en las policías, sino también al equipamiento de las corporaciones. Dicen los subagentes que el Estado todavía debe 8 millones de pesillos al Fideicomiso de Seguridad Pública en La Laguna que se pactaron para este año y que ahora resultan muy necesarios por el golpe financiero que resiente la Policía de Torreón porque tanto ataque ha aumentado el gasto en seguros de vida y de reparaciones de patrullas. Si tan sólo los 20 millones del helicóptero se hubieran gastado en otra cosa que sí valiera la pena, otro gallo cantaría.
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Mientras los diputados locales electos ya se preparan para llegar a calentar sus curules y levantar el dedo a todo lo que les manden del Palacio Rosa, nuestros subagentes comentan que para algunos la llegada al Congreso representa una extensión de las becas que tenían para grillar en el gobierno del Estado. Sería el caso de Víctor Zamora, que pasó de la secretaría de Educación a la Tesorería del Estado sin distinguirse en ninguna de las dos. También el de Indalecio Rodríguez, que en la Procuraduría Social se la pasó armando redes electorales, o el de José Luis Moreno, cuyos resultados en la Secretaría de Turismo son un misterio. Aparte se cuece Jorge Alanís, pues se dice que trabajó muy duro como secretario de Fomento Económico, pero sólo para mandar inversiones a Saltillo, labor por la que fue premiado con una diputación local. El único consuelo, dicen las malas lenguas, es que desde ahí don Jorge tendrá muy limitada su capacidad para fastidiar a La Laguna.
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Por cierto, hablando de las preferencias sobre la peronera capital, el alcalde Jericó Abramo debe saber algo que en La Laguna se ignora. Y es que don Jericó ya empezó a anunciar algunas obras viales planeadas para Saltillo en el próximo sexenio, que ya estarían pactadas con el gober electo Rubén Moreira. Lo curioso es que mientras en la capital ya andan anunciando cosas, aquí en Torreón todavía se ignora cuál es el proyecto que trae don Rubén en infraestructura y servicios y hasta ahora no se ha anunciado ninguna obra que pudiera arrancar cuando entre la nueva administración. Nuestros subagentes concluyeron que le pueden dar el beneficio de la duda a don Rubén, pensando que a don Jericó se le pasó el entusiasmo con las obras que anunció, o que ésta fue una señal de que la tónica practicada en el sexenio que ya termina, será igual en el que empieza, sólo con cambio de hermano.