Como parte de la luna de miel en el arranque de su administración, el gober Rubén Moreira anda muy solícito con los delegados de dependencias federales, tanto que hasta parece irreconocible para cualquiera que recuerde su pasada beligerancia con el Gobierno Federal y el hecho de que el exgober Humberto Moreira se la pasaba agarrado de la greña con los delegados. Nuestros subagentes comentan que don Rubén ha tenido atenciones hasta hace poco impensables, invitando a delegados a eventos y haciendo votos por una colaboración. Quizá el gober piense que nada le cuesta ponerse buena onda si dentro de un año los funcionarios se quedarían sin chamba en caso de que el PRI gane la Presidencia. Pero los subagentes reportan que la razón real por tantas atenciones hacia los delegados tiene que ver con los billetes. Con eso de que el Estado anda en una apretada situación financiera, el ejercicio más fuerte de recursos para 2012 correrá por cuenta del Gobierno Federal. De hecho, se dice que don Rubén le comentó al menos a un delegado que era importante trabajar juntos porque ellos sí van a tener dinero para proyectos. Mientras el trabajo sea por el bien de Coahuila, pues bienvenido, pero resulta curioso que luego de años de conflictos entre ambos bandos, ahora se busque un acercamiento por conveniencia. Por supuesto que ni en el Estado ni en la Federación se hacen ilusiones de que este buen ánimo en realidad vaya en serio, pues luego de profesarse colaboración y cooperación, tanto los funcionarios federales como estatales se regresan a sus oficinas a tramar cómo aprovecharán el presupuesto para la operación electoral.
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La revelación del expediente que prepara la Procuraduría General de la República sobre las travesuras empleadas por funcionarios para contratar deuda en Coahuila deja ver no sólo la cantidad de personajes involucrados y el alto perfil de algunos de ellos, sino también el hecho de que los muchachos de Marisela Morales buscarán exprimir al máximo la averiguación. Algunos mencionados como potenciales consignados son los “sospechosos comunes”, como el exzar financiero del “Gobierno de la Gente”, Javier Villarreal y algunos de sus subordinados. También vuelve a aparecer el nombre de René Jiménez, el funcionario de Hacienda que habría facilitado la falsificación de registros. Pero hay dos menciones que llaman la atención pues son piezas del equipo del gober Rubén Moreira. Se trata de Víctor Zamora y Jesús Ochoa. El primero, actual diputado local electo, fue el que se quedó a cargo de la Secretaría de Finanzas (o Tesorería) cuando se creó el Sistema de Administración Tributaria. El que hasta ahora se ha salvado de ver su nombre entre los involucrados es el jefazo del Sistema de Administración Tributaria (Satec), Ismael Ramos Flores, a pesar de que durante su encargo como titular de la Función Pública nunca movió un dedo para investigar las condiciones en que se contrataron los créditos. Dicen nuestros subagentes que don Víctor y don Jesús van a alegar que fueron “llevados al baile” por Javier Villarreal y que sus firmas fueron falsificadas, lo cual no es tan descabellado a juzgar por lo métodos que usaba don Javier, pero eso no los salvará de verse en medio del escándalo. Lo que está por verse es si el actual titular de Finanzas es mantenido en el cargo o si el gober Moreira acelera el proceso para desaparecer el Satec, dejar a don Lito encargado de los dineros y mover a don Jesús a otro lado. Obviamente el nombre más importante es el del exgober Humberto Moreira y aunque no aparece en la lista de las personas cuya consignación va a buscar la PGR, esta dependencia ha dejado claro que lo citaría a comparecer. Por lo mismo, nuestros subagentes calculan que a doña Marisela le encantaría invitar al expresidente nacional del PRI a pasearse por algún juzgado federal justo en la temporada de campañas presidenciales, lo cual resultaría bochornoso para el suspirante Enrique Peña Nieto y la imagen que quiere forjar del “nuevo PRI”.
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El PAN de Durango ya mostró las primeras fisuras en el proceso para elegir candidatos al Congreso con el berrinche que armó la exalcaldesa de Lerdo, Rosario Castro Lozano en su declinación para buscar la postulación al Senado. Dicen nuestros subagentes que doña Rosario envió una cartita nada amable a la Comisión de Elecciones del PAN acusando al partido de no buscar la mejor fórmula para enfrentar al PRI en julio, sino que se inclinan por complacer a la dirigencia estatal. Con este mensaje, doña Rosario declinó buscar el segundo sitio en la fórmula que sería encabezada por el expriista José Rosas Aispuro, a quien el PAN le tenía guardado el primer lugar (y por lo mismo su pase casi garantizado a cobrar en el Senado) como premio de consolación por haber perdido la gubernatura el año pasado. Como las esperanzas de ganar la elección al Senado son bastante pobres para el PAN, la exalcaldesa lerdense prefirió no entrarle aunque no sin ante recordarle a la dirigencia panista que ella tenía más de 2 mil firmas de apoyo y la simpatía de militancia para registrarse como precandidata a la cabeza de la fórmula. Otra que tampoco le quiso entrar luego de ver los dados cargados a favor de don José es la exjefa de la Oficina de la Presidencia, Patricia Flores, a quien el apoyo de su tío Rodolfo Elizondo no le sirvió para quedarse con la primera posición. Ante la ausencia de tiradores para acompañar en la fórmula al expriista, tal parece que la designación de esa candidatura recaerá en el Comité Nacional del PAN, aunque a ver quién la quiere agarrar.
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Los problemas financieros y técnicos que tienen en la bancarrota al Simas parecen haber hecho crisis como resultado de que no hay autoridad en ninguna de las áreas. Con los funcionarios ocupados en sus grillas o en sus relaciones con las constructoras que tienen los contratos de obra, la empresa abastecedora se encuentra a la deriva con sus 350 millones de pesos de cartera vencida. Dicen los subagentes que la última muestra de esta situación fue el colapso de la noria 77 de la colonia Las Flores que desde hace un mes mantiene con problemas de abasto a por lo menos diez colonias del oriente de la ciudad. El problema fue que al equipo encargado de revisar las norias, a cargo de José Augusto Treviño, se le olvidó “chocarle el aceite” al pozo y eso la hizo tronar. La gota que derramó el vaso fue el hecho de que don José es protegido del contralor del Simas, Mario Cepeda, quien acumula en su escritorio problemas con el deterioro de la infraestructura y la situación financiera de la empresa. Por supuesto que ni don Mario ni el gerente técnico, Pantaleón Originales, aceptan responsabilidad. Según los subagentes, ambos funcionarios se la pasan más ocupados atendiendo asuntillos pendientes en la Comisión Estatal de Aguas, la cual aspiran a seguir controlando en la actual administración. Lo que pasa es que el nuevo jefazo del CEAS, Ricardo Aguirre, no tiene idea de la chamba en la que se metió y por supuesto que don Mario está prestísimo para brindarle toda la asesoría que requiera en La Laguna para continuar con su influencia en los sistemas de agua de la región.
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Ya se acerca el final del año y nuestros subagentes ya están recorriendo el mercado de “fierreros” de la Alianza en busca de las refacciones para la computadora “Pony”, que será desempolvada estos días y, vestida de toga y birrete con cambio de aceite y balatas, emitirá las tradicionales calificaciones de los principales funcionarios públicos en La Laguna. No está de más señalar que la pobre “Pony” quedó muy maltrecha de tanto rechinar de coraje hace un año, aunque se espera que ahora haga lo mismo.
