La generación de calificaciones del miércoles pasado dejó a la computadora “Pony” con una sobrecarga de memoria que hubo que depurar mediante la reposición de bulbos comprados de última hora con los fierreros en la Alianza. Para esta nueva ronda, la supercomputadora procesó la información referente a las gestiones de los gobiernos estatales de Coahuila y Durango, así como de los municipios de Torreón y Gómez Palacio. Al evaluar a los dos gobernadores, resultó que 2010 fue el último año de sus gestiones, pero mientras en Durango Ismael Hernández Deras terminó su encargo, en Coahuila el profe Humberto Moreira afirmó que se iba a la capirucha del esmog en este inicio de 2011 para despachar ahora como presidente del PRI . Ajustados sus fusibles y procesadores electrónicos, la “Pony” empezó a rechinar, soltó humo verde y arrancó. El gober Humberto Moreira arrancó el año como alcalde de Torreón, a donde prácticamente se vino a acampar, pero el gas sólo le duró un mes de obras. Luego le dejó las riendas al flamante alcalde Eduardo Olmos y como “al ojo del amo engorda el caballo”, una vez que se fue las cosas empezaron a aflojar y el caballo a enflacar. El “acelere” del gober también fue notable por el contraste en los niveles de atención que le puso a la peronera capital y a Torreón. Según los cálculos de la “Pony”, en Saltillo y otras regiones del Estado el gober se merecería un diez, pero en La Laguna corre el riesgo de “tronar”. Este año, su ausencia fue particularmente sentida durante las ejecuciones múltiples en bares y fiestas. Este dato fue alimentado a la “Pony” junto a la información del aumento en la delincuencia común, como robos y asaltos, que se dispararon rompiendo los records de 2009. Por otra parte, el “Gobierno de la Gente” arrancó obras importantes como la ampliación de la autopista a San Pedro, el parque del lecho seco del Río Nazas y la Gran Plaza, aunque aquí dejó pasar las innumerables transas que se realizaron con la compra de terrenos. Don Humberto tuvo una actuación eficaz ante los destrozos del huracán “Alex”, lo cual le suma puntos. Ya para el segundo semestre, el gober se puso a perseguir la dirigencia nacional del PRI y llegó el anuncio, largamente anticipado desde esta columna, de que pediría licencia en 2011. La “Pony” rechinó feo porque no le gustan los “chapulines” (a menos que sean tostados y con mucha salsa). En el balance final, el hecho de que el sexenio se convirtió en quinquenio pesó mucho para que emitiera un SIETE Y MEDIO.
Pasando al “Gabinete de la Gente”, hubo inestabilidad a lo largo del año, con movimientos que respondían a jugadas políticas. El de Gobierno, Armando Luna, tuvo un papel decoroso en 2010, logrando mantener la paz entre diversos actores y sus subordinados en Protección Civil se aventaron buen trabajo ante los desastres naturales. En el lado negativo, don Armando no arregló los problemas en algunas dependencias bajo su cargo como el Registro Público de la Propiedad, donde las corruptelas siguen a la orden del día. Durante su encargo, el secretario no se dejó contagiar por las fiebres que calentaron a sus antecesores, lo cual agradó a la “Pony”, pero su salida del cargo hizo que la computadora resoplara y sacara un OCHO.
En La Laguna, el vicegober de Desarrollo Regional, Antonio Juan Marcos, quedó a cargo de los programas sociales del Estado en la región y construyó una red eficiente para la política electorera, principalmente la Tarjeta del Hogar, cuyo padrón reestructuró debido a que se reportaron anomalías. En cuanto a la obra pública, don Toño quedó eclipsado por el subsecretario Gerardo Berlanga, quien prácticamente se encargó del changarro. El vicegober no estuvo mucho bajo los reflectores y mantuvo un perfil bajo para que nadie lo fuera a acusar de que usaba el cargo para promover su carrera. Pero su inminente salida para buscar una diputación local, queda confirmado que la vicegubernatura es una herramienta electoral, por lo que se lleva un SEIS.
Para evaluar al Fiscal Jesús Torres Charles, la “Pony” se tuvo que poner chaleco antibalas y resguardarse en un piquete de guaruras. Y es que don Jesús tuvo en La Laguna un feo año con el aumento de actividades delictivas, tanto organizadas como desorganizadas. Los muchachos de don Jesús no han podido contener la ola criminal expresada en cosas como balaceras, ejecuciones, matanzas colectivas, robos y asaltos a mano armada. Al final del año, pocas bandas han sido desarticuladas y no se ve que el Ministerio Público sea una herramienta efectiva para advertir a los criminales que sus acciones tendrán castigo. Por otra parte, algunos policías estatales anduvieron muy “volados” haciendo travesuras fuera de control. Al evaluar estos datos la “Pony” le manda un horrible TRES.
En lo que toca a los dineros del Estado, Javier Villarreal se consolidó en 2010 como el zar de las finanzas y si bien arrancó el año con perspectiva favorable, las cosas empezaron a patinar ante la discusión en torno a la deuda del Estado. Don Javier entró en polémica con el Gobierno Federal en el asunto de las participaciones y el sesgo político que tuvo la bronca terminó por confundir más las cosas. Don Javier se anotó un buen punto con la creación del Sistema de Administración Tributaria de Coahuila (Satec), que fue bien visto por las firmas calificadoras de calidad crediticia. Sin embargo, la calificadora Fitch le puso una mancha al señalar preocupación por el gasto del gobierno estatal, y a pesar de que Coahuila es de los estados con mejor calificación crediticia, la firma le asestó una “perspectiva negativa” por la preocupación que hay con la deuda pública. Ante esto, la “Pony” consideró prematuro darle una calificación, pero a la manera de Fitch, le advierte a don Javier que para 2011 también trae perspectiva negativa.
Jorge Alanís, secretario de Fomento Económico hasta diciembre de 2010, cerró el año con cifras espectaculares de inversión para Saltillo, pero terribles para Torreón. Con eso de que en cinco años la región sureste se llevó once veces más inversión que La Laguna, la “Pony” empezó a echar humo pues su cibernético cerebro no le daba para procesar tal dato. Estaba a punto de tronar un fusible cuando encontró la fórmula correcta: Si en Saltillo don Jorge sacaría un diez, en La Laguna la calificación sería once veces menor. Como la “Pony” no maneja escalas negativas, le manda un feo TRES.
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Programada para emitir las calificaciones de la nueva administración municipal de Torreón, la “Pony” tuvo que sacar la base de datos para evaluar los tropezones del equipo del alcalde Eduardo Olmos. Para la supercomputadora, don Lalo empezó su gestión con altas expectativas de “rescatar” Torreón, pero pronto demostró que su equipo estaba más interesado en rescatarse de vivir en el error. La administración se vio envuelta en varios escándalos, como la compra de terrenos de la Gran Plaza, la licitación del estacionamiento nada más por 42 años, el aumento de la nómina y la contratación de aviadores, la asignación de puestos clave a sus cuates, y los “moches” cobrados a contratistas y proveedores para agilizar pagos o asignar obras. A lo largo del año, don Lalo se colgó de la liana del gobierno estatal para presumir obras, pues las emprendidas por el Municipio fueron muy leves. La “Pony” batalló para encontrar algo que evitara al alcalde reprobar la calificación y encontró que don Lalo se fajó los pantalones ante la huelga de policías en marzo, resistió las presiones para correr al general Carlos Bibiano Villa y prefirió botar a casi toda la fuerza policiaca, con el costo político que eso implicaba. Para la “Pony” esta situación contó bastante a la hora de procesar la calificación y emitir un deslavado SEIS que don Lalo puede mejorar.
El secretario del Ayuntamiento, Miguel Mery, sirvió de “bombero” a los incendios prendidos por funcionarios municipales que probaron su incapacidad para arreglar problemas. Don Miguel tuvo que salir a aclarar situaciones bochornosas generadas por otros, incluyendo el propio alcalde y la “Pony” resultó impresionada por el hecho de que el copete del “Peña Nieto” lagunero es bastante resistente a las inclemencias, pues nunca se mueve y por eso se lleva un decoroso OCHO bien peinado con gel.
El General Carlos Bibiano Villa Castillo levantó altas expectativas al tomar las riendas de una maltrecha Policía municipal y su estilo de “Rambo” ha sido ensalzado incluso en medios extranjeros como un modelo de jefe policiaco en tiempos turbulentos. Como el otro célebre General Villa, don Bibiano también es dado a disparar primero y ‘viriguar’ después y sus muchachos son clientes frecuentes de recomendaciones de derechos humanos, al tiempo que no han podido bajar el índice delictivo. Esto dio paso a la figura del “héroe ciudadano” en personas que se la rifaron para impedir algún atraco porque no había ningún agente que echara la mano. La “Pony” tosió bastante para emitir la calificación del General Villa, porque nunca había tenido que evaluar a un personaje tan pintoresco. Ya estaba a punto de emitir un seis cuando observó que don Bibiano ha dado muy buenos momentos de humor involuntario con sus declaraciones, lo cual le valió un SEIS Y MEDIO.
El tesorero Pablo Chávez Rossique era una de las cartas fuertes del alcalde para mostrar que iba a poner a gente capacitada en puestos clave. Pero si bien don Pablo tenía sólido prestigio como contador privado, en la cosa pública arrancó patinando. Esto fue evidente con el caso de los recibos de Tesorería cuya dirección fiscal estaba en el domicilio de su despacho particular. Recuperado del traspié, intentó poner orden en las finanzas municipales, pero si bien logró buena recaudación no pudo contener el aumento de la nómina. Para compensar, don Pablo se puso duro con las autorizaciones de gasto, pero en su afán de “cerrar la llave” se llevó entre las patas a organismos de filantropía o cultura que recibían apoyos municipales. La “Pony” no recordaba haber calificado a un tesorero que tuviera la rara virtud de poner a todo el mundo en su contra, pero consideró que si agarra la onda para el año que entra, puede lograr buenas cosas con las finanzas. Por lo pronto, le manda un polémico SIETE, entre otras cosas por haber aguantado las mentadas estoicamente.
Al tocar el turno a los directores de Obra Pública, Arturo Lozano, y de Urbanismo, Miguel Algara, la “Pony” empezó a rechinar y en su pantalla apareció la leyenda “Información Incompleta”. Y es que la supercomputadora consideró imposible evaluar a los funcionarios porque nadie sabe qué han hecho. Para compensar, se trasladó a la “Pony” a la Plaza de Armas para que viera la remodelación ejecutada por don Arturo, pero resulta que es la única obra que puede presumir. En el caso de don Miguel, la “Pony” consideró que se pasó el año en un cargo medio “pirata” pues la situación de Urbanismo nunca fue bien definida al quedar en el limbo los planes para integrarla a Medio Ambiente mejorar la planeación urbana, lo cual no ha sucedido. En el balance final, ninguno de los funcionarios demostró labor suficiente para ser evaluados, de manera que la calificación queda reservada.
En el Sistema Municipal de Aguas y Saneamiento, Jesús Campos llegó con antecedentes de ser un administrador capaz. El problema fue que le endosaron a su equipo de trabajo, que responde a los intereses del alcalde y hasta ahora no ha podido detener las sospechas de corrupción en áreas como la Contraloría. El Simas también mostró lentitud para responder al problema de arsénico en el agua y fue hasta que se publicaron los datos sobre las norias que se dieron cuenta de la grave situación, como si ésta no hubiera estado presente desde hace años. Don Jesús heredó a la empresa en quiebra y durante el año no tuvo éxito en el programa de recuperación de cartera y el año cerró sin dinero para pagar proveedores. Su experiencia en el ramo financiero puede ser muy útil si es que Simas deja de manejarse como botín político y don Jesús necesitará hacer una administración profesional para enderezar a la paramunicipal, por lo que un CINCO seco, pero espolvoreado de arsénico le manda la sedienta “Pony”.
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Acabando del lado de Coahuila, la “Pony” cruzó el Nazas para procesar la última evaluación del sexenio del gober de Durango, Ismael Hernández Deras. A pesar de que don Ismael dejó el cargo hace tres meses, no se salva de una última calificación, debido a que ocupó el gobierno estatal la mayor parte del año (se dice que todavía lo ocupa en realidad, pero ésa es otra historia). Al ser alimentada con la información del sexenio, la “Pony” tembló y rechinó al calcular que el saldo de don Ismael parece negativo. Su gobierno se caracterizó por una falta de atención a La Laguna. El talón de Aquiles de don Ismael fue la seguridad, al grado que Durango se ha convertido en el tercer estado más violento del país. Además, las elecciones para gobernador fueron cuestionadas por la manipulación electorera de los programas de gobierno, lo cual le dejó una mancha al gober, quien finalmente pudo poner a su “delfín”, Jorge Herrera Caldera aunque con un margen mínimo de victoria. Ya le tocará a don Jorge pasar por la “Pony” el año que entra, si es que elimina la sospecha de que actúa bajo las órdenes de su antecesor. Por lo pronto, don Ismael se lleva un feo CINCO.
El año pasado, al evaluar al ahora ex secretario de Gobierno, Oliverio Reza, la “Pony” concluyó que estaba perdido y este año también se la pasó igual y cuando asomó la cabeza fue a raíz de escándalos que demostraron la falta de control político en el Estado. Don Oliverio operó las elecciones a gobernador con tal tacto que terminó acusado de poner el aparato del Estado al servicio del PRI. Pasada la elección, el funcionario se destacó por confirmar, de manera irresponsable, el secuestro de reporteros que cubrían el Cereso de Gómez, un caso que atrajo reflectores internacionales y que empeoró dando a conocer la delicada noticia cuando estaban en curso las negociaciones. Con esta barbaridad, don Oliverio cerró el sexenio y ya no volvió a aparecer. Pero la “Pony” tiene varios megabytes de memoria, suficientes para endosarle un CINCO.
El ex procurador Daniel Garza Leal fue incapaz de contener la ola de delincuencia común que azotó las principales ciudades del Estado, principalmente Gómez Palacio y Lerdo y su cacareado modelo de Policía Única y la creación de la Fiscalía sólo resultaron cambios burocráticos que en nada han contribuido aún a mejorar la seguridad en el Estado. Al igual que su colega de Coahuila, don Daniel se lleva un desastroso TRES.
Al repasar el gabinete del gober Hernández Deras, la “Pony” concluyó que dos funcionarios se fueron a examen extraordinario a ver si para la próxima sacan calificación aprobatoria. Se trata de los secretarios de Finanzas, Carlos Contreras, y de Obras Públicas, César Rodríguez, que fueron los afortunados que lograron seguir colgados de la “liana” en el gabinete de Jorge Herrera Caldera. Por un lado, Finanzas siguió sumida en la oscuridad al no aportar información sobre las arcas estatales, que parece que se secaron pues fue notable la ausencia de obras. Por su parte, don César repitió como titular de Obras Públicas de la parte de Durango que no incluye a La Laguna, pues en la región no tiene idea de lo que hace, ya que en realidad no hace nada. La “Pony” estaba al borde del colapso al no contar con elementos para dar una calificación, por lo que optó por mandar una advertencia a los funcionarios de que la materia aparece como “No Acreditada” y, si se aplican, hasta pueden aprobar.
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Al ahora ex alcalde de Gómez Palacio, Mario Calderón, en 2010 sólo le tocó administrar el desastre financiero heredado de la gestión del curuleco Ricardo Rebollo y optó por pasar el año de manera discreta. Su problema fue que no controlaba a los funcionarios de su administración, lo cual fue evidente porque nadie le hacía caso. Para amolarla, el Municipio tuvo que recurrir a la deuda cuando apenas el año anterior habían presumido recaudación y presupuesto récord. La “Pony” tomó estos elementos en cuenta, pero al cruzarlos con la base de datos concluyó que don Mario fue puesto en una situación imposible para un alcalde, y le mandó un SEIS.
El secretario del Ayuntamiento, Jorge Torres Bernal, se distinguió por las sesiones “exprés” de Cabildo que duraban tres minutos y porque tampoco pudo meter orden entre los regidores. Por ello, la “Pony” adoptó el modo “exprés” y en menos de tres minutos generó un feo CUATRO.
El secretario de Protección y Vialidad, Víctor Cordero, se pasó el año viendo el aumento de la ola delictiva en Gómez Palacio y fue notable la falta de acciones para mejorar la Policía. No hizo depuración ni exámenes a los agentes, que siguieron en las calles como si nada. La “Pony”, temerosa de que le fueran a robar los fusibles, rápido sacó un CINCO sin depurar.
El director de Obras Públicas, Luis Lara de la Cerda, llegó a mediados de 2009 y para pronto admitió que no estaba familiarizado con los problemas de obra pública en Gómez, lo cual hizo que la “Pony” le diera una severa calificación de tres hace un año. Para 2010 no pareció mejorar mucho, pues la ciudad siguió padeciendo la ausencia de obras y el retraso en las que se estaban ejecutando. Sin muchos elementos para emitir un juicio, la supercomputadora le refrendó el TRES.
El tesorero Luis Felipe Cantú de plano no pudo manejar las finanzas, al grado de que el Municipio tuvo que recurrir a la deuda para sacar los pendientes. Aún así, don Luis siguió con la llave cerrada en los pagos a proveedores y contratistas, sin poder tapar el boquete financiero que le dejó a la actual administración. Claro que eso no obstó para que los regidores se dieran un “bono de marcha” disfrazado cuando dejaron el cargo. La “Pony” nunca pudo cuadrar las cuentas para emitir la calificación y tuvo que generar un CUATRO en bancarrota.
El director del Sistema de Agua Potable, José Miguel Campillo fue el único funcionario de la administración pasada que se salvó de vivir en el error, pues fue rescatado por la alcaldesa Rocío Rebollo. La “Pony” concluyó que la medida fue aceptable pues don José aprendió en el cargo y los problemas de desabasto de agua bajaron, aunque todavía trae pendientes con la revelación de algunas transas en los megatanques. Otra mancha en su gestión fue la opacidad en torno a los niveles de arsénico en el agua, pero ante las presiones se aplicó para cerrar un pozo con cantidades inaceptables, lo cual fue bien ponderado por la “Pony”, que le mandó un SEIS Y MEDIO.
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Con los cables sueltos de tanto cálculo, la “Pony” finalmente apagó su cibernético cerebro, mientras este, su 007, se quitó la toga y birrete guardándolos entre bolitas de naftalina, para tenerlos listos al finalizar este año y se despide deseando a todos los lectores un Feliz Año Nuevo.