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Vientos de guerra

GENARO LOZANO

Freedom, New Hampshire.- Soplan vientos de guerra en Washington. El nuevo Congreso entró en funciones el 5 de enero con una mayoría republicana en la Cámara de Representantes y con una sacudida del círculo de asesores cercanos de la Casa Blanca, cambos que ya anuncian la polarización del año en curso y la batalla por la reelección como telón de fondo.

La política presidencial estadounidense así funciona. Los primeros dos años de su gobierno, un nuevo presidente los dedicada básicamente a poner la agenda emanada de lo que él y su equipo evalúan como un mandato electoral, mientras que los siguientes dos se convierten en una corrección de los errores de los primeros dos y en lo que Sidney Blumenthal llamara la campaña permanente, hace ya más de 30 años, una obsesión por reinterpretar cómo se ha movido el péndulo de las preferencias ciudadanas con el ánimo de lograr la reelección.

En ese momento se encuentra Obama. Durante los dos primeros años de su gobierno, el presidente gobernó con un Congreso aliado, dominado por los demócratas y que le permitió, entre otros, conseguir una reforma al sistema de salud, que si bien no era la planeada por Obama sí es la reforma más importante en la materia y tal vez el logro más relevante de sus primeros dos años de gobierno.

Sin embargo, los resultados de las elecciones legislativas de noviembre de 2010, que le dieron a los republicanos el mando en la Cámara de Representantes, donde ahora tienen 242 legisladores frente a los 199 demócratas, obliga a Obama a replantear estrategias y a mirar con detenimiento la experiencia que tuvo Bill Clinton cuando en 1995 los republicanos también ganaron una mayoría en la Cámara de Representantes.

De tal forma, Obama ya empezó a mover las piezas. Esta semana nombró a Bill Daley, ex secretario de Comercio de Bill Clinton y ex jefe de campaña de Al Gore, como su nuevo jefe de asesores en la Casa Blanca. El trabajo principal de Daley será el de ser el interlocutor del presidente con el liderazgo republicano en el Congreso. Daley tiene a su favor la enorme experiencia que tiene en la política, que le ha ganado el respeto de republicanos y demócratas por igual, pero en su contra tiene el hecho de que es un moderado que decepcionará a la base más liberal de Obama.

El liderazgo republicano en el Congreso tiene ya su agenda clara para 2011: tratar de revertir hasta donde sea posible la reforma al sistema de salud de Obama, recortar los programas de gasto público que ha impulsado el presidente desde 2008 e impedir a toda costa el avance de la agenda progresista de Obama. En otras palabras, lo que está visible y obviamente en la agenda republicana es dificultar hasta donde sea posible el camino a la reelección de Obama y en el fondo reconceptualizar el papel que debe desempeñar el Estado en la política y la economía de Estados Unidos. Después de todo, Obama ha intentado - tibia o radicalmente según el prisma con el que se mire- dirigir el Estado hacia la redistribución de la riqueza y como regulador de los errores del mercado. Para John Boehner, el nuevo líder de la Cámara de Representantes, y para la nueva mayoría republicana, "menos es más" en lo que se refiere al papel del Estado.

Así las cosas, 2011 inicia con vientos de guerra política en Washington, la antesala de la campaña electoral de 2012, y las primeras víctimas de este cambio en el poder serán los millones de migrantes indocumentados que ya esperan la embestida de iniciativas locales que endurecerán la situación que ya enfrentan al estilo de la ley Arizona de 2010. Empieza un año rudo, por decir lo menos, también para la diplomacia mexicana.

Politólogo

E Internacionalista

Twitter @genarolozano

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