Concurrido. En el primer día de actividades del taller fueron muchas las familias que respondieron al llamado.
Después de diez años de relación violenta con su esposo, "Marisela" se decidió a pedir apoyo y atención para sus hijos, quienes ya presentan un marcado daño psicológico como resultado de las agresiones que han atestiguado.
La rebeldía es la conducta más recurrente entre su hija de diez años y los niños de nueve y cinco, quienes han aprendido a decirse cosas tales como "te odio", "me quiero morir" y otras expresiones negativas, según refiere.
"El de enmedio destruye todo, a sus muñecos les corta la cabeza y los brazos y en ocasiones se muestra muy agresivo con sus compañeros en la escuela, aunque contrario a la mayor, le va bien con las calificaciones".
La madre de familia detalla que en un principio ella respondía de la misma forma con su cónyuge "de manera que si él se emborrachaba yo también lo hacía; si él me pegaba yo se lo devolvía", en lo que era un círculo interminable de violencia del que los más afectados resultaron ser los menores.
El temor de perder a sus hijos por haber sido testigos de tantas peleas en las que incluso ha tenido que intervenir la policía, la llevó a adoptar una actitud diferente y a tratar de encontrar el apoyo para salvar su relación de pareja y su familia.
"Marisela", al igual que otras 15 familias, respondieron al llamado de la Procuraduría de la Defensa de la Mujer para tratar de romper con la repetición de conductas violentas a través de la atención psicológica a los menores que ya las padecen.
El taller "Salvado a un superhéroe, yo", contó con una nutrida asistencia el primer día de actividades, mismas que se desarrollarán por un periodo indefinido "hasta que logremos ver resultados específicos en los menores que estamos tratando y en recobrar a la sociedad", dice la titular, Claudia Bonilla.
"MARISELA"
Asistente al taller
El siglo de torreón / Ma. Elena Holguín