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DON ENRIQUE OCHOA, HOMBRE DE IDEALES FIRMES

Revolucionario. Don Enrique fue siempre un luchador de causas sociales y laborales, un revolucianario por herencia y tradición.  EL SIGLO DE TORREÓN / CLAUDIA LANDEROS

Revolucionario. Don Enrique fue siempre un luchador de causas sociales y laborales, un revolucianario por herencia y tradición. EL SIGLO DE TORREÓN / CLAUDIA LANDEROS

CLAUDIA LANDEROS

Desde que inició este proyecto está como custodio. Para él, el Recinto de la Revolución significa toda una vida de ideales y de lucha constante.

Para don Enrique Ochoa Gutiérrez, apoyar a este recinto significa dignificar la memoria de los héroes revolucionarios que dieron su vida por el pueblo y se levantaron en armas desde este lugar, en Gómez Palacio en 1910.

Uno de esos caudillos que lucharon por la democracia antirreeleccionista fue su padre, José Ochoa Arredondo, es por eso que ha permanecido aquí desde hace varios años tratando de preservar un patrimonio cultural de su ciudad natal.

Cada 19 de noviembre durante la tarde y noche, realizan los festejos de la Revolución, con desfile, bandas y otras actividades; lo celebran este día en el recinto, debido a que fue cuando estos hombres laguneros se reunieron y pensando que habían sido descubiertos, decidieron comensar la batalla antes del día 20 de noviembre.

Cuenta don Enrique, según las memorias que le narró su padre algunas veces, que tenía escondido su armamento detrás de la embotelladora, de ahí pasaron a la cárcel municipal a liberar a los presos y tomaron la presidencia.

 LLEVA EL ESPÍRITU DE LUCHA EN LA SANGRE

Pero don Enrique también fue un revolucionario de su tiempo, trabajó para Ferrocarriles Mexicanos durante más de 40 años; inició labores desde los 16 años de edad y se jubiló en 1990.

Sólo estudió la primaria y un año en la escuela comercial, pero decidió que la escuela no era lo suyo y se dedicó de lleno al ferrocarril.

Fue un luchador de las causas justas, cayó preso y estuvo así por varios meses, esto debido a que fue de los principales iniciadores de la huelga ferrocarrilera de 1958.

No se arrepiente de nada, aunque tuvo una vida muy dura y con muchos golpes, pero siempre tuvo sus ideales muy claros de buscar la igualdad y justicia social y sobre todo laborar, por un trato digno para los trabajadores y la gente de su pueblo.

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