No hace mucho, singularidades de la República priista, el sistema electoral mexicano permitía conocer los resultados de las elecciones aun antes de que los ciudadanos sufragaran.
Hoy los votos se cuentan y cuentan, pero esto no ha impedido la persistencia de vicios en los procesos electorales; sobre todo en el ámbito estatal, donde los órganos supuestamente autónomos (institutos y tribunales electorales) suelen estar sometidos a los gobernadores en turno.
Como ocurrió en las más recientes elecciones (remember Veracruz y Oaxaca), los gobernadores meterán no sólo las manos, también las patas, pero nada garantiza que se impongan. Lo fascinante de la política es su complejidad: los escenarios pueden cambiar repentinamente; no pocas veces el "puntero" se desinfla y el "voto de castigo" o el "voto útil" nulifican la eficacia del "voto duro".
En siete entidades habrá elecciones este año, en seis se renovarán las gubernaturas. La posibilidad de que el PRI se lleve el "carro completo" es muy alta. No por que se trate de un partido renovado sino porque ha sabido venderse como la única opción ante el desastre de los gobiernos panistas y perredistas. Si la clave del futuro está en el pasado, el priismo pavimenta su retorno al gran poder volviendo a sus orígenes: la "coalición de caciques".
Hasta ahora, la alternancia no ha hecho ninguna diferencia mayor. Una vez en el poder, panistas y perredistas han sacado al pequeño priista que todos llevamos dentro y han ejercido un poder abusivo. Las cuentas que recibirán los gobernadores que se elegirán este año se caracterizarán por el manejo oscuro y el sobreendeudamiento: muchas obras de relumbrón y pocas políticas que impacten sobre el bienestar de la población.
A nivel de los partidos, el destape de Alejandro Encinas para el Estado de México parece mostrar que Andrés Manuel ya doblegó a "Los Chuchos"; sin embargo, la fragilidad legal de su residencia puede dejarlo fuera de la contienda. Salvo un milagro, la temporada electoral anticipa para el perredismo una cosecha de fracasos en Guerrero, Baja California Sur y Michoacán...
Al frente del PAN, Gustavo Madero perfila un liderazgo débil y errático, el que corresponde a un representante del señor de Los Pinos. El ajuste al gabinete en áreas técnicas (Energía y Comunicaciones y Transportes), así como el probable "ascenso" de Molinar Horcasitas a la Secretaría de Asuntos Electorales del PAN, ratifican la ruta del desastre. ¿Bravo Mena al Edomex y Ernesto Cordero a la Presidencia? Ceder la plaza antes de la batalla.
Mientras tanto, la refundación feudal de la hegemonía priista no tiene vuelta de hoja. Humberto Moreira, "fajador" y político con peso propio, adelanta los tiempos y es ya el jefe del Partido. Enrique Peña Nieto puede dormir tranquilo. Por ahora.
Los astros se alinean. Este es el escenario tendencial. No obstante, más allá del golpeteo que definirá este año electoral, un ingrediente perturbador estará más presente que nunca: la sombra del crimen organizado. Y en esa perspectiva, no puede descartarse una colisión cósmica que descomponga todo y alterare radicalmente todas las previsiones.