Andrés Guardado jugó el partido ante el Real Madrid, en el que el Deportivo La Coruña salió con el empate sin goles. (EFE)
El Madrid parece que ya "tiró" la Liga. Este sábado dio un paso hacia atrás, quizá definitivo al empatar a cero con un Deportivo que se salió con la suya, además de recuperar a Andrés Guardado, después de varias semanas de ser baja por lesión.
Siete puntos es un mundo de distancia cuando al que se tiene que alcanzar y superar es al Barcelona. Pero esa diferencia entre ambos también es futbolística: mientras los blaugrana despedazan sin mayor conflicto a sus rivales, los merengues se atascan cuando el contrario se les encierra como el Depor en Riazor.
Las caras de frustración fueron blancas. Cristiano Ronaldo, Karim Benzamá, Emmanuel Adebayor y Mesut Özil, terminaron el partido cabizbajos, con la ira de la resignación obligatoria por no poder "abrir la lata" que supuso el cerrojo defensivo del conjunto gallego.
Los postes y el arquero Aranzubia detuvieron el ímpetu del Madrid. José Mourinho reclamó todas las faltas y no faltas a los árbitros, lucía nervioso en la zona técnica, pero los suyos simplemente ayer no pudieron.
El portugués todopoderoso comienza a descubrir, en serio, que está ante el mayor reto de su brillante carrera como estratega, porque la distancia con el Barcelona en la Liga es mucha, a ese rival tendrá enfrente en la final de la Copa del Rey y en la Champions League aún no logra cantar victoria en los octavos de final ante el Lyon.
El gigante albo puede quedarse sin títulos otra vez.
Del lado de La Coruña, las sonrisas recayeron en "El Principito". La afición del Deportivo aplaudió la reaparición del mediocampista mexicano, porque su equipo lució más peligroso cuando Guardado estuvo en la cancha.
Miguel Ángel Lotina, técnico de los gallegos, apostó por el contragolpe. Andrés fue el lanzador de los latigazos durante los 55 minutos que estuvo en el terreno de juego.
Mejor noticia aún para el Depor. El tricolor no salió lesionado, como mucho se teme cada vez que vuelve a la actividad después de recuperarse de cualquier dolencia.
El Madrid, en cambio, cargó con la amargura. Ve al Barcelona desde muy atrás, con la tragedia de que los catalanes no ceden.
Siete unidades ya son muchas para una Liga casi decidida. Los merengues parece que mejor se enfocarán en la final de la Copa del Rey y en seguir avanzando en la Champions League, en busca de un título que sane sus heridas.