NUEVA YORK.- Zuccotti Park está semivacío y estrictamente ni siquiera es un parque. Es más bien una plaza privada, de tres mil metros cuadrados, poco agraciada, con algunos árboles y una escultura roja de metal en una esquina, realizada en 1998 por el artista estadounidense Mark di Suvero y titulada, irónicamente, Joie de Vivre. De hecho, nadie sabría de la existencia de este espacio, si no hubiera sido porque desde mediados de septiembre pasado se convirtió en el epicentro del movimiento Occupy Wall Street (OWS).
Es domingo y la tarde apenas inicia. Es un día soleado, con poco viento y la temperatura rebasa los 12 grados centígrados. Por ello, la zona del World Trade Center tiene un poco más de los turistas habituales de noviembre. Algunos se detienen a tomar fotos en el cementerio de la iglesia de San Paul, la que está frente la ex Zona Cero. Otros más se meten al Century 21, la famosa tienda de descuento. Un grupo de hombres reparte volantes. Imagino que son de OWS, pero no. Son folletos que explican "la verdad" sobre los atentados del 11 de septiembre del 2001. Son los amantes de las teorías de la conspiración, aquéllos que creen que la Torre 7 del WTC no se colapsó, sino que "fue derrumbada" por el Gobierno, entre otras cosas.
Unos metros más adelante sobre la calle de Church está Zuccotti Park. Hay cuatro coches de policía alrededor y el rectángulo que enmarca esta plaza del Distrito Financiero de Manhattan está cercado con vallas. En una esquina hay tres hombres jóvenes con una pancarta que dice "Ask us anyhting" (pregúntennos lo que sea). Los tres fuman y se dejan tomar fotos con gusto. Detrás de ellos, al otro extremo de la plaza, se ve un grupo de gente congregada con mantas. Asombra ver a tan pocas personas. Las imágenes en la televisión, los videos en YouTube y las fotos en los periódicos mostraban una plaza llena.
Michael Bloomberg, el alcalde neoyorquino que no dejó que los manifestantes pusieran baños temporales, ordenó la entrada de la policía a Zuccotti Park y el desalojo de los manifestantes la madrugada del martes 15 de noviembre y esto significó tal vez el inicio del fin del movimiento, al menos en su presencia física de manera permanente en el espacio público.
Entro al parque con Esteban, un ex alumno que ahora estudia la Maestría de Periodismo en Columbia, y nos dirigimos hacia donde se concentra el mayor número de gente, tal vez unas 80 personas. "Antes esto sí estaba lleno. A unas cuadras ya sabías que te estabas acercando por el mal olor y el ruido. Estaba todo muy profesional, hasta un centro para medios de comunicación tenía", me comenta Esteban. Hoy ya no es el caso.
La causa del día de quienes están hoy en la plaza es la de la violencia contra las mujeres. De hecho, la presencia de mujeres domina el espacio y en específico de mujeres latinas. Las consignas y las mantas son en español. Sin usar un megáfono, una mujer denuncia las "estructuras patriarcales" del mundo, mientras los asistentes repiten sus palabras, levantan los brazos y agitan las manos. El eco de los asistentes realmente ya no es necesario. La voz de la oradora se oye sin dificultad, pero los asistentes repiten el performance que hicieron para que toda la plaza escuchara las palabras de los filósofos Judith Butler y Slavoj Zizek y de otras celebridades que visitaron Zuccotti Park.
Una cámara de video registra el momento. No es la de un medio comercial, parece más bien un proyecto de estudiantes. Occupy Wall Street perdió el momentum. Bloomberg le dio un golpe bajo, pero efectivo al movimiento, y ahora el alcalde tendrá que sufrir las consecuencias de su decisión: los manifestantes anunciaron que irán diariamente con tambores a despertarlo a las afueras de su casa en el Upper East Side.
Sidney Tarrow, uno de los principales estudiosos de los movimientos sociales, afirma que el de Occupy Wall Street es un movimiento principalmente de presencia y de construcción de identidad. No uno de demandas específicas ni de representación de un clivaje político, como sí lo es el movimiento del Tea Party. Sin embargo, OWS tuvo ya un impacto político: Obama prometió una reducción de los intereses de los préstamos educativos para el 2012 y volvió a subirse en el tema de completar la reforma al sistema financiero. Veremos si el año que viene, las demandas de los manifestantes tienen eco en los debates presidenciales.
A dos kilómetros de Zuccotti Park, en Union Square un hombre canta villancicos afuera del metro. Golpeados por la recesión, que ha hecho que muchos negocios cierren y sean sustituidos por otros nuevos, los neoyorquinos se preparan para la semana que viene después del Thanksgiving. Las grandes cadenas de tiendas departamentales se alistan para alimentar el ímpetu consumista de los neoyorquinos con sus ventas de rebaja prenavideña. Las tarjetas de crédito empiezan a abultarse en las bolsas y carteras. Un banquero sonríe. Business as usual...