Es notable la levedad con la cual se acercan los aspirantes a la presidencia a la relación con el exterior. La muestra está en sus reacciones al affaire Pemex-Repsol y a las belicosas declaraciones del gobernador texano Frank Perry.
Desde hace varias semanas se discute la ampliación de la inversión de Pemex en la petrolera española Repsol. El expansionismo mexicano es tan llamativo como el coro nacionalista español que se opone a la operación porque pone en riesgo la "españolidad" de un sector estratégico. Al mismo tiempo México entró a la campaña estadounidense; el gobernador de Texas, Frank Perry, anunció su intención de enviar tropas a México para ejecutar a los capos de los cárteles. No estamos ante una estridencia pasajera; por el deterioro en la situación mexicana crece la determinación estadounidense de meterse en asuntos de nuestra nación.
¿Cómo abordaron los precandidatos estos temas en Twitter, páginas web y medios impresos? El puntero en las encuestas, Enrique Peña Nieto guardó un hermético silencio al igual que Santiago Creel y Ernesto Cordero. Manlio Fabio Beltrones y Josefina Vázquez Mota mencionaron superficialmente uno u otro tema. Nada digno de ser reseñado. Los precandidatos de la izquierda opinaron con frases hechas.
Para López Obrador, Repsol confirmaría que Felipe Calderón es "el principal corrupto", y aprovechó las declaraciones del texano para exigir respeto al vecino, agregando que "no queremos que México sea colonia o protectorado de ningún gobierno extranjero. México tiene que seguir siendo una nación libre e independiente". Marcelo Ebrard guardó silencio sobre Repsol y calificó de "grave error" que Estados Unidos participe directamente en el combate al narcotráfico; "México no es Colombia", sentenció.
¿Cómo interpretar los silencios o la pobreza declarativa? Sería fácil descalificarlos por timoratos frente a Estados Unidos o España (los dos países que han determinado nuestra relación con el exterior). El asunto es más grave: los precandidatos sólo reproducen la poca importancia que se concede en México al factor externo. La ignorancia y la falta de interés los llevan a las frases hechas y desgastadas, o al silencio pese a que los acontecimientos mencionados forman parte de asuntos de evidente interés nacional.
Pemex-Repsol obliga a preguntarse sobre los costos y beneficios de la irreversible apertura de nuestra economía. Estoy entre los que piensan que la inversión extranjera puede ser positiva siempre y cuando se enmarque en el interés nacional. Hay ya suficiente evidencia que un porcentaje importante de los empresarios ibéricos vienen con ánimo depredador y voraz que afecta áreas estratégicas: banca, playas y aeropuertos. Falta establecer qué tanto nos benefician. Repsol también permite observar la dejadez de las élites políticas ante la falta de simetría en nuestras relaciones económicas. Resulta inconcebible que en Madrid enarbolen la "españolidad" para defender a su empresa y ningún político de importancia abandere la "mexicanidad" para proteger a la nuestra.
La retórica belicista de Frank Perry es hasta cierto punto inevitable porque expresa los sentimientos antimexicanos que se anidan en una parte de la sociedad estadounidense. Su importancia está en ser otro síntoma de los profundos cambios que viven las relaciones de seguridad con Estados Unidos. En los últimos años han ido creciendo a niveles sin precedente las relaciones entre las instituciones encargadas de la seguridad en los dos países, ya están utilizándose aviones no tripulados (drones) de la CIA-Pentágono y ya funciona una base para la llamada "fusión de inteligencia" en territorio mexicano.
Evidencia como ésta lleva a que el siguiente paso lógico sea una solicitud formal del gobierno mexicano a Washington para realizar operativos de unidades de élite estadounidenses y tropas mexicanas en operativos para ejecutar a capos del narcotráfico en territorio mexicano. Se replicarían en México las tácticas que están empleándose en el combate a los radicales islámicos; la "afganización" de la guerra.
Los precandidatos no tienen por qué dar cátedras sobre costos y beneficios de la inversión extranjera o sobre geopolítica y perímetros de defensa. Sí es exigible que nos presenten una imagen general sobre su visión de presente y sus propuestas para el futuro nacional. En lugar de eso nos regalan cada día generosas porciones de oquedades conceptuales. Tomo, a manera de ejemplo, a Ernesto Cordero; calló sobre Repsol y Perry, pero declaró en Pachuca, Hidalgo: "México me necesita y merece un mejor futuro". ¿Y eso qué quiere decir?
Estamos ante las superficialidades típicas de campañas construidas sobre la forma, pero con escasísimo fondo. Entretanto, las crisis de diferente tipo siguen desbocadas en una frenética carrera hacia lo desconocido.
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Agradezco la colaboración de Dolia Estévez y Rodrigo Peña González.