Enamorada de las teorías de Eric Bentley, en sus obras ha sacado a las mujeres del ambiente hogareño y la cocina, pues se inclinó siempre por retratar la realidad de México, mostrando diversos contextos políticos, descubriendo pasiones y tradiciones, además de denunciar injusticias sociales. INTERNET
La dramaturga mexicana Luisa Josefina Hernández, quien desde sus inicios deslumbró a sus pares e incluso a maestros del medio por poseer “un don gratuito de originalidad”, nació el 2 de noviembre de 1928.
De acuerdo con un texto del reconocido dramaturgo mexicano Emilio Carballido (1925-2008), la autora fue conocida por primera vez a través de un concurso nacional, en el que “provocó de inmediato una curiosa reacción de desconcierto e inseguridad en los críticos: la obra revelaba a alguien más inteligente que ellos”.
Hernández rompía con la visión femenina de hasta entonces, de enfoques domésticos y en el mundo de la mujer, para presentar a personajes de ambos sexos como seres humanos dentro de la misma circunstancia “y si había de ocuparse, más de una vez en su carrera, de la situación de la mujer en la sociedad, no lo haría con más ´femineidad´ que Ibsen”.
Según el texto publicado por el sitio en Internet “zona_templada.tripod.com”, los escritores mexicanos Salvador Novo y Celestino Gorostiza reconocieron en seguida ante quién estaban, y de varias maneras demostraron su interés por el talento de la recién llegada.
“Pero le tocó a Seki Sano ser su director, amigo, colaborador y, también, su maestro en el sentido que lo fueron Fernando Wagner y Novo para otros jóvenes dramaturgos”.
De acuerdo con datos biográficos dados a conocer por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta), Luisa Josefina Hernández nació en la Ciudad de México y fue alumna de Rodolfo Usigli.
Enamorada de las teorías de Eric Bentley, en sus obras ha sacado a las mujeres del ambiente hogareño y la cocina, pues se inclinó siempre por retratar la realidad de México, mostrando diversos contextos políticos, descubriendo pasiones y tradiciones, además de denunciar injusticias sociales.
Por muchas generaciones ha servido de ejemplo para conocer las pasiones, conflictos, sistemas sociales y creencias que conformaron a la sociedad mexicana desde la segunda mitad del siglo XX.
En la década de 1960 se caracterizó por una obra enriquecida con diversas teorías escénicas y la exploración de estilos revolucionarios, como consta en piezas como “La calle de la gran ocasión” e “Historia de un anillo”. Entonces también escribió la novela “El valle que elegimos” y las historias “La cólera secreta”, “La noche exquisita” y “Apocalipsis cum figuris”.
Debido a su colaboración en la revista “América”, se le consideró fiel exponente de la llamada Generación del Medio Siglo, conformada por otras figuras como Sergio Magaña, Jorge Ibargüengoitia, Inés Arredondo, Rosario Castellanos, Jaime Sabines, Salvador Elizondo, Ricardo Garibay, Dolores Castro, Juan García Ponce y Emilio Carballido.
La obra de esta autora se caracteriza también por su maestría para construir e incursionar por diversos géneros, además que ha mostrado inclinación tanto por las teorías de Bertolt Brecht como por el teatro de época sin olvidar a los contemporáneos, incluso ha probado elementos del teatro del absurdo.
Después de ganar una beca de la Fundación Rockefeller, la autora viajó a Nueva York para ponerse al día en las nuevas temáticas teatrales, además de participar en un curso de arte dramático en la Universidad de Columbia.
También cosechó lo mejor de la tradición latinoamericana en obras como “Los frutos caídos” e incluso mostró su versión del más puro expresionismo en propuestas como “Danza del urogallo múltiple”.
Algunas de sus piezas han sido montadas con gran éxito en Estados Unidos, Europa, diversos países de América Latina e incluso en Asia.
En 2002 fue reconocida con el Premio Nacional de Ciencias y Artes, y también ha recibido distinciones como el Premio “Xavier Villaurrutia” por su novela “Apocalipsis cum figuris”.
Otras de sus obras literarias a mencionar son “Botica Modelo”, “Aguardiente de caña”, “Los sordomudos”, “Los duendes” y “Los huéspedes reales”, procedentes de la década de 1950.
En los terrenos de la docencia, además de maestra fue directora de la carrera de Literatura Dramática y Teatro en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), plantel en el que fue nombrada maestra emérita.
Algunos de sus alumnos son José Emilio Pacheco, José Luis Ibáñez, Luis Moreno, Juan García Ponce y Miguel Barbachano. Su trabajo también es reconocido en el mundo de la traducción, al trasladar al español textos de autores italianos, alemanes, franceses e ingleses.
De igual forma, su trabajo literario ha llamado la atención de editoriales internacionales especializadas en teatro, siendo traducido al inglés, ruso, checo, polaco y alemán, lo mismo que ha desarrollado una muy importante investigación teórica, realizando aportaciones originales, fundamentales para el análisis y la comprensión del drama.
