Imre Kertész nació en Budapest, Hungría, el 9 de noviembre de 1929, en el seno de una familia judía, misma que fue deportada a los campos de concentración ubicados en Auschtwiz y, posterioremente, a Buchenwald, donde consiguieron su libertad en 1945.
Después de haber pasado por diversas penurias en su juventud, trabajó para un periódico de Budapest llamado “Világossag”, del cual sería despedido a causa de su línea comunista impregnada en sus textos, según se señala en el sitio “nobelprize.org”.
Al cabo de dos años de servicio militar, Imre se dedicó a escribir su propia literatura y fue un traductor que de forma independiente tradujo autores como Nietzsche, Hoffmannsthal, Schnitzelr, Freud, Roth, Wittgenstein y Canetti, figuras influyentes en su carrera literaria.
Como superviviente del holocausto, Imre reflexiona ampliamente sobre el destino que le tocó confrontar a través de su novela “Sin destino” (1975), en la que medita acerca de lo que vivió, así como de su vida posterior fuera del exterminio nazi, y lo que significa poseer una vida cotidiana.
Sus experiencias llegaron a conformar así uno de los mejores escritos sobre el holocausto, considerada una de las grandes obras de la literatura contemporánea, donde el protagonista es un adolescente que se convirtió en héroe superviviente, describe un texto publicado en “biografiasyvidas.com”.
Kertész ocupó cerca de 13 años en redactar su novela que fue rechazada, incluso por una editorial que se autoproclamaba abierta y liberal, cuando finalmente logró publicarla, su obra no causo mayor impacto ni se colocó como una revelación de las letras.
Fue así como el escritor, continuó su vida dentro de un restringido espacio social y físico, vivió por 35 años en un piso de 29 metros cuadrados donde escribió además “El fracaso” (1988) y “Kaddish por el hijo no nacido” (1990).
Su narrativa se caracteriza por contar con una estructura narrativa muy compleja y poco realista, en la que mayoritariamente expone sus vivencias ocurridas dentro del régimen estalinista. La trayectoria de Kertész en las letras se vio transformada con la caída del muro de Berlín.
A partir de 1989, su producción literaria aumentó y publicó los libros “Diario de galera” (1992), asi como relatos en “La bandera británica” (1991) y “Acta notarial” (1993), y sus ensayos incluidos en “Un instante de silencio en el paredón” (1998) y “Yo, otro. Crónica del cambio” (1997).
Kertész comenzó a obtener resultados positivos en su vida en esta etapa, incluso llegó a establecerse en Alemania, aunque en general seguía siendo desconocido para el mundo cultural, al que apenas estaba comenzando a introducirse.
Aunado a esto, las autoridades húngaras trataron de impedir el crecimiento de su incipiente carrera que se extendía a otras partes del mundo, por lo que intervinieron descalificando al autor como poco idóneo para un premio alemán, pues provenía de una familia judía.
Si embargo, el verdadero reconocimiento llegaría en el 2002 cuando fue galardonado con el Premio Nobel otorgado en compensación de una larga vida marcada por la marginación. Además ha recibido el “Literaturpreis Brandenburger” en 1995.
Asimismo, se le otorgó el “Leipziger Buchpreis zur Europäischen Verständigung” en 1997, el Pastor-Preis y el Literaturpreis WELT-en 2000, la der Ehrenpreis Robert-Bosch-Stiftung en 2001, así como el Hans Sahl-Preis en 2002 .
Sus obras han sido traducidas a numerosos idiomas, entre ellos alemán, español, francés, Inglés, checo, ruso, sueco y hebreo.