Foto: EDITH GONZáLEZ
Entre máquinas de coser cintas, pizarrones y libros ha transcurrido la vida de Rafael Sánchez Espinoza. Él es sastre de oficio y maestro de profesión.
Desde hace medio siglo, Rafael Sánchez aprendió el oficio de la sastrería para obtener recursos que le permitieran estudiar una carrera, pues el ingreso económico de su familia no era el suficiente para pagar sus estudios.
Desde muy joven se mudó del ejido California, Durango, a Gómez Palacio.
"Empecé con el deseo de superarme, mi padre me decía que no abandonara mis estudios y por eso me vine a trabajar aquí", dijo.
Terminó su carrera normalista y se fue a ejercer al Estado de Veracruz, luego regresó para estar en Mapimí por 30 años, ahí se jubiló.
Sin embargo en ese tiempo nunca dejó de trabajar como sastre en su local, situado en Durango y Escobedo, del Centro de Gómez. Su doble trabajo le permitió sacar adelante a sus siete hijos. Algunos de ellos le ayudaron, durante el tiempo que estuvieron en la escuela, en la sastrería aprendiendo el oficio de su padre.
Rafaél Sánchez dice que aunque disfruta lo que hace, los clientes han disminuido, por lo que ha integrado otros servicios para que la sastrería y el oficio se mantengan.
30
AñOS Ejerció la docencia en Mapimí el sastre y profesor Rafael Sánchez.
Sobrevive
Después de 1995 el oficio de la sastrería del profesor tuvo una caída en la demanda por la llegada de maquiladoras, sin embargo los ajustes, rentas de smoking, togas y birretes le ha permitido sobrevivir.