Con un acuífero sobreexplotado donde el 40 por ciento de las norias extrae sin control alguno y ello ha derivado en altas concentraciones de arsénico en el líquido, la Comarca Lagunera celebró el pasado jueves el Día Mundial del Agua.
El tema del arsénico no es nuevo, tampoco el de la sobreexplotación de los mantos acuíferos, sin embargo fue hasta hace un par de años que las autoridades incorporaron el tema en su agenda lo que ha derivado en el anuncio de la instalación de filtros para combatir el arsénico. Incluso en esta semana también ya se iniciaron los trabajos de prueba de los filtros que se colocarán en los pozos más contaminados.
Hasta el momento el tema se ha abordado en la mayoría de los foros sólo como un problema de salud. Ignorando otras vertientes del problema, como lo es el aspecto económico que incide directamente en la competitividad de una ciudad, así como el rubro de la política, factor que incide en la elección de personas improvisadas para dirigir los sistemas de aguas municipales, estatales y federales,
De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua), la sobreexplotación del Acuífero Principal es la principal problemática para el abastecimiento de agua potable en la Región Lagunera, por la disminución de la disponibilidad del agua apta para consumo humano en cantidad y calidad. Cada año se extraen mil 100 millones de metros cúbicos y se recargan solamente 520 millones, es decir, 580 millones nunca se recuperan.
De ahí la urgencia de que todos los pozos tengan medidores volumétricos, además de tecnificar el riego ya que no debemos perder de vista que la agricultura consume el 80 por ciento del recurso hidráulico, un 15 por ciento se destina a consumo urbano-doméstico, y el cinco restante a la industria.
Es cierto hay que apelar a la conciencia ciudadana para cuidar el agua, pero más urgente es que las autoridades vigilen que los productores no extraigan más del agua permitida y que modernicen sus sistemas de riego. Apenas se dan los primeros pasos para resolver el problema y éstos deben ser contundentes para conservar el vital líquido, el cual es un derecho de todos los ciudadanos.
