En crisis. El escritor argentino Alberto Manguel cree que desde tiempos inmemoriales la cultura ha tenido 'poca importancia para los políticos', aunque 'con cierta hipocresía' defendieran lo contrario. (CORTESÍA)
El escritor Alberto Manguel cree que desde siempre la cultura ha tenido "poca importancia para los políticos", aunque ellos "con cierta hipocresía" defendieran lo contrario.
Ahora, ni se molestan en disimular que la literatura, el arte o la música "no les interesa". "Ahora ya hemos pasado al otro lado y hay políticos que se enorgullecen de no ser lectores. Hay una cierta honestidad en esta villanía", afirma en una entrevista Alberto Manguel, que estos días publica en España su libro El sueño del Rey Rojo. Lecturas y relecturas sobre las palabras y el mundo, editado por Alianza.
En esa obra ha reunido parte de los ensayos que publicó hace diez años en En el bosque del espejo, junto con otros que ha ido escribiendo después y una serie de conferencias que este gran experto mundial en la lectura ha pronunciado aquí y allá.
El hilo conductor de El sueño del Rey Rojo es Alicia en el país de las maravillas, en especial esa noción de que "nosotros somos el sueño de una criatura a su vez soñada". Lo que hace la obra de Lewis Carrol, comenta Manguel, es "confirmar la noción de que lo que llamamos sueño e imaginación son percepciones de la realidad".
Ese libro de Carrol ha acompañado a Manguel a lo largo de su vida, como lector y como escritor. Se sabe partes enteras de memoria y sus hijos (su hija mayor, "por supuesto, se llama Alicia") le piden que se calle cuando se arranca, "por enésima vez, con los lastimeros acordes de 'La Morsa y el Carpintero'".
En El sueño del Rey Rojo, el autor reflexiona sobre la curiosidad intelectual, el arte de la traducción, las librerías y bibliotecas, pero también sobre la muerte del Che, el antisemitismo y la dictadura argentina, entre otros temas. Borges ocupa un lugar muy especial en este libro, en el que hay referencias a Homero, Dante, Chesterton Cortázar, Pinocho...
Manguel ha dedicado toda su vida a los libros: a leerlos y a escribir sobre ellos. Esa pasión, que lo ha llevado a acumular una biblioteca de "casi 50 mil volúmenes", constituye sin duda "un privilegio", aunque su vida "hubiese sido mucho más simple" si hubiera sido "almacenero, banquero o médico". "A cualquier cosa que me dé un sueldo mensual", dice con humor este escritor, que tiene ciudadanía canadiense y reside en el sur de Francia. "La profesión de lector y de estudioso de estos temas es una que la sociedad no recompensa porque piensa, que lo haces para divertirte, y eso no hay por qué pagarlo bien", comenta.