El programa. El proyecto de Orquestas Infantiles con Espíritu busca el desarrollo de la inteligencia, la incorporación a la sociedad y el encuentro consigo mismo en las comunidades infantiles más vulnerables de la región, ubicadas en los ejidos laguneros con alto grado de marginación.
Inspirado en el proyecto de Orquestas Juveniles de Venezuela, pero con algunos cambios tanto en el enfoque como en el objetivo del programa, un grupo de laguneros se dio a la tarea de crear el proyecto Orquestas Infantiles con Espíritu, que busca no sólo fomentar el conocimiento musical entre pequeños de comunidades ejidales de la región, sino transformar su entorno.
"De entrada hemos visto que cuando en México estos movimientos empiezan a florecer, inmediatamente comienzan a politizarse y a ser utilizados como bandera de filantropía hipócrita por empresas o instituciones públicas o privadas", comentó Miguel Ángel García, uno de los emprendedores de este proyecto sociocultural.
Un camino donde se dieron a la tarea de buscar verdaderos benefactores que apoyaran sin dar a conocer su nombre públicamente. "Aunque parezca raro, comenzamos con una persona honesta y verdaderamente comprometida con la causa y a ella se han sumado otras fuentes de recursos".
El movimiento comenzó en agosto pasado con coros. Y se fueron sumando patrocinadores y padrinos anónimos que generaron finalmente un fondo que permitió la compra de 20 violines, 1 viola, 3 guitarras, 1 bajo, 20 flautas, 2 trompetas, 3 teclados y coros en 4 ejidos Ignacio Allende, La Paz, El Perú y El Cambio.
A la fecha los participantes en el proyecto ya interpretan algunas piezas cortas con un ensamble de cuerdas y alientos, además de una misa puesta. "Otro reto que tenemos que enfrentar es el de los maestros de música, pues nuestro movimiento no busca poner al hombre al servicio del arte, sino el arte al servicio del hombre".
Orquestas Infantiles con Espíritu, es un movimiento de la sociedad civil que busca el desarrollo de la inteligencia, la incorporación a la sociedad y el encuentro consigo mismo en las comunidades infantiles más vulnerables de la región, a través del arte, específicamente la música.
"Colaborar como maestro de OIE, implica en primer lugar creer en este ideal. De nada sirve tener un maestro virtuoso que anteponga la técnica por encima del fortalecimiento de la autoestima de los niños. Para nosotros viene primero fortalecer la personalidad y la dignidad del niño a través de la música. Últimamente hemos estado recibiendo apoyos de una u otra fuente, pero la demanda de instrumentos y maestros cada vez va en aumento".
Los maestros que trabajan en este proyecto han logrado impartir en algunos ejidos, de forma ininterrumpida 15 horas a la semana de clases de música y el único pago que piden es en primer lugar respeto a sí mismos, a su comunidad y a su entorno y en segundo lugar, estudio.
Un programa donde participan ocho personas en todo tipo de tareas docentes y administrativas, que cuenta con algunos benefactores de base, aunque hacen falta cada vez más recursos. "No formamos músicos, sino mejores ciudadanos a través de la música. Suena fácil, pero es complicado encontrar maestros que se enamoren de esta filosofía".