Por segundo día consecutivo el noreste de Estados Unidos registra una intensa ola de calor, la primera de la temporada de verano de este año, informó el Servicio Nacional Meteorológico.
Indicó que la zona triestatatal, conformada por Nueva York, Nueva Jersey y Conneticut, padecerá temperaturas que sobrepasarán los 38 grados centígrados.
Se espera que se alcancen temperaturas récord, que sobrepasen las registradas en 1988. El miércoles se registró un nuevo récord de temperatura de 37 grados en Newark, rompiendo el antiguo de 36 grados establecido en 1953.
Las autoridades de la ciudad de Nueva York están tomando medidas para prevenir fatalidades, y tendrán abierto al público centros para refrescarse en diferentes puntos de los cinco condados.
“Debemos mantenernos alejados del sol, y si las personas necesitan un centro donde refrescarse pueden comunicarse con la línea 311”, dijo el alcalde Michael Bloomberg.
Las autoridades han instado a la comunidad, especialmente a los ancianos y menores de edad, que se protejan del sol, así como aquellos que sufren de enfermedades respiratorias que no practiquen ejercicio al aire libre y que se mantengan en un lugar fresco o con aire acondicionado.
Además han pedido a los neoyorquinos que se mantengan hidratados y que si necesitan agua pueden ir a los centros de distribución, denominados “Water on the Go”, ubicados en la ciudad.
Los médicos recomiendan comer frutas y verduras frescas con una gran cantidad de agua para ayudar a mantener la temperatura interna.
Por otra parte, y como medida de precaución, la empresa de electricidad de la ciudad redujo el voltaje en varios de los vencindarios y evitar que los equipos de electricidad colapsen.
Por su parte, la Agencia de Transporte Metropolitano (MTA) advirtió a los usuarios que se pueden registrar problemas en el sistema de transporte de trenes por el sobrecalentamiento de las líneas eléctricas.
La MTA cortará el servicio de energía de algunos ascensores y escaleras mecánicas en el sistema de tránsito.
El Departamento de Parques ya abrió al público las playas de la ciudad para que los neoyorquinos pueden usarlas para refrescarse.