Grave. En el pasado ciclo agrícola, el 80 por ciento de 170 mil hectáreas de frijol se perdió debido a la escasez de lluvias, y el 20 por ciento restante arrojó una producción mínima.
Hasta hace dos años, los habitantes de la comunidad El Nogalito, en el municipio de Santa Clara, eran productores de frijol que vendían el kilo en 6 pesos, pero la sequía acabó con sus cosechas y ahora pagan hasta 27 pesos el kilogramo de este alimento para su consumo.
El Nogalito es un pequeño caserío ubicado a unos 20 kilómetros al norte de la cabecera municipal de Santa Clara, en donde sembrar maíz y frijol siempre fue una tradición, sin embargo, ahora sus pobladores carecen de semilla para arrancar el ciclo agrícola.
"A veces nos quedamos sin comer por darle a las criaturas", dijo María del Carmen Frayre Avalos, "nadie tiene frijol. Ahora compramos el kilo a 27 pesos".
La mujer, esposa de un jornalero agrícola que carece de tierras para sembrar, señaló que antes de la sequía trabajaba en casas de vecinos y le pagaban con frijol.
"Ahora no hay frijol, no me ofrecen frijol, no puedo ir a lavar platos para que me den a cambio frijol", dijo Frayre Ávalos.
De acuerdo con cifras oficiales, en el pasado ciclo agrícola, el 80 por ciento de 170 mil hectáreas de frijol se perdió debido a la escasez de lluvias, y el 20 por ciento restante arrojó una producción mínima.
En el 2011 apenas cayeron unos 230 milímetros de lluvia en la región, cuando en promedio la entidad llega a captar hasta 470 milímetros de lluvia.
En un sobrevuelo realizado por la zona centro sur del estado, se pudo observar superficies totalmente desoladas, e incluso se aprecia en los aguajes un agrietamiento de la tierra, como si clamara por agua.
Las labores en Santa Clara están llenas de piedras, se asemejan a los campos de cultivo de Simón Bolívar, Cuencamé, Guadalupe Victoria y Pánuco de Coronado, en donde difícilmente se observan tractores preparando tierra.
La erosión de la tierra es evidente, los abrevaderos están totalmente secos, los depósitos de agua hoy lucen vacíos y agrietados.
Además de la falta de agua, el sector agropecuario de varias regiones del país se ha visto afectado por la presencia del crimen organizado que agobia a los productores, por lo que se ven obligados a abandonar sus tierras.
Los campesinos han abandonado las labores y se van del pueblo para buscar mejores oportunidades de vida en Torreón, Durango e incluso hasta Monterrey.
"Tengo una hija que vive en Villa Ahumada, tengo un hijo en Torreón, unos se van a Monterrey", comentó Mercedes Castañeda, ama de casa de 62 años.
Para los que se quedan en esta comunidad, ubicada a unos 20 kilómetros de la cabecera del municipio de Santa Clara, en los límites con Zacatecas, el panorama no es nada alentador, ante la falta de agua para consumo humano.
"Cada tercer día nos dan agua, usamos cuando nos bañamos un bote de ésos (de 19 litros) y la junto en una tina grande", dijo Josefina Ávalos, habitante del lugar.
El alcalde de Santa Clara, Noel Guangorena, señaló que a raíz del estiaje implementaron operativos de reparto del vital líquido a través de pipas a los habitantes de las comunidades rurales.
"Si no llueve de aquí a un mes que entra pues no, quién sabe qué vaya a pasar. Nosotros vemos que donde sea está igual", dijo el Edil.
"Tenemos la esperanza de que llueva, vemos nubes y nos entusiasmamos, pero no ha habido lluvia".