Las campañas electorales para renovar legisladores federales y presidente de la república ya han iniciado y a través de ellas los candidatos que aspiran a esos cargos vienen ventilando sus propuestas buscando ganarse el voto de los ciudadanos. Diariamente observamos o escuchamos en los diferentes medios de comunicación acerca de los eventos y acciones que realizan para dar a conocer sus propuestas, las cuales, sin embargo, se diluyen al no matizar prioridades que son determinantes para la gente que votará en la jornada electoral de julio próximo.
Creo que los problemas o asuntos que les corresponderá atender a los candidatos, en caso de que logren vencer en este proceso electoral y accedan a sus escaños en el poder legislativo o la silla presidencial, son tan bastos que difícilmente resulta creíble puedan resolverlos como dicen comprometerse hacerlo, de ahí que sería pertinente los jerarquizaran y resaltaran según su grado de importancia. Como un ciudadano más, opino que para los laguneros habría que destacar tres grandes prioridades: empleo, seguridad y medio ambiente; por razones de espacio y conocimiento del tema, me permito opinar sobre el tercero sin que por ello considere que los dos primeros no sean relevantes.
El hecho de que Naciones Unidas registre a La Laguna como una de las cien zonas más contaminadas del planeta nos indica que los procesos de deterioro que sufrimos a nivel local deben ser considerados como graves: aquellos relacionados con la disminución en la calidad del aire, la deforestación y deterioro de suelos producto de la expansión de actividades antrópicas, la pérdida de biodiversidad, la contaminación derivada de un insuficiente manejo de residuos sólidos, por mencionar algunos, pero de manera sobresaliente destacamos la sobreexplotación y contaminación de los acuíferos.
Al respecto, me formulo algunas preguntas sobre las que no encuentro respuesta clara: ¿Qué puede hacer realmente, es decir, no retóricamente, un diputado o senador federales para resolver graves problemas de deterioro ambiental como la sobreexplotación y contaminación del acuífero principal de esta región? ¿Podrá tener incidencia en la toma de decisiones que posibilite recuperar este cuerpo de agua dulce? ¿Verdaderamente le interesaría hacerlo, es decir, estos asuntos son parte de su agenda electoral?
A la fecha no recuerdo algún legislador federal que haya convertido en parte de su agenda, electoral y poselectoral, comprometerse a resolver, más allá de una u otra iniciativa aislada e intermitente, el problema del agua en la región, puesto que podríamos enumerar las diferentes legislaturas electas durante medio siglo y no creo que encontremos registros relevantes del quehacer legislativo en esta materia de nuestros diputados y senadores durante ese período, problema que es cada vez más grave y aún así no parece ser un asunto prioritario en las agendas de nuestros actuales candidatos. Algunos ciudadanos quisiéramos que lo fuera y de ser posible no sólo lo firmara ante notario, sino que nos presentara su propuesta poselectoral de cómo lo atenderían.
Sabemos que si un legislador federal asumiera ese compromiso también poco podría hacer si pretendiera incidir mediante la modificación a la legislación vigente, puesto que son leyes federales que requieren un consenso en el congreso, y aunque este es un problema local que no lo lograría como la recientemente aprobada Ley de Víctimas, corresponde al candidato a legislador poner en la mesa el problema del envenenamiento crónico que sufre una gran parte de la población que aspira a representar, sus causas, y él mismo liderar como debiera, la gestión que le solucione. Un diputado o senador es algo más que un legislador, es un representante de la sociedad seleccionado para tal función por su partido, y como tal debe obrar, que de por sí le cuesta a los ciudadanos sostenerlo para que cumpla la función de representarlos.
Con respecto a la elección presidencial, creo que los candidatos debieran establecer un compromiso claro de cómo atenderían problemas como los descritos anteriormente, ya que sí es posible que ellos incidan en la toma de decisiones sobre cuestiones como la gestión pública del agua. Si bien estos aspirantes no surgen de las filas de políticos locales, y por tanto se pensaría que distan mucho de entender y atender un problema regional, destacarían si muestran sensibilidad a las demandas ciudadanas de cada localidad.
Aún no conocemos cuál es su agenda electoral, no sabemos si dentro de ella incluirá cuestiones ambientales locales como las señaladas, pero sí esperaríamos expresen esa sensibilidad y quizá el que mejor exprese su visión de esta problemática nos refleje la claridad que tiene sobre ella, pero también asiente su compromiso por atenderla, ya que de esa manera daría mayor viabilidad al desarrollo regional.
