Muchas necesidades, personas, espacios, asuntos, se encuentran secuestrados hoy por hoy, por las elecciones. Todos los ciudadanos estamos de acuerdo en que la democracia electoral es la forma menos imperfecta de luchar por el poder político.
Así se ha demostrado en la historia de Occidente y así lo estamos viviendo los mexicanos.
Sin duda somos mejores desde que tenemos una apertura democrática que permite a los partidos y a los candidatos libre acceso a los medios de comunicación, financiamiento público, organización electoral por un instituto autónomo, un sistema muy eficaz a nivel mundial de credencialización y cuidado de cada casilla por verdaderos ciudadanos que se erigen en funcionarios en cada una de ellas.
Pero no hay que sacrificar el fondo por la forma, el contenido por la envoltura, el fin por el medio. No olvidemos que en tiempos electorales el país sigue vivo, los mexicanos seguimos actuando y muchos problemas se presentan, sin preguntar si son o no oportunos. Las elecciones se han convertido en un verdadero secuestro. Secuestran la libertad de los servidores públicos para opinar lo que deseen. Secuestran la comunicación de los gobiernos para anunciar sus acciones. Secuestran el tiempo de la ciudadanía para que escuchen millones de spots en radio y televisión, entre muchas otras cosas.
Pero el peor secuestro es el de la atención de la gente y de los gobiernos sobre temas verdaderamente trascendentes, sea por su importancia o por su emergencia. Uno de los temas secuestrados por las elecciones es la atención que debería tener en este momento la sequía que vive más de la mitad de México. Son 19 los estados afectados por la sequía. La Sedesol está haciendo esfuerzos poco conocidos para apoyar la falta de agua y alimentos de más de 4 mil comunidades y cerca de 2.5 millones de personas.
Se ha tenido que recurrir a cientos de miles de viajes de pipas de agua para apoyar lo más elemental. Pero son, sin duda, millones de mexicanos que viven en la dispersión, los que están sufriendo una de las épocas más difíciles de sus vidas. Ya no se trata de vivir en pobreza extrema, sino de sobrevivir consumiendo aguas encharcadas.
La sequía se concentra en los estados de Coahuila, Zacatecas, San Luis Potosí, Chihuahua, Durango y ahora Sinaloa, porque vive del agua que escurre de los dos últimos. A diario crece el número de comunidades sin el líquido y los pozos, lagos, ríos y arroyos están secos, lo que ha provocado una inusual migración del campo a las ciudades norteñas.
La economía campesina y de pequeños ganaderos se ha colapsado. Se calculan cerca de 100 mil cabezas de ganado muertas de sed. La sequía afectará sin duda la producción del próximo ciclo de granos básicos, como maíz y frijol, lo que elevará sus precios. ¡Y todavía hay quienes se han preguntado si Heriberto Félix Guerra, al atender las urgentísimas necesidades de la gente, está violando la "veda electoral"!
No se había dado una sequía igual, desde 1941 y en el Presupuesto de Egresos de la Federación se cuenta con 37 mil millones de pesos para afrontarla. Y la pregunta obligada es ¿qué candidato ha llamado la atención sobre esto? ¿Quién ha tenido como centro de su visión el cambio climático? Ya la UNESCO proyecta que en 15 años casi 2 mil millones de personas carecerán de agua en el mundo. Los estudios del INE señalan que 46 millones de mexicanos están en riesgo de enfrentar una crisis social ante la falta del líquido. ¿Es el agua un tema importante? Pues ¡aguas con las campañas!
Porque para ellas no lo es. ¿Tú qué piensas?
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