Ya se entregaron las pruebas. El tribunal encargado de decir la verdad jurídica después de recibir las pruebas que hayan aportado las partes dirá a cuál le asiste la razón. En teoría es de lo más sencillo. Las reglas están establecidas, no hay para dónde hacerse. Si se sostiene que se compraron los voto que le dan ventaja al que obtuvo mayoría de sufragios, que aporte las pruebas que indiquen que así fue, lo que demostrará que hubo iniquidad y por ende la coacción del voto de los mexicanos. Que la elección no fue libre ni auténtica, es cuestión de comprobarlo. El simple y sencillamente decirlo no basta. Tanto cacarear que no hay democracia, la realidad es que hasta ahora no se han visto los huevos, más que en la mesa de los mexicanos fritos o en tortilla. Que la democracia se puso en subasta, dándose al mejor postor los resultados, no solamente debe ser un planteamiento retórico sino que debe de estar sustentado en pruebas dirigidas a persuadir a quienes tienen la ingente tarea de discernir sobre la verdad de las cosas.
En estos días se han leído en los diarios multitud de noticias. El PRI acusa, los partidos de izquierda denuncian, el PAN avanza dos pasos para luego retroceder uno, en tanto Quadri ni chicha ni limonada. Que la organización, señala el PRI, Honestidad Valiente, incurrió en, por lo menos, tres delitos: fraude a la Ley Electoral, violación a los topes de gastos de campaña y desvío de fondos públicos de instituciones gubernamentales. Al parecer el PRI despertó de su marasmo ya que hasta ahora se defendía correctamente diciendo solamente que ganó la elección y que el número de votos es lo que cuenta. En tanto, la coalición (MC, PRD Y PT) considera que el TEPJF debe, en su momento, solventar casos como Monex, Soriana, tarjetas Premium, Platino y la Tamaulipeca. El tribunal Electoral por conducto del magistrado Pedro Esteban Penagos López, manifestó que ni las marchas ni manifestaciones, ni declaraciones en los medios de comunicación influirán en la resolución del Tribunal. Una declaración que debe calificarse de deplorable. La curia debe cuidar de no caer en lo que podía dar lugar a ser tachado de un partidarismo absurdo pues como la mujer del César no solamente debe ser honrado sino también parecerlo.
El buen sentido indica que la función jurisdiccional está sujeta a normas éticas excepcionales, por lo que un magistrado debe abstenerse de hacer lucubraciones fuera de las que correspondan al interés general resumido en los planteamientos que hayan formulado las partes en un procedimiento. Esto es, su labor no es esa por lo que debe concretarse al asunto jurídico esbozado por las partes. ¿Qué es eso de que ni reclamos, ni marchas influirán en las resoluciones del tribunal electoral?, ¿que no es a fortiori velis nolis lo que debe de ser en un tribunal de derecho?, ¿para qué machacar? más bien da la impresión de que el asunto ya está fallado. Lo único que provoca es pedirle que se excuse de seguir conociendo del negocio jurídico o ser recusado por cualquiera de las partes, aunque su intención no haya sido la de incursionar en arenas movedizas. Que las marchas pidiendo un resultado ad hoc no variará el criterio de los magistrados, por sabido se calla.
La embestida contra López Obrador por el Partido Revolucionario Institucional debe de estudiarse a fondo tope donde tope. El público querrá saber más sobre la empresa fantasma a que se refieren los priistas, como Austeridad Republicana que se dice transfirió dinero proveniente del gobierno del Distrito Federal a la campaña de AMLO. Una forma, dicen sus enemigos políticos, en que recibió recursos engañando al IFE. Aquí cabría preguntarse si el IFE es o se hace, pues en sus barbas, si es verdad lo que señalan los partidos en pugna, se hicieron los tejemanejes que está dando lugar a las acusaciones, de lo cual se infiere que los partidos políticos lo vean como un monigote pintado en la pared. Una vez más estamos llegando al final del camino en una elección que prácticamente es una edición igual a la anterior, que a su vez fue una repetición de las anteriores y así sucesivamente hasta que el mundo deje de dar vueltas en los espacios siderales.