Alcaldes que repiten
¿Y El Equipo? Mucho movimiento se observó hace unos días en casa del diputado federal por Durango, Ricardo Rebollo Mendoza, quien al igual que sus compañeros, terminará su labor en la actual legislatura dentro de unos días.
De acuerdo a versiones políticas, el bullicio tuvo que ver con la visita del exgobernador de Durango y actual senador electo Ismael Hernández Deras, quién acudió hasta ahí para hablar del futuro político del lagunero.
En esa reunión, habrían hablado de una estrategia que tiene la única intención de que Rebollo Mendoza regrese, en 2012, a la alcaldía de Gómez Palacio, con lo que quedaría fuera de la jugada electoral José Miguel Campillo, exdirector del Sistema de Aguas de esa demarcación, quien era impulsado por el hermano de la actual alcaldesa.
Aunque aún no es un plan consolidado, de acuerdo a las versiones, ya Hernández Deras busca el apoyo de Jorge Herrera Caldera para que, como primer priista del estado, otorgue su anuencia para el posible regreso del exalcalde a la magistratura lagunera, muy a pesar de que -según se dice- él se inclina por un allegado a Carlos Herrera Araluce.
La decisión luce difícil, pues la senaduría obtenida por la hija del empresario recientemente, incrementó sus bonos al interior del PRI, por lo que no se descarga algún conflicto interno pronto.
Aunque calificado como un operativo adecuado, en la acción realizada ayer por elementos de las diferentes corporaciones estatales se vieron algunas carencias evidentes, descritas por las fotografías que este y otros medios de comunicación difundieron.
En primera instancia, muchos de los participantes apenas si iban cubiertos con una máscara o pasamontañas, por lo que estuvieron en todo momento expuestos a lesiones en la cabeza, lo que finalmente ocurrió: ocho agentes, según la propia fiscal Sonia Yadira de la Garza resultaron lesionados de consideración.
Obviamente ninguno de ellos portaba un casco, tan indispensable en operativos en los que el enfrentamiento con masas es probable.
Los mismos agentes policiacos carecían, de igual forma, de un arma contundente no letal, como los toletes, por lo que se vieron obligados a utilizar ramas de árboles y tubos para enfrentar el problema que tenían enfrente.
Por su fuera poco, los sí equipados en su indumentaria -el cuerpo antimotines- no tiene todo el respaldo material, pues vallas como las usadas para contener turbas en otras partes del país, aún no se alcanzan a ver en Durango.
Afortunadamente no ocurrió una desgracia mayor del lado de los policías, pero no lo descarte para otra ocasión si es que se siguen enfrentando a carencias tan significativas.