Sin manifestaciones. El cerco de seguridad alrededor del teatro Nazas alejó las protestas en contra del gobernador.
El cerco de seguridad en el informe del gobernador, Rubén Moreira, sirvió principalmente para desalentar las manifestaciones, pues debido a la lejanía, los inconformes optaron por cancelar sus protestas tras unos minutos de no lograr acercarse.
Funcionarios, empresarios y representantes de la sociedad civil debieron dejar sus vehículos a dos cuadras o más del teatro Nazas y de ahí caminar entre policías preventivos, federales y militares, en una valla que era custodiada por diversos elementos, sin embargo, ninguno de ellos solicitaba a las personas presentar su gafete o alguna invitación para llegar al evento, hasta llegar a la entrada del teatro.
Ahí, tras las puertas de cristal en las calles Cepeda y Matamoros, se colocaron cuatro detectores de metal por los que debían pasar los invitados, sin más revisiones que la exigencia del gafete para algunos, mientras que en otros casos, sólo andar bien vestidos parecía ser suficiente.
En el exterior había elementos del escuadrón canino y los helicópteros de la Marina y el Estado que volaban sobre el lugar en labor de vigilancia.
Afuera se quedaron algunos funcionarios municipales y regidores que llegaron muy cerca de las seis de la tarde y que habían olvidado su invitación.
Los gobernadores invitados ingresaron al teatro por la puerta trasera, en la calle Rodríguez, donde arribó Rubén Moreira diez minutos antes de las seis de la tarde acompañado de su esposa, Carolina Viggiano, y sus hijos.