‘Guerra’. Imagen del 20 de septiembre de 2011, del sitio donde fueron hallados en 2 camiones de carga 35 cadáveres abandonados en una avenida de Boca del Río, Veracruz, una escena de la lucha entre cárteles.
Sin importar qué partido gane las elecciones de julio próximo, durante este 2012 los dos principales cárteles que operan en México, el de Sinaloa y "Los Zetas", intensificarán sus esfuerzos para controlar las rutas de tráfico de drogas, incrementando los niveles de violencia principalmente en las ciudades de Veracruz y Guadalajara.
Mientras sus brazos armados se enfrentan en los territorios clave para estas grandes organizaciones criminales, las pequeñas células de narcotraficantes continuarán sus propias batallas para hacerse del control de importantes puertos para el transporte de enervantes, como Acapulco.
Así lo determina la consultora en materia de seguridad Stratfor en su "Pronóstico Anual Mundial 2012", y agrega que la lucha continua entre los distintos grupos del crimen organizado que se libran a lo largo y ancho del país evitarán cualquier tipo de alianza entre "Los Zetas" y el Cártel de Sinaloa que pudiera permitir un decrecimiento de la violencia.
El análisis asegura que en el último año "Los Zetas" consolidaron su dominio sobre la mayor parte del corredor del Golfo de México, mientras que el cártel de dirige Joaquín "El Chapo" Guzmán hizo lo mismo en la zona del Pacífico.
Por si fuera poco, ambas organizaciones criminales cuentan con una gran y creciente presencia en los países de Centroamérica, y de igual forma se han fortalecido sus relaciones con los narcotraficantes sudamericanos.
"A pesar del control de territorio que tienen 'Los Zetas' y Sinaloa, varios pequeños grupos criminales aún luchan por hacerse de puertos clave como Acapulco. Mientras tanto, los dos principales cárteles continuarán atacándose el uno al otro en ciudades críticas para el tránsito de drogas, tales como Veracruz y Guadalajara", advierte el informe.
Sobre las acciones del gobierno en la lucha contra el crimen organizado, la consultora delinea una encrucijada: por una lado, el gobierno no puede permitir que la opinión pública perciba una suerte de retirada en sus intentos por detener la violencia; al mismo tiempo, cualquier incremento en la ofensiva militar contra los cárteles conlleva el riesgo de intensificar los niveles de violencia en el país.
"Este 2012 el gobierno pondrá un mayor énfasis en las políticas económicas y sociales mientras mantiene la actual estrategia de combate al crimen organizado", concluye el reporte de Stratfor.
