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Alta dosis de morfina puede borrar dolor crónico

EL UNIVERSAL

Científicos descubrieron que una dosis muy alta de una droga opiácea, como son la morfina o heroína, puede restablecer las señales nerviosas asociadas con el dolor crónico en ratas.

Si el estudio confirma su eficacia en los seres humanos, el procedimiento puede reducir o eliminar los meses o años que millones de pacientes sufren con dolor, reportaron en la revista “Science”.

El dolor crónico es un trastorno nervioso que persiste por mucho tiempo después de que se produjo un estímulo por una cirugía o lesión, así como por enfermedades como la artritis reumatoide o el cáncer, pues se activan las fibras C nociceptivas e inducen la potenciación sináptica a largo plazo (LTP, por sus siglas en inglés) en las terminales de la espina dorsal.

El equipo encabezado por Ruth Drdla-Schutting descubrió que aplicar una dosis alta de un opiáceo puede no sólo arreglar el daño en las fibras C, sino borrar las huellas o "memoria" que provocan el dolor.

Jürgen Sandkühler, neurofisiólogo en el Centro para la Investigación Cerebral de la Universidad Médica de Viena, y coautor del artículo, dijo al portal de noticias de Nature explicó que los opiáceos como la morfina y la heroína son las drogas más efectivas para aliviar el dolor, pero sólo funcionan temporalmente para las personas con dolor crónico.

Sandkühler y sus colegas decidieron ampliar los límites de la acción de los opiáceos y medir si los fármacos podrían tener algún efecto sobre el problema de fondo.

Los investigadores indujeron el dolor en las fibras C de 25 ratas; después de que el estímulo del dolor cesó, los investigadores dieron una dosis intravenosa alta de remifentanilo, un analgésico de acción muy rápida a algunas, y a otras se les dio una dosis más baja.

Como era de esperar, las señales de dolor disminuyeron; pero cuando se les suministró una segunda dosis alta se eliminó por completo el LTP a aquellas que recibieron una medida más fuerte.

Sandkühler sugiere que un nivel de umbral de la droga es necesario para interrumpir el movimiento de los iones de calcio de señalización entre los nervios y neutralizar la potenciación a largo plazo.

"La dosis de los medicamentos que utilizamos es muy alta, probablemente de 2-4 veces superior a la utilizada para el control del dolor normal. Los animales casi dejan de respirar, que es probablemente una de las razones por qué esto no fue descubierto antes", dijo Sandkühler.

Sandkühler aclaró que la cantidad equivalente de los opiáceos para el ser humano está muy por debajo de una dosis fatal. Él y sus colegas han llevado a cabo experimentos pre-clínicos que han demostrado que las personas pueden tolerarlo.

Michael Serpell, un anestesista y médico consultor de dolor en la Universidad de Glasgow School of Medicine, Reino Unido, está impresionado con la metodología del estudio.

"La idea ha sido siempre que si se golpea el dolor agudo lo suficiente, entonces se puede reducir la posibilidad de que se convierta en crónico. Sería conveniente intentar esto. Se deberán poner en marcha en el ámbito clínico en pacientes de alto riesgo en primer lugar", dijo a Nature.

Sin embargo, Serpell advirtió que un enfoque similar, que fue la aplicación de un analgésico preventivo antes de la cirugía que pudiera causar dolor crónico, produjeron resultados prometedores en estudios con animales, pero los ensayos posteriores en seres humanos fueron "un completo fracaso".

Los tratamientos son sin duda necesarios para el dolor crónico, que puede llegar a afectar a uno de cada seis adultos en todo el mundo, y seguirán mientras se comprueba la efectividad de esta terapia en humanos.

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