La semana pasada escribí en este espacio sobre el libro "Nuestra Oportunidad", de Josefina Vázquez Mota, y mencioné que daría continuidad al ejercicio de leer los libros publicados por los principales precandidatos a la Presidencia de México. Para esta ocasión leí el libro "La mafia que se adueñó de México... y el 2012", escrito por el precandidato único del PRD a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador. Tocará la semana siguiente el de Peña Nieto.
AMLO lleva en campaña por la presidencia prácticamente dos sexenios. Desde que ese .56% de la diferencia del voto en la presidencial de 2006 no le favoreciera, el perredista se ha dedicado a recorrer el país, a crear un movimiento social, realizando asambleas informativas en los dos mil 38 municipios de México y en los 418 municipios de usos y costumbres de Oaxaca, al respecto dedica gran parte de su libro para narrar con mucho detalle esa labor.
En las doscientos cinco cuartillas está presente el carácter de López Obrador, sus filias y fobias. Las primeras sesenta cuartillas son un "yo acuso" a los actores políticos y a los empresarios que, en sus propias palabras, han causado el "saqueo" de México. En esta sección aparece el apellido Salinas (el otrora innombrable) mencionado en cincuenta y dos ocasiones. Salinas y "la oligarquía neoliberal", Salinas y los "tecnócratas educados en el ITAM", Salinas y los "panistas que se beneficiaron en su sexenio", Salinas y los 22 empresarios multimillonarios creados en su gobierno, Salinas y su familia como los principales causantes de los problemas que hoy aquejan a México. Salinas como una obsesión.
La parte del "yo acuso" es una narrativa de la indignación, la construcción de una identidad y de un sentimiento de urgencia: "hay que rescatar a México de su perdición". AMLO ofrece argumentos sobre la venta de la banca a privados; el estado del sector energético; la política fiscal en la que los dueños de los monopolios pagan apenas 1.7% de impuestos - debate similar al que se vive en estos momentos en EU; el estado de la educación pública - mencionando a Elba Esther Gordillo, pero por su alianza electora por el PAN y nunca por su control de la educación pública.
El libro contiene numerosos datos duros y debates técnicos sobre energía, pero también la visión de Pemex como el mito impenetrable, como la base del desarrollo de México, como la fuente de la adicción al oro negro. Entre sus propuestas, menciona la necesidad de construir tres refinerías bajo la premisa de que México "vende naranjas; importa jugo", pero sin medir realmente el poco impacto de las refinerías en la creación de trabajos, sin pensar regionalmente y ver cuántas refinerías hay ya en Norteamérica, sin pensar en el impacto de construir esas refinerías para entregarlas al Sindicato de los Trabajadores Petroleros, sobre el cual no hay una sola mención, ni sobre su líder. La pasión con la que AMLO acusa a Salinas & Co. de los males del país no está presente en las 21 cuartillas dedicadas a Pemex para dar su opinión sobre Carlos Romero Deschamps, el dueño de la paraestatal.
En cuanto a las propuestas hay diez, en las cuales AMLO entra en el debate clásico sobre el papel del Estado y el del mercado y toma partido: el Estado debe ser promotor de la economía. Aquí , el perredista pugna por un Estado que corrija los errores del mercado, pero sin entrar en mayores detalles de cómo y cuándo actuaría el Estado. De igual forma, AMLO receta una política de austeridad para la administración pública que refleje "los valores del pueblo mexicano": no al amor al dinero, no a las marcas de lujo (como la de los tenis Louis Vuitton que le gustan a su hijo), no a los relojes caros ni a los autos blindados con guaruras, etc.
En las páginas del libro de López Obrador está el boceto de lo que él llama la "República amorosa", un proyecto sin autocríticas y sin mundo. No hay una sola mención de México como un actor global y esto preocupa, como preocupa que a los migrantes mexicanos, al igual que a la economía informal, los ve como válvulas de escape, como fuentes de ingresos para el país, sin ofrecer una alternativa de cómo cambiar esto.
Si bien AMLO escribe con una pluma bipolar - que lo mismo escribe arengas con un lenguaje trasnochado de la lucha de clases que con una prosa romántica con la que describe casi de forma etnográfica la geografía nacional y "las bondades de su pueblo", se agradece que haya propuestas, datos y detalles. En el libro de AMLO no hay engaños: hay un diagnóstico claro de los problemas de México, que puede ser acertado o no, y una serie de propuestas, que pueden ser equivocadas o no, para dirigir al país. Lo que sigue es que AMLO construya la confianza de quienes no están en su movimiento y que sus propuestas sean sometidas al nada amoroso ejercicio del debate público.
Politólogo e Internacionalista
Twitter @genarolozano