Estrategias para minimizar el efecto del estrés calórico
Como mencionamos en los dos artículos anteriores, definimos por una parte el concepto del estrés calórico y los mecanismos de regulación térmica en el animal, en el segundo los cambios fisiológicos que inciden principalmente en la producción y la reproducción en forma negativa; y ahora comentaremos sobre las estrategias para minimizar sus efectos. En la zona de temperatura de "confort", los animales no tienen que activar sus mecanismos de termorregulación, pero en áreas cálidas como la Comarca Lagunera el animal tiene que disipar el calor activando sus principales mecanismos para mantener un balance térmico en condiciones de estrés calórico como son: la polipnea (jadeo), mediante la cual la disipación térmica aumenta al incrementar la vaporización de la humedad de las vías respiratorias, la trasudación térmica de la humedad a través de la piel y la reducción de la producción térmica mediante la anorexia voluntaria. Para tener un manejo eficiente en condiciones de áreas cálidas, se debe garantizar a los animales instalaciones adecuadas para facilitar que los mecanismos de disipación térmica funcionen como tal. Por otro lado, hay que ajustar las estrategias en la nutrición y en los sistemas de alimentación y en el manejo reproductivo. Como hemos mencionado las principales causas de la merma productiva y reproductiva durante el verano son una marcada disminución del consumo voluntario de materia seca junto a un significativo aumento de los requerimientos energéticos de mantenimiento, debido a los mecanismos de termorregulación.
En este capítulo nos enfocaremos a los sistemas para mejorar el confort animal. De todos los sistemas disponibles, asegurar la sombra a los animales es la primera y principal estrategia, puesto que un m2 de superficie recibe 663 kcal/hora de los cuales 50% provienen directamente del sol, 43% provienen del reflejo del suelo y 7% provienen del horizonte (calor que recibe el animal del medio ambiente que lo rodea). Si proporcionamos techo para producir sombra estamos controlando las radiaciones que provienen directamente del sol y las que refleja el suelo. Techos altos (4-7 m en su parte más baja y 12 a 14 mts, en el caballete central) permiten el movimiento del aire, sobre todo en corrales de alimentación y sala de ordeña. Es más importante la altura que un sistema de aislamiento. Si el movimiento del aire es menor de 10 km./hora no se remueve el aire alrededor del animal y se produce la crisis térmica; lo ideal está entre 10-30 km./hora.
Adicionalmente a las sombras, uno de los métodos más eficaces para disminuir la temperatura corporal de los bovinos es el de la refrigeración directa del ganado utilizando baños o duchas en combinación con ventilación forzada. El baño debe ser de gota gruesa y debe mojar completamente la piel del bovino. La ventilación no refresca al animal sino que lo seca, por lo cual favorece la evaporación y por ende la transpiración a través de la piel. El agua debe evaporarse antes de aplicar la ducha siguiente, los ventiladores desplazan el aire que rodea la vaca, saturado del agua que se ha evaporado. En verano, la evaporación se convierte en el mecanismo principal de disipación de calor dada la baja humedad ambiental en la Comarca Lagunera (>20-30%). Existen diferentes criterios de acuerdo a los equipos instalados para la duración de cada tratamiento, alternando la humedad con la ventilación. Un ejemplo es un ciclo promedio de 30 minutos que incluye 6 ciclos de 30 segundos de ducha y 4 minutos y 30 segundos de ventilación sin ducha. El número de ventiladores y aspersores, presión de agua, flujo de aire y ángulo de instalación dependerá de cada fabricante y dependerá de las instalaciones del establo y de la capacidad de movimiento o extracción de aire el cual es medido en metros o pies cúbicos por minuto y el número de vacas por m2. El sistema de refrigeración mejora el confort de las vacas, medido en términos de la disminución significativa de la temperatura rectal y del ritmo respiratorio. Las vacas refrigeradas producen más leche con mayor contenido y rendimiento de grasa y proteína
Finalmente, la tercera opción es el manejo nutricional del estrés calórico. Esta alternativa se basa en la respuesta natural del ganado de reducir hasta en un 25-50% de manera voluntaria el consumo de alimento, para disminuir el calor metabólico. Siempre que el consumo de alimento disminuye debido al estrés calórico, la concentración debe aumentar para mantener un consumo adecuado de los nutrientes requeridos. Cuando la temperatura del entorno sube de 20 a 40ºC, los requerimientos de energía neta de mantenimiento en la vaca se elevan hasta un 32%, en el afán de bajar la temperatura corporal, lo cual se ve aún mayormente afectado en virtud de que el consumo de alimento disminuye marcadamente. Se puede estimar que por cada libra de disminución en el consumo de materia seca se pierden dos libras en producción de leche. Por lo tanto la estrategia es incrementar el consumo de materia seca por varios métodos disponibles como son: Repartir mayor número de comidas al día. Si los comederos no tienen sombra, el alimento se seca muy rápido, pierde palatabilidad y nutrientes. Repartir el 60% de la ración diaria durante el atardecer y/o en la noche (horas frescas). Verificar que el contenido de humedad de la ración total fluctúe entre el 25 y 50%. Alimentar forrajes de calidad que eviten el incremento calórico ruminal: fibra ácida detergente, entre 19 a 21%; fibra neutro detergente, entre 28 a 33%. Elevar la densidad energética de la ración: puede lograrse con el uso de grasa animal y/o semillas de algodón. La sudoración, que ayuda a la disipación de calor, acarrea la eliminación de sodio, potasio, magnesio y bicarbonato del organismo. Aumentar algunos minerales en la ración total: el potasio de 1.5 a 1.6%; el sodio, de 0.45 a 0.5% y el magnesio, de 0.35 a 0.4%. Suministrar agua fresca y de buena calidad a libre acceso, todo el tiempo. Hay que vigilar los consumos de agua, la presencia de microorganismos, y los niveles de nitratos y sulfatos en la misma. Todos los corrales deben tener bebederos con tamaño y agua suficiente para que el 20% de los animales beban al mismo tiempo. Posteriormente analizaremos el manejo reproductivo.
Tenemos la posibilidad de reducir el impacto del estrés calórico en ganado lechero modificando artificialmente el medio ambiente en que se encuentra y facilitándole en lo posible su confort, lo paga con creces.
Para mayor información consulte al Médico Veterinario Zootecnista especialista certificado.
arturosanchezmejorada@msn.com
www.amveblaguna.com