Epizootiología de la Brucelosis: Errores en la vacunación. (2ª parte)
Sin duda alguna la principal herramienta para controlar la brucelosis es la vacunación. Sin embargo la vacunación no es suficiente para el control de la enfermedad, sobre todo en explotaciones con alta prevalencia de brucelosis. La presencia de animales seropositivos representa un factor de riesgo importante y la campaña se basa en la vacunación masiva y en el diagnóstico. A pesar de esto el porcentaje de vacunación es bajo y por otro lado el diagnóstico se complica con una vacunación inadecuada. Como hemos mencionado, la vacunación se basa en el uso de dos vacunas autorizadas, la Cepa 19 y la vacuna RB51, de las cuales hemos hablado ampliamente. La cepa 19 es una cepa lisa de baja patogenicidad, la dosis normal o clásica para becerras es de un título de 5x1010 ufc (Unidades Formadoras de Colonias), la dosis reducida para hembras adultas tiene un título de 3x108 a 3x109 ufc, es estable y de inmunogenicidad alta. También produce reacciones posvacunales a las pruebas de Diagnóstico (dx). Por otro lado la cepa RB51 es una cepa rugosa, no induce seroconversión posvacunal en las pruebas de diagnóstico. La dosis normal o clásica para becerras es de un título de 1 a 3 x 1010 ufc. La dosis reducida para hembras adultas 1 a 3 x 109 ufc. Es de baja patogenicidad, estable y no revierte al fenotipo liso. Tenemos una inadecuada cobertura de vacunación a nivel nacional según datos de la Sagarpa de la industria farmacéutica veterinaria durante el 2004 (que son las fechas de los últimos reportes) se tuvo una venta de 2.100,000 dosis de vacuna RB51, sin embargo, cifras oficiales de la Sagarpa de ese mismo año reportaron la aplicación de poco menos de 1.000,000 de dosis. Con un incremento constante en la vacunación desde 1990 hasta 2004 y una caída a partir del 2005 a la fecha. Con un censo cercano a los treinta millones de bovinos en el país, la cobertura es evidentemente deficiente. Entonces tenemos no sólo una baja cobertura sino errores comunes en la vacunación, ¿cuáles son éstos? Mencionaremos los que a nuestro juicio son los más importantes, empezando por el error de no vacunar en zonas endémicas, el mezclar vacunas y complicar el diagnóstico y la movilización de ganado. De acuerdo a las características del hato se debe elegir una u otra vacuna (no ambas). Existen lugares donde se usa la vacunación de becerras con S19 y posteriores revacunaciones con RB51, o donde se ha vacunado y revacunado con RB51 en becerras y posteriormente se revacuna con cepa 19, el revacunar en forma indiscriminada. La NOM-041-ZOO-1995, de la Campaña Nacional Contra la Brucelosis en los Animales indica que la vacuna se aplica en dosis becerra o en caso de que los animales no hayan sido vacunados de jóvenes se aplica la dosis reducida; por usar vacunas vivas, no se indica que los animales deban revacunarse. Es decir, se aplican ambas vacunas dos veces en la vida del animal. Pero se revacuna indiscriminadamente en forma anual y hasta cada 6 meses. Por otro lado, se usa dosis becerra en vacas, lo cual tiene sus riesgos y no está autorizado por la norma. Hay que recordar que la vacunación inadecuada puede causar placentitis y aborto. La vacunación por si sola no permite el control de la brucelosis, únicamente es una herramienta dentro de un plan de manejo y sanidad en el hato. Una consideración importante es la eliminación de reactores positivos en el hato o traslado a unidades de segregación. Hay evidencia como muestran estudios recientes en un establo con eliminación de reactores donde se eliminaron a los animales positivos, al principio del estudio y los nuevos casos. posvacunación se presentaron nuevos casos, a partir del día 120 decrecieron. A finales del primer año hubo incidencias del 1%, incidencia del 0% durante el segundo año del estudio. En forma paralela en un establo vacunado sin eliminación de reactores, durante el primer año no se eliminaron los animales seropositivos incrementándose el número de animales para el término del primer año. Una vez que se decidió eliminar a los reactores positivos, las incidencias disminuyeron a 1% a los dos años. En la Comarca Lagunera por la prevalencia y el tamaño es difícil eliminar a todos los reactores, por tanto se opta por unidades de segregación, las cuales deben de estar físicamente separadas de la unidad de producción. Otro error común es no detectar a tiempo vacas infectadas y no eliminarlas o segregarlas. Hay que realizar muestreos serológicos periódicos en las poblaciones afectadas, esto facilita la toma de decisiones en cuanto a los animales a eliminar, una vez que se tienen los resultados es necesario identificar a los animales positivos de manera permanente a fin de facilitar la segregación o la eliminación de la explotación. Hay que realizar monitoreos serológicos continuos con la finalidad de identificar oportunamente animales que empiezan la enfermedad, sobre todo animales gestantes. Identificación y lotificación de animales positivos (sobre todo separar vacas positivas al momento del parto y dos meses después) y la eliminación paulatina de animales seropositivos. No administrar calostro procedente de vacas seropositivas, no volver a inseminar vacas positivas a brucelosis. Como comentario final hay seguimiento especial a las hijas de madres positivas, ya que sus hijas desarrollan una tolerancia inmunológica a la brucela y es la razón por la que animales seronegativos antes del parto dan positivo en el posparto. Esta es una de las principales razones por la que se ha perpetuado la brucelosis en los hatos y por las que fracasan muchos programas de control. Seguimos teniendo hijas de vacas brucelosas.
Para mayor información consulte al médico veterinario zootecnista especialista certificado y aprobado en campañas.
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