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Andrés (Manuel) Iniesta

CARLOS LORET DE MOLA A

El futbolista español Andrés Iniesta y su tocayo, el político mexicano López Obrador, tuvieron un día muy importante el domingo.

Iniesta jugó espléndidamente la final de la Eurocopa y aunque no metió un gol, fue votado como el mejor jugador del torneo. Andrés Iniesta es un genio del terreno, se mueve como nadie por la cancha y crea enormes espacios para que sus compañeros metan goles y hagan a España campeón. Andrés Iniesta es un natural del futbol.

Su tocayo López Obrador hizo una gran campaña que transformó la opinión negativa que el público tenía sobre él y consiguió un millón de votos más que hace seis años. Lució su mejor semblante en los spots y conquistó espacios para sí y sus compañeros candidatos perredistas: a quien lo esperaba arrumbado en el tercer lugar con 16% lo vio anoche alcanzar el 32%, a seis puntos porcentuales de Peña Nieto. Andrés Manuel es un natural de la política.

Andrés, Andrés Iniesta, es un especialista en dar pases para gol. En su esfuerzo se basa su triunfo y el de sus coequiperos. López Obrador, tras crear jugadas políticas magistrales, ha servido muy buenos pases… para que sus adversarios metan gol.

En 2006, cuando los resultados oficiales lo pusieron a una pizca de llegar a Los Pinos, clamó fraude, bloqueó Reforma, violentó el discurso y eso terminó encumbrando al PRI que, con sólo el 22.2% de los votos en esa misma elección, se convirtió en el partido "bisagra" en el Congreso, el único con el que el gobierno panista de Felipe Calderón podía negociar si quería conseguir algo (desde tomar posesión hasta aprobar reformas estructurales); el PRI supo cobrar esos acuerdos políticos (muchas veces con jugosos presupuestos oficiales para sus gobernadores) y Peña Nieto puede contar el resto de la historia.

Ayer, López Obrador tachó de fraudulento el proceso electoral del domingo 1 de julio de 2012, no aceptó la resultados oficiales, despotricó contra los medios de comunicación, denunció compra de votos a favor del PRI, corresponsabilizó a Felipe Calderón de la inequidad, dijo que él ganó… pero hubo una diferencia no menor: por ahora no bloqueará calles sino que acudirá a las instituciones para procesar sus discrepancias. Delicado equilibrio entre despresurizar la inconformidad social o volver al discurso que lo hundió, entre que sus radicales no piensen que claudicó y que México lo perciba como el mismo de siempre.

El 6 de septiembre, a más tardar, el TEPJF deberá definir si el perredista tiene o no razón en descalificar la elección. Si el Tribunal ratifica a Peña Nieto, se abren dos escenarios para AMLO: posponer la movilización para el 6 de septiembre o admitir entonces los resultados.

Andrés Manuel, como su tocayo futbolista Iniesta cada que tiene el balón, deberá cuidar qué escenario escoger para que la pelota no termine beneficiando a sus adversarios: una hora después de que AMLO delineara su estrategia postelectoral, el PAN anunció, desde su arrumbado 25%, que estaba dispuesto a negociar con el PRI las reformas estructurales. Es decir, está atento a ver si Andrés les da el pase de gol.

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