El día de los Santos Inocentes fue declarado por la Iglesia cristiana para conmemorar lo que, según el Evangelio, fue la matanza de niños menores de dos años que amenazaban el reinado de Herodes por encontrarse entre uno de ellos al mesías o rey de los judíos.
La iglesia ha recordado esa fecha de forma religiosa y en recuerdo de las víctimas inocentes del temor del reinado terrestre ante el llamado poder divino, sin embargo, en tiempos posteriores surgió también una celebración laica, que está ligada a las bromas y que tiene sus orígenes en el año 57 después de Cristo, según registros históricos.
En esa fecha y para celebrar sus treinta años, el rey Herodes Agripa II, nieto de Herodes, quien supuestamente mandó realizar la matanza, organizó una fiesta durante toda una semana completa, la cual culminaría precisamente el 28 de diciembre, con el objetivo de rendir homenaje a su abuelo.
Herodes Agripa II invitó a personas de distintos lugares a las celebraciones, incluso a aquellos que no tenían buenas relaciones diplomáticas con el Imperio.
Se dice, según los eruditos, que el rey se reunió con sus ministros y estableció las más crueles e inimaginables condenas, multas y torturas para todo aquel que hubiera faltado al Imperio al no obedecer sus leyes o no tener buena relación con este.
Ante lo anterior, buena parte de los invitados intentó huir, sin embargo los guardias del rey los retuvieron y obligaron a permanecer en las celebraciones.
De acuerdo a los historiadores, se han encontrado misivas de aquella época con el sello de Herodes Agripa II y una única palabra escrita: "Inocentes".
Se cree pues que las supuestas condenas no efectuadas fueron la gran bufonada de Herodes, por lo que se considera el origen de que en el Día de los Inocentes se realicen bromas que incluso involucran actualmente a los sectores más serios de la sociedad.
^AC