El presidente sirio Bashar al-Assad anunció hoy elecciones parlamentarias para el 7 de mayo próximo, como parte de las reformas tendientes a calmar la rebelión contra su régimen, sin embargo, intensificó su ofensiva en la provincia de Idleb.
“El presidente Assad firmó un decreto que fija las elecciones de la Asamblea Popular (Parlamento) para el 7 de mayo próximo”, informó la agencia siria de noticias SANA.
En esa fecha tendrá lugar la primera vuelta de los esperados comicios, en los que participarán por primera vez organizaciones políticas que no integran la alianza de gobierno que encabeza el Partido Árabe Socialista Baaz.
Los comicios para elegir a los diputados de la Asamblea Popular son parte del proceso de reformas integrales que impulsa el régimen de al-Assad en respuesta a las demandas de la población para concebir un mayor pluralismo democrático en Siria.
Las últimas elecciones para elegir al Parlamento sirio, que cuenta con 250 asientos, fueron en abril de 2007.
De esas bancas, 167 estaban reservadas al Frente Nacional Progresista, que incluía al partido Baaz de al-Assad, mientras que los “independientes”, en su mayoría empresarios e industriales, se repartían las restantes 83.
El 15 de febrero pasado, el presidente sirio emitió un decreto en el que anunciaba la celebración de un referéndum sobre la nueva Constitución y disponía que se llevaran a cabo comicios legislativos tres meses después.
Entre los cambios significativos que incluye la nueva Carta Magna, que fue aprobada el pasado 26 de febrero con el apoyo del 89.4 por ciento de los ciudadanos, se suprime el artículo que estipulaba que el partido Baaz, en el poder desde 1963, era “el líder del Estado y la sociedad”.
Los movimientos opuestos al régimen de al-Assad denuncian que la nueva Constitución es ilegítima e insisten en que el presidente debe renunciar al poder.
El anuncio sobre la fecha de las legislativas tuvo lugar en momentos en que el enviado de las Naciones Unidas y la Liga Árabe, Kofi Annan, espera la respuesta del presidente sirio sobre una serie de “propuestas concretas” que fueron solicitadas durante su visita.
Asimismo, tiene lugar mientras las tropas leales al régimen sirio continúan librando una guerra sin tregua contra los opositores en Idleb (noroeste), una provincia montañosa en la frontera con Turquía, con el objetivo de sofocar la rebelión.
“La ciudad de Idleb continúa bajo asedio. El ejército controla apenas una parte de los barrios y los militantes denuncian una situación humanitaria insostenible ante la falta de agua y electricidad, y las comunicaciones cortadas”, según activistas opositores.
En la sureña provincia de Deraa, cuna de la revuelta que comenzó hace un año, 12 miembros de los servicios de seguridad murieron en una emboscada cerca de la ciudad de Dael, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
La organización Human Rights Watch (HRW) acusó este martes al régimen sirio de colocar minas terrestres y antipersonales a lo largo de las fronteras con Líbano y Turquía en las rutas tomadas por los refugiados que huyen del país.
HRW exhortó al Ejército sirio a dejar de usar estas “armas inhumanas” y llamó al gobierno para que empiece su labor de desminado asesorado por expertos.
Según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), alrededor de 30 mil sirios se han refugiado en Líbano, Turquía y Jordania, mientras unos 200 mil se han desplazado dentro del territorio sirio.