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Arpaio

Diálogo

YAMIL DARWICH

Sin duda que el mundo está cambiando y confiemos que sea para bien. Me refiero a las condiciones del planeta y, sobre todo, las relaciones humanas de quienes vivimos en él.

Reconozcamos que los usos y las costumbres de las diferentes sociedades se están modificando, orientándose a reconocer los derechos humanos.

Aún cuando todavía existen grandes desigualdades, los terrícolas estamos haciendo conciencia de conceptos como justicia, solidaridad, subsidiaridad, bien común, etc., a pesar de que algunos, desafortunadamente influyentes en la historia del mundo y sus regiones, persistan en actitudes dictatoriales, uso de la fuerza bruta, abuso de autoridad y/o violando los derechos humanos.

La atención a los derechos de las minorías es otro ejemplo; hoy día, los considerados diferentes por sus necesidades especiales: homosexuales, huérfanos, expósitos, discapacitados y ancianos, como ejemplos, tienen mayor atención en el cuidado y defensa de sus derechos; los emigrantes no son excepción, aunque también sigan descuidados.

Desgraciadamente existen personajes que se mantienen en el pasado, rompiendo con el avance de la conciencia humanista, caso del afamado -muy negativamente- Joe Arpaio, sheriff del estado de Arizona, Estados Unidos, quien en el condado de Maricopa, ha ganado elecciones en base a seguir un principio de "uso de la fuerza bruta alternada con compasión", aplicando el temor como medio de persuasión, rompiendo con todo propósito humano de respeto a los derechos humanos.

El sheriff Arpaio, con sus acciones, manifiesta sentimientos de animadversión xenofóbica y practica la aplicación de dolor físico y hasta psíquico en aquellos que "osan" delinquir en su zona de autoridad, maltratando presos -culpables o no- y dedicándose a amagar y abusar a inmigrados latinoamericanos ilegales.

Habría que conocer un poco más de él, lo que es simple cuando leemos sobre su vida, particularmente una entrevista que le realizara la periodista Yolie Hernández, que logró provocarlo, de tal suerte que él mismo se definiera y diera elementos de juicio para tratar de identificar su anormal perfil psicológico.

Le ofrezco algunos extractos de la misma, donde menciona su vida infantil con traumas por la falta de afecto paterno y materno, sus sentimientos de megalomanía y la conceptualización del mundo en un marco de barbarie, actitud que ya es señalada y hasta demandada por el gobierno federal de su país.

Cuando le pidieron que se autodefiniera, contestó:

"Solamente hay uno como yo, aunque algunas personas dicen 'debíamos de clonarte'", dejando manifiesto, de sus tendencias megalómanas". Más adelante: "Nací y crecí en Springfield, Massachusetts, el 14 de junio de 1932 -Día de la Bandera en Estados Unidos-", términos de una afirmación que nos hace pensar en la posibilidad de sentimientos mesiánicos.

"Trabajé duro para mi padre que vino de Italia y mi madre; mi madre murió cuando yo nací, así que fui de familia en familia, pero trabajé duro". Sabemos que la falta de afecto y el maltrato infantil -que queda en duda por su afirmación de trabajar "duro para mi padre"- son causales de distorsión en el desarrollo de la personalidad.

Luego, Yolie, preguntó sobre su búsqueda de publicidad, a lo que respondió dando otra muestra de su construcción psicológica: "... Así que tú dices que yo soy rastreador de publicidad, o lo que sea, tú acudiste a mí, yo no acudí a ti. Todos ellos vienen a mí. ¿Se supone que debo de decir, 've a hablar con un sargento', como todos los demás dicen? (...) Solamente hay un Sheriff en el Condado y ése soy yo, ¡así que yo hablo con la gente! De modo que si ellos me quieren llamar rastreador de publicidad, está bien conmigo". Usted concluya.

Al insistirle la periodista sobre su relación con los medios de comunicación, es tajante y también emocionalmente descriptivo: "Es una relación de amor y odio, especialmente con los periódicos", y refiriéndose a la inmigración ilegal y el contrabando: "éstos son crímenes serios".

Luego hace otros comentarios y refiere amistad personal con altas autoridades de México, sin dejar de mostrar su simpatía por la política del "Gran Garrote", que fuera impuesta por Theodore Roosevelt, en el año 1901, para imponer ideas de democracia forzada y mantener el poder hegemónico en América.

Cuando entramos en una era en la que el mundo empieza a hablar de la necesidad de cambios basados en el humanismo, aún hay personajes nefastos, rémoras para el pretendido avance en desarrollo humano, con las que tenemos que lidiar, aunque le corresponda a su gobierno y a la opinión pública de aquel país moderarlo y limar las asperezas de una personalidad burda y con rasgos de patología, a quien le dieron el poder del puesto.

Nos corresponde estar atentos al problema humano que tal personaje representa para el mundo posmoderno y exigir a nuestras autoridades que defiendan a los mexicanos que caen en sus garras.

¿Qué le parece tal personaje?

Ydarwich@ual.mx

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