Sin vivienda. Refugiados sirios cuelgan la ropa lavada en el balcón del edificio donde están alojados temporalmente, en Líbano.
Rusia exigió ayer que la OTAN se disculpe y pague indemnizaciones por las muertes de civiles que haya causado durante el levantamiento en Libia el año pasado y acusó al nuevo gobierno libio de apoyar un centro para entrenar a rebeldes sirios, lo cual suscitó respuestas duras de Washington y Trípoli. Rusia y China han acusado a la OTAN de haber abusado del mandato que le concedió el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a civiles en Libia durante la revuelta antigubernamental y han rechazado que se aplique alguna medida similar en Siria.
El embajador ruso en la ONU, Vitaly Churkin, dijo que su país ha recibido información de que en Libia se estableció "un centro especial de entrenamiento para revolucionarios sirios", con el apoyo de las autoridades. Afirmó que eso mina la estabilidad en el Medio Oriente.
El primer ministro de Libia, Abdurrahim el-Keib, había expresado poco antes al Consejo de Seguridad los desafíos que enfrenta su país luego de terminar la dictadura de 42 años de Moamar Gadafi.
En respuesta a Churkin, el-Keib dijo en clara alusión a Siria que esperaba que la posición rusa no buscara impedir que la comunidad internacional "interfiera en la situación de otros países donde sus pueblos son masacrados" por sus gobernantes. El primer ministro libio no respondió sobre el centro de entrenamiento, pero antes afirmó que Libia apoya financieramente a la oposición siria.
La embajadora estadounidense, Susan Rice, defendió las acciones de la OTAN en Siria y criticó a Rusia por insistir en "este viejo embuste". Citó un estudio internacional con la conclusión de que la OTAN tuvo "una determinación demostrable de evitar bajas civiles" en Libia.
El viceembajador de China, Wang Min, dijo que ese estudio también expuso que los ataques de la OTAN causaron bajas civiles y volvió a pedir una investigación de la ONU.
Efe