Riesgo. Escenas como ésta son cotidianas en pleno centro de Gómez Palacio.
DEBAJO DEL TREN
N o sólo el tránsito vehicular se ve afectado cada vez que el ferrocarril se detiene hasta por horas en medio de la ciudad de Gómez Palacio; decenas de peatones y ciclistas se arriesgan para no tener que retrasarse en su rutina y lejos de quedarse a esperar a que el tren avance, deben atravesar por debajo para estar del otro lado.
Sigue dividida
Este tipo de escenas son tan comunes en Gómez Palacio que ya no sorprenden; sin embargo, son un ejemplo de que después de tantos años, la ciudad no ha dejado de estar dividida por el paso del tren y que la vida de sus habitantes sigue viéndose entorpecida a consecuencia de ello.
Se cruzan
Y es que desde ciclistas, amas de casa y hasta escolares de primaria con todo y sus mochilas, cruzan por debajo de los vagones o entre éstos para llegar a sus destinos, lo que no deja de representar un riesgo aunque el tren esté detenido durante horas.
"No hay otra forma de llegar, no nos podemos esperar a que se quite porque tengo que dejarlos en casa para irme al trabajo", dijo la madre de dos pequeños de primaria que viven en la colonia Santa Rosa.
Sin accesos seguros
Además del riesgo que implica cruzarse el tren, esta situación tan cotidiana demuestra la carencia de urbanidad y de accesos dignos y seguros para los ciudadanos, que tanto las instancias de gobierno como la empresa que utiliza la infraestructura ferroviaria han sido incapaces de brindarles.
Esto es porque los ciudadanos no tendrían porqué verse obligados a "escurrirse" entre las vías y los vagones para llegar a sus hogares, escuelas o centros de trabajo, opinaron algunos de ellos.