Violencia. Los ataques fueron perpetrados de forma simultánea contra la iglesia African Inland Church (AIC) y la Iglesia Católica de Garissa.
Hombres armados mataron a dos policías que custodiaban una iglesia de Kenia el domingo, tomaron sus fusiles y luego atacaron a la congregación con disparos y granadas, matando a 17 personas e hiriendo a unas 40, dijeron funcionarios de seguridad.
Dijeron de inmediato que sospechan de milicianos procedentes de Somalia. El comandante policial Philip Ndolo dijo que el ataque más sangriento se produjo en la Iglesia de Africa Continental en la población de Garissa, a unos 195 kilómetros (120 millas) al oeste de la frontera con Somalia.
Dos atacantes entraron en la sencilla iglesia de madera, antes de lanzar dos granadas dentro de la iglesia, y sólo una estalló, dijo Ndolo. Cuando los feligreses salieron en estampida del templo, otros dos hombres armados abrieron fuego. Un total de 17 personas murieron y unas 37 resultaron heridas, agregó Ndolo.
Dentro de la iglesia quedaron varios cadáveres y bancos de madera volcados. Una mujer muerta que yacía en la tierra arenosa del exterior llevaba un vestido azul marino. Los testigos dijeron haber visto huyendo a cuatro hombres armados con trajes azul oscuro y máscaras.
"Estábamos orando antes de dar nuestras ofrendas", dijo uno de los miembros de la iglesia, David Mwange, visiblemente conmovido. "Primero escuchamos una detonación fuerte afuera, que pensamos que venía del techo. Luego oímos disparos que nos hicieron echarnos al suelo. En muy poco tiempo había disparos por todas partes. Todo el mundo gritaba y lloraba de dolor", agregó.
Otro funcionario de seguridad, sin embargo, dijo que dos atacantes se acercaron a los dos policías que custodiaban la iglesia, les dispararon a quemarropa y tomaron sus fusiles antes de disparar y lanzar granadas contra los feligreses. El funcionario habló a condición de no ser identificado porque no está autorizado a hablar con los medios de comunicación.
La Policía custodiaba la iglesia debido a la violencia en la zona cercana a la frontera con Somalia y debido a que los milicianos islámicos de esa nación vecina han atacado a varias iglesias cristianas.
En una segunda iglesia en Garissa, un hombre arrojó ayer una granada, hiriendo a tres personas, dijo Ndolo.
Garissa es uno de dos grandes poblaciones cerca de la frontera con Somalia. Está apenas al oeste del campamento de refugiados de Dadaab, donde vive casi medio millón de somalíes. El viernes, atacantes armados secuestraron a cuatro trabajadores del Consejo Noruego de Refugiados y se cree que se los llevaron al otro lado de la frontera, a Somalia.
La Casa Blanca condenó enérgicamente los ataques de ayer domingo contra dos iglesias cristianas en la ciudad keniana de Garissa, que dejaron al menos 17 muertos, y exigió que los responsables sean llevados ante la Justicia por "estos atroces actos".
"Estados Unidos condena enérgicamente los recientes ataques contra civiles inocentes que asistían a servicios religiosos en Kenia (...) los responsables de estos ataques han demostrado que no respetan la vida y la dignidad humana, y deben ser llevados ante la Justicia por estos atroces actos", dijo en un comunicado el portavoz de la Casa Blanca, Jay Carney.
"En un período de transición, la paz y estabilidad son clave para el progreso de Kenia. Apoyamos a quienes reconocen que la diversidad étnica y religiosa de Kenia es uno de sus puntos más fuertes", agregó.
Condena Vaticano ataques
El Vaticano calificó los atentados contra dos iglesias cristianas en la ciudad keniana de Garissa, en los que murieron al menos 17 personas, como actos “viles, hechos horribles y preocupantes”.
“Los sangrientos atentados en Kenia, en la ciudad de Garissa, contra dos iglesias cristianas, entre ellas la catedral católica, durante el rezo dominical son un hecho horrible y muy preocupante”, afirmó el portavoz vaticano, Federico Lombardi.
El jesuita agregó que “parece” que entre los grupos terroristas atacar a los cristianos reunidos los domingos en los lugares de culto se ha convertido “en un método particularmente eficaz para la difusión del odio y del miedo”. “La vileza de la violencia contra personas inermes reunidas pacíficamente para rezar es incalificable”, subrayó Lombardi.