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Bajo la punta de los icebergs

CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Bajo la punta de los icebergs

Bajo la punta de los icebergs

Eduardo Hernández Carrillo

Todos hemos escuchado mencionar la palabra iceberg. Pero más allá de la primera imagen que nos venga a la mente (como el Titanic), hay mucho que aprender acerca de estos trozos de hielo y su función en los mares; tanto, que aplicaría bien decir que sólo conocemos “la punta del iceberg”.

La palabra iceberg tiene sus orígenes del término holandés is berg, que literalmente significa ‘montaña de hielo’. Los icebergs son trozos de hielo flotando en el mar, con una variedad de tamaños que van de los pocos metros a las decenas de kilómetros. Para las generaciones actuales es común relacionarlos con dos sucesos: el hundimiento del Titanic (tan célebre en la cultura popular que incluso se han filmado varias películas al respecto) y el cambio climático, este último más presente en nuestra mente debido a la globalización de la información y la preocupación general por todo relacionado con el planeta. Pero ¿qué hay realmente detrás de un iceberg?

Lo primero es decir que están hechos de agua dulce, y que su origen radica en un proceso de aglomeración de la nieve que cae y se comprime. Se pueden formar en los glaciares o bien en los polos.

En los glaciares

Un glaciar es la acumulación de hielo sobre la superficie terrestre, cuya elaboración se da paulatinamente invierno tras invierno. Imaginemos que año con año caen tres centímetros de nieve y durante el verano se descongelan únicamente dos. Quiere decir que al paso de cientos de años podríamos tener una capa de hielo muy gruesa. Cuando dicha capa no puede soportar su peso en sí misma, se desprende un segmento y lanza ese excedente al océano: es entonces que tenemos un iceberg.

En los polos

La formación de icebergs en los polos es muy similar, aunque aquí la acumulación de hielo no ocurre sobre la tierra, sino en los mismos polos, cuyas capas de hielo flotan en el mar y de vez en cuando se fragmentan, generando icebergs.

MÁS ALLÁ DE LO EVIDENTE

Aunque la mayoría de las personas no ha visto ni verá un iceberg frente a frente, estas masas de hielo son parte de la cultura popular. Prueba de ello es la frase “sólo es la punta del iceberg”, que se utiliza para referirnos a que nada más podemos ver una parte de un problema o un asunto en particular. El dicho se generó a partir de un descubrimiento: en efecto, por más grande que parezca un iceberg, sólo vemos una fracción de su volumen total. Esto se debe a un fenómeno físico muy sencillo, cotidiano, y al que no solemos prestar atención: el hielo pesa menos que el agua.

Una forma de entenderlo es observar un vaso con alguna bebida que contenga un cubo de hielo. Si usted midiera con cuidado qué parte del cubo se encuentra fuera del líquido, la medición le mostraría que sólo una décima parte no está sumergida. Y es que la densidad del hielo es menor a la del líquido. Si tuviéramos un recipiente de un metro cúbico de agua de mar pesaría 1,025 kilogramos, mientras que si fuera de hielo puro pesaría 920 kilos. De esta manera, si contemplamos un iceberg flotando, podemos calcular sin problema su tamaño total.

Los icebergs son de tamaños muy variados; la parte que sobresale de la superficie suele rondar entre uno y hasta 75 metros sobre el nivel del mar. No obstante, ha habido casos excepcionales, por ejemplo en 1958 se descubrió cerca del norte del océano Atlántico uno de 168 metros de altura: lo que mide un edificio de 55 pisos.

Es precisamente en los mares del norte y del sur que la presencia de icebergs es más común. Normalmente las corrientes los conducen hasta zonas más cálidas, donde poco a poco se descongelan y reintegran así agua dulce a los océanos. Esta característica en particular hace que ayuden a la función reguladora de la salinidad de los mares.

EL LEGADO DEL TITANIC

El estudio de los icebergs es de suma importancia para las rutas náuticas. Hoy en día los expertos saben muy bien cómo se trasladan por el océano en una temporada típica, a diferencia de principios de siglo XX. Ese desconocimiento fue el causante del hundimiento del Titanic, en el cual murieron 1517 personas en abril de 1912, siendo el peor accidente naval hasta el momento.

Fue precisamente a raíz del naufragio que se generó un programa para monitorear los icebergs, reportar su ubicación y darles seguimiento. En noviembre de 1913 se efectuó en Londres una conferencia internacional de seguridad de la vida en el mar, y en ella se integró un equipo internacional de patrullaje de hielo. Hoy en día los Estados Unidos vigilan los icebergs mediante un centro especializado en esa área; igualmente varios países al norte y al sur del planeta tienen su propios programas de monitoreo, muchos de ellos a través de satélites.

HIELOS CON MISIÓN

Se considera que los icebergs deberían de tener una tasa de formación y desintegración constante, sin embargo actualmente sabemos que el clima de nuestro planeta varía cada temporada con cambios sutiles afectando todo el globo. De hecho la aparición de témpanos de hielo cada vez más grandes y frecuentes es el estandarte de los ambientalistas en el cambio climático, quienes señalan la reducción considerable de la elaboración de hielo y por ende la reducción de los polos. Una emblemática referencia de ello ocurrió en febrero de 2010, cuando un trozo de hielo de 290 kilómetros de largo por 35 de ancho se desprendió del glaciar Mertz (al este de la Antártida). Un segmento tan grande podría bloquear la circulación de las corrientes de agua y así generar cambios significativos. Tomemos en cuenta que el líquido congelado en los polos establece el nivel del mar: si los polos se derriten ese nivel se verá afectado, al igual que la circulación del agua por las corrientes marinas que determinan la salinidad y por ende la vida en el océano.

Sin duda la interacción del ser humano con su medio, aunada a los avances científicos, ha hecho posible que cada vez tengamos más claro el papel de nuestra especie como generadora de transformaciones a veces positivas, a veces negativas. Como ha quedado expuesto la proliferación en el número de icebergs refleja el impacto del cambio climático. Es importante que entendamos que dicho fenómeno no es un problema a futuro, sino una realidad actual, la cual no afecta sólo a los humanos sino a la enorme diversidad de seres con la que compartimos el hogar llamado Tierra. Y al ser la única especie con inteligencia superior, nos corresponde ser los salvaguardas de toda la vida.

Correo-e: eduardo@planetariumtorreon.com

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