Aunque el sistema bancario mexicano se encuentra sólido, robusto y con indicadores de capitalización bastante estables, aún no logra recuperar los niveles de rentabilidad pre-crisis, consideró Fitch Ratings México.
El director de Instituciones Financieras de la firma, Alejandro García García, señaló que a pesar de que los retos de los bancos mexicanos prácticamente son los mismos desde 2008, desde el punto de vista interno, éstos mantienen niveles positivos.
Opinó que las instituciones bancarias todavía están en un proceso de recuperación, y prueba de ello son los indicadores de rentabilidad que en la última crisis económica se vieron afectados, sobre todo por el deterioro en la cartera de tarjetas y mayores costos por crédito.
En entrevista, reconoció que hay una reversión hacia menores costos crediticios (menores cargos por reservas ante el saneamiento de buena parte de sus carteras) que se refleja en un mejoramiento gradual de la rentabilidad, “pero sigue estando por debajo de lo que eran los niveles pre crisis”, admitió.
De acuerdo con las estadísticas de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), en 2007 el Retorno sobre Capital (ROE) de la banca mexicana –que revela las ganancias de la institución sobre el total de lo invertido- ascendía a 20.85 por ciento, mientras que para cierre de 2011 este indicador se ubicó en 12.51 por ciento.
En el caso de las utilidades, en 2007 sumaron 79 mil 225 millones de pesos, las cuales un año después bajaron hasta 55 mil 935 millones de peso, iniciado su recuperación a partir de 2009 y llegar a 71 mil 855 millones de pesos al cierre del año pasado, por debajo a lo observado hace cuatro años.
Previo a la 75 Convención Bancaria, García García afirmó que la rentabilidad también se ha visto afectada por un escenario de tasas relativamente bajas, en un entorno previo a la crisis, con una tasa de interés de referencia de 4.5 por ciento, lo que “en buena medida restringe el desempeño de los bancos”.
Otro de los pilares de un banco en general es su liquidez vía depósitos y en la banca mexicana aún se observa un descalce entre el activo y el pasivo, toda vez que los activos suelen ser de mayor plazo que los pasivos, dijo.
En este entorno, abundó, también es fundamental continuar con el monitoreo de la cartera, pues la calidad de los activos aún es fundamental, sobre todo en un entorno macroeconómico que presenta retos significativos a nivel global.
En el caso de México, sostuvo que la economía, el empleo y el ingreso permanecen en niveles bajos con sus debidas implicaciones, pues por un lado limita el crecimiento del crédito, pero se tiene la ventaja de que el crédito bancario aún es relativamente bajo respecto al Producto Interno Bruto (PIB).
Eso hace que aun cuando la economía no crezca a tasas muy altas, el crédito pueda avanzar a tasas significativas mayores a lo que crece el PIB, sin que ello represente un riesgo significativo para la estabilidad del sistema bancario, aclaró.
Respecto a los bancos de último ingreso al sistema, el directivo de la calificadora admitió que éstos son de la generación de la crisis, pues la mayor parte se encuentra en un entorno de adversidad para los sectores financieros en general.
Estos bancos definitivamente tienen retos adicionales al resto de las instituciones, que ya están consolidados, han pasado por distintas etapas del ciclo económico, por más de una crisis y han demostrado que su modelo de negocio ha sido resistente en todos estos entornos cambiantes.
Explicó que la mayoría de los nuevos bancos aún reportan resultados muy bajos o negativos, indicadores de calidad de activos y de capital bastantes débiles, que por las pérdidas están más estrechos que los del resto de la banca.
Entonces, dijo, definitivamente el reto de estos bancos es consolidar su modelo de negocios, encontrar una ventaja competitiva que los haga ser precisamente una alternativa especializada para algunos de sus clientes.
En cuanto al cumplimiento de las nuevas reglas de capital, expresó que están en una mejor posición quienes están asociados a una empresa o tienen accionistas con la flexibilidad o interés de proveerle recursos para consolidar su modelo, aún bajo reglas de operación más rigurosas.
Alejandro García descartó cualquier implicación negativa directa para los bancos en México, sobre todo en el caso de los dos bancos españoles que tiene dos de los jugadores más importantes en el país, como son BBVA Bancomer y Santander.
Aun cuando sus casa matrices enfrentan las dificultades de la adversa situación que atraviesa España, su país de origen, no sólo por su deterioro económico y por ende de la calidad de sus activos, pues también hay requerimientos más rigurosos de capital de reservas, BBVA y Santander han tenido la capacidad de adaptarse y contar con una diversificación geográfica, puntualizó.